Ideario

 

 

U

UTOPIA

 

 Lo novedoso de la utopía es el aspecto que le da origen y es justo el hecho de que procede o se gesta en una insatisfacción fundamental respecto de las condiciones que prevalecen en una determinada sociedad, o en la sociedad mundial en sí; esta insatisfacción, o esta úlcera de inconformidad, lejos de ser un simple sentimiento individual, constituye la fuente de un movimiento que nos impulsa a restablecer la armonía entre lo que juzgamos justo y equitativo y la realidad actuante que vivimos. Por ello, el esquema propuesto en la utopía buscará siempre enmendar el viejo orden en aquellos puntos que nos constituyen inconformidad o desagrado; podemos incluso en la utopía negar cualquier tipo de legitimidad de la realidad vivida, e incluso privarla de reconocimiento o negarla como tal y en tanto es algo que no debiera ser, en caso de ser injusta, podemos ignorarla al grado de hacer como si no existiera, dando origen a un orden en el que nos sea más factible reconocernos. La utopía nos permite visualizar lo deseable social que presupone la ruptura de lo ya establecido, para poder proyectar o idealizar otros distintos.

 

 Ser realista no significa prescindir de la utopía; creo no es posible vivir sin ella; no es malo, creo también, anhelar una sociedad ideal como guía clave para el logro de las más elementales aspiraciones humanas incluso aún cuando estemos seguros de que nunca las podremos lograr o alcanzar; utopía jamás será sinónimo de ilusionismo, el llamar “iluso” a quien cree en la utopía es el arma que utilizan las mentes degradadas y mañosas que buscan crear el desánimo en las mentes pensantes para consolidar sus torcidas y nada legítimas hegemonías de clase, entiéndanse en términos económicos y fundamentalmente ideológicos; es el arma que utilizan los vivales que se oponen a ser desenmascarados; el arma que utilizan quienes alejados de toda razón desean que la realidad vivida, por satisfacerles a plenitud, siga permaneciendo aún cuando afecte el sentir, el pensar, la vida en sí, de las grandes mayorías humanas.

 

 En nuestros tiempos ser realista ¿significa aceptar las condiciones actuales que prevalecen en el mundo?, ser realista, ¿significa aceptar las guerras, la violencia contra las mujeres, la explotación de menores, el narcotráfico y la farmacodependencia, la inseguridad pública, la falta de creatividad de los partidos políticos, la saña del secuestro, la deuda externa, el maltrato de inmigrantes, las ideologías extremistas, el fundamentalismo, el terrorismo, la xenofobia, la discriminación racial o por razones de sexo y doctrinas ideológicas, la carrera armamentista, la ineptitud de los hombres de Estado, la corrupción en cualquier orden, el fanatismo político y religioso, la miseria, el hambre, la insalubridad, el analfabetismo, la prepotencia de los gobernantes y servidores públicos así como de líderes poseedores de inteligencia estrecha y enanismo mental, sólo porque las cosas son así y no pueden ser de otra manera?; si eso es realismo, gracias no, soy entonces el más fiel defensor de la utopía.

 

 La utopía es, en cierto modo, rebeldía, es la posibilidad de tomarle la medida y el pulso a la realidad; muy diferente es asumir la realidad, reconociendo que ésta existe, que aceptar la realidad a ciegas aún cuando ésta se oponga a los más elementales derechos del hombre.

 

 La utopía es la visión de un mundo ideal que busca transformar lo que no opera, lo que es ya intolerable, el problema estriba en la falta de voluntad humana para hacer realidad viviente aquello que, por interpósitas voluntades, el hombre considera que es prácticamente imposible; lo deseable social se construye como la ruptura con ciertos aspectos de lo ya vivido pero, también, con la proyección o idealización de otros.

  | A | | D | E | F | G | H | I | J | L | M | O | P | R | S | U | V |