La Fundación

Nuestro tiempo exige una nueva definición de los liderazgos, exige también de una nueva definición de la cooperación y la solidaridad al interior de las sociedades y, desde luego, del sistema internacional; es fundamental que los gobiernos así como la sociedad civil y el sector privado trabajemos juntos en pro de un bien colectivo mundial.

Vivimos en una era en la cual las relaciones internacionales ya no están dominadas por los Estados como actores únicos. Los participantes incluyen a las organizaciones no gubernamentales, a los parlamentos nacionales, a las compañías privadas, a los medios de comunicación, a las universidades, a los intelectuales, a los artistas y a cada mujer y a cada hombre que se considere parte de la gran familia humana.

En los últimos años el sector de la sociedad civil, compuesto por organizaciones no gubernamentales, grupos confesionales, sindicatos, agrupaciones indígenas, organizaciones de caridad, grupos comunitarios y fundaciones, entre otros, se ha convertido en un actor crucial en el desarrollo internacional. Es incuestionable que el tamaño, alcance y capacidades de la sociedad civil se han fortalecido sostenidamente gracias a la recuperación de los gobiernos democráticos en todo el mundo. Es así que las organizaciones de la sociedad civil han incrementado su influencia y capacidad de participación en la formulación de políticas públicas globales. Y es así porque la colaboración entre la sociedad civil, los gobiernos y el sector privado contribuye significativamente a mejorar las iniciativas destinadas a promover el crecimiento económico y el desarrollo social sostenible. En particular, la sociedad civil juega un importante rol en el desarrollo debido a que en nuestro tiempo:

 Debe velar por que los gobiernos escuchen la opinión de las personas pobres y marginadas y la tengan en cuenta a la hora de tomar decisiones en materia de políticas;

 Debe promueve la responsabilidad y transparencia del sector público al exigir insistentemente la aplicación de medidas de buen gobierno;

 Debe crear una base común para el diálogo por medio de enfoques participativos que fortalecen las estrategias de desarrollo nacional y las iniciativas de reducción de la pobreza;

 Debe contribuir con conocimientos y experiencia técnica, así como con soluciones innovadoras y económicas, para solucionar los problemas locales; y

 Debe colaborar con los gobiernos en la prestación de servicios sociales, en particular en contextos de gobernabilidad frágil o posterior a un conflicto.

La Fundación Felipe Díaz Garibay, que se constituyó formalmente el martes 10 de noviembre de 2009, es el resultado del encuentro de su Presidente Fundador, a través de la representación legislativa, con un pueblo al que lo acosan todavía muchos pendientes; es una organización en la que participan quienes tienen claro que el vivir implica ser solidarios con los demás, en apego a sus formaciones y causas enfocadas en el trabajo por un mundo mejor donde sean rebasadas las visiones de los gobiernos ciegos e ignorantes que aplauden los vicios y denigran las virtudes; las sociedades exigen resultados y poco se identifican ya con la idea que de la democracia les ofrecen los partidos y gobiernos ausentes de su realidad.

Porque la paciencia de los pueblos tiene límites, no hay momento para treguas.

Como lo reconoce la propia Organización de las Naciones Unidas, una organización no gubernamental es cualquier grupo no lucrativo de ciudadanos voluntarios, que está organizada a nivel local, nacional o internacional. Con tareas orientadas y dirigidas por personas con un interés común, las organizaciones de la sociedad civil realizan una variedad de servicios y funciones humanitarias, llevan los problemas de los ciudadanos a los Gobiernos, supervisan las políticas y alientan la participación de la comunidad. Proveen de análisis y experiencia, sirven como mecanismos de advertencia temprana y ayudan en la supervisión e implementación de acuerdos internacionales.

Por ello, tenemos como objetivo esencial la promoción del desarrollo tanto físico como espiritual de toda clase de hombres y mujeres y su más plena integración en la comunidad, estimulando y defendiendo los derechos y aspiraciones más legítimas de los ciudadanos enfocados en las manifestaciones de las letras, el arte, las ciencias, las tradiciones regionales y locales, el tesoro artístico y cultural de México y otros países así como la capacitación humana, técnica y profesional y, en general, todo cuanto suponga una idea de progreso, bienestar y justicia.

La nuestra es una organización de carácter benéfico y cultural, sin fin lucrativo y de naturaleza permanente que, debidamente protocolizada, cuenta con el reconocimiento oficial del gobierno mexicano a través del Registro Federal de las Organizaciones de la Sociedad Civil.