Ideario

 

 

I

IDEOLOGIA

 

 La ideología es ese mecanismo que se expresa por medio del lenguaje, de los sistemas y formas de gobierno, las filosofías e incluso las doctrinas religiosas, para ofrecerse como instrumentos legítimos, y aún necesarios, para la vida del hombre; aún cuando en la realidad no es sino la máscara que disimula los intereses de quienes defienden la insana explotación humana en aras de sus propios fines e intereses.

 

 En sí, la ideología viene a ser el conjunto de creencias que definen a un determinado grupo social; en esencia, la ideología –en sentido puro y estricto del término-, no es cosa mala, aún en el seno de un mismo grupo social, aparentemente definido y homogéneo, las existen diversas; incluso al interior de una misma ideología se hacen presentes diversas direcciones. El problema está, justamente, cuando ésta es utilizada con fines hegemónicos al interior de una sociedad o al exterior de ella (efectos centrípetos y centrífugos, respectivamente) en busca del dominio, el sometimiento o la explotación humana.

 

 La ideología deviene de la necesidad de dar cuerpo y forma a esas representaciones coherentes en las que una clase social se reconoce y de las que se sirve en su lucha contra otra clase para imponer su dominio; pero también es cierto que ordena nuestras interpretaciones de la realidad; de hecho, la ideología es la síntesis de esa interpretación; pero es necesario dejar bien claro que la interpretación de la realidad solamente tiene sentido en la medida en que puede transformar esa realidad hacia una sociedad más libre, más justa y, sobre todo, más racional. Así, si una ideología no busca estos elementales preceptos, aún cuando define posiciones de grupos, no encuentra legitimidad y su imposición es, bajo cualquier postura, una manera de someter los pensamientos y reprimir la libre manifestación de las ideas.

 

 

INDEPENDENCIA

 

 Cuán cierto es que requerimos de muchos cambios, no de palabras de mensajes; de cambios, sí, pero en los cimientos espirituales de todos los habitantes del planeta, para ser más concientes, más congruentes en el decir con el hacer y el vivir diario entendiendo que hoy la independencia no debe ser entendida como una atribución eminentemente regional o nacional, ni como aislacionismo, sino dentro de la óptica misma de la globalización y la universalización en que los colores, las convicciones o las religiones, no constituyan barrera alguna para aceptar que la verdadera independencia, hoy, se sitúa fundamentalmente en la soberanía del raciocinio.

 

♦ Hoy, los conceptos de independencia y libertad, deben ampliar y enriquecer nuestra interpretación de la realidad y exigirnos una rigurosa interpretación también de la crisis contemporánea; una crisis que presupone, desde Hiroshima, la posibilidad y la probabilidad de la destrucción de la  vida; una crisis que plantea, desde Nagasaki, el sometimiento de la ciencia a la destrucción; una crisis que confirma, desde Bosnia Herzegovina y Somalia, la desesperanza humana; una crisis que nos recuerda, desde Cuba, que la “pureza ideológica” no constituye el maná capaz de alimentar cuerpo y espíritu. 

 

 

INTEGRACION REGIONAL

 La integración regional, elevada a su máxima expresión en el pensamiento bolivariano, resurge hoy con otra connotación, bajo otro esquema, en otros tiempos, con otros actores. Lejos de actitudes hegemónicas, las naciones poderosas deben coadyuvar más en la cooperación en el interdependiente mundo en que vivimos. Los proyectos de integración regional se traducen, hoy, en retos de dimensiones incalculables para sus partes; a veces la oscura sombra de la desconfianza, tan comúnmente presente en las mesas de negociaciones de corte internacionalista, parece no difuminarse ofreciendo visiones que nos presentan mayores magnitudes de riesgo que de éxito; las naciones entonces se encuentran ante la disyuntiva de actuar bajo el efecto de la inercia o bien atendiendo a la idoneidad temporal.

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