FEDERALISMO
♦ Es evidente, que nuestra práctica política dio al federalismo una dinámica centralizadora que permitió durante una larga fase histórica multiplicar la riqueza, acelerar el crecimiento económico y el desarrollo social y crear centros productivos modernos. Pero hoy sabemos bien que esa tendencia ha superado ya sus posibilidades de tal manera que la descentralización se ha convertido en una grave limitante para la realización de todo proyecto nacional.
♦ El federalismo, en toda su dimensión, precisa del fortalecimiento municipal; estando fuertes los municipios, lo estarán también los Estados y, por consiguiente, la federación. México puede y debe crecer con la participación activa de la totalidad de sus municipios; sólo municipalizando podremos multiplicar la fuerza del desarrollo nacional; sólo descentralizando podremos concebir más claramente la democracia; sólo democratizando podremos definir el sentido mismo de una real “política moderna”, concepto éste que lejos de constituir ya una quimera debe traducirse en ese proceso permanente que exige la participación abierta, y libre de pasiones, en todos los ámbitos relacionados con nuestras sociedades actuales; sólo de esta manera podemos justificar el alto cometido moral y espiritual de la política, alejado de aquéllas falsas concepciones que la sitúan como un simple juego electoral, la lucha por el poder, o el sofisma de “el arte de gobernar”.
FIGURA PUBLICA
♦ El hombre público, el hombre de Estado, el político para entendernos mejor, parece olvidar hoy el aspecto primordial que envuelve a esa actividad que debe elevar el hombre al servicio de sus semejantes y que es la política: la humildad, elemento éste capaz de dar la visión, la autoridad moral y la fuerza espiritual necesaria para afrontar los difíciles tiempos que nos aguardan ya a la vuelta de la esquina.
♦ Los hombres de Estado, los políticos, las figuras públicas, deben dar confianza y seguridad a los comunes que gobiernan, enseñarles la democracia pero con acciones, deben complementar a un mundo que se aprecia incompleto porque parece que hoy la razón se aleja de la actividad política.