Ejemplos de vida

                           María Guadalupe Garibay Barajas, mi madre                          


Esta extraordinaria mujer que me dio el ser, ya quien disfruté por 35 años de mi vida, fue capaz de darlo todo por mí; con sapiencia supo formarme bajo un esquema de vida fincado en la humildad, en el silencio de ser ella y yo solos contra el mundo;de vivir las pruebas con fortaleza, de disfrutar la pena por ser la más alta de las formaciones, de darlo todo porque es cumplir a plenitud, de caminar lento para dejar huella, de dar amor para trascender, de vivir el llanto para limpiar los caminos , de morir porque también es enseñanza. 

 

Aún cuando físicamente ya no está conmigo, su recuerdo representa la energía que me levanta en las caídas, la lágrima que me permite clarear mis pensamientos, la luz que me guía hasta los confines de mi pensamiento donde entiendo la profundidad de ese compromiso que, por el hecho de haber nacido, tengo con la humanidad entera. Jamás me cansaré de gritarle en este patio de la vida donde un día me dejó muy solo y donde pacientemente espero, soportándolo todo, llegue el momento de estar juntos de nuevo para siempre y, ahora sí, para nunca más decir adiós.

                                    Don Juan Carlos y Doña Sofía, Reyes de España                                               

Lo tuve frente a mí en un periódico, hace ya mucho tiempo; 6 años eran una edad difícil para esclarecer las ideas en un infante que solo pensaba en sus tareas escolares o dibujar con sus crayones. Recorte esa foto, donde aparecía junto a su extraordinaria mujer, Sofía de Grecia, la juventud en pleno, recién casados; más tarde, comprendí el contenido de la nota, hablaba del futuro Rey de España; coleccioné más recortes, y los guarde celosamente por años, algo inexplicable me atraía a hacerlo. 

 

Pasaron los años y encontré en él un extraordinario ejemplo de vida, como humano, como padre, como estadista. Lejos de admirar a figuras del espectáculo o del deporte, mi niñez, mi pubertad, mi adolescencia y mi juventud, only for referir algunas etapas cronológicas de mi existencia, transcurrieron teniendo a Don Juan Carlos de Borbón y Doña Sofía de Grecia como las figuras que caracterizaron mis sueños diurnos, esos que asaltan a aquéllos que, como yo, aún creen y tienen esperanza. No sé si fue una inquietud de niño, de puberto, adolescente y joven, pero de lo que sí estoy seguro es de que Don Juan Carlos y Doña Sofía han representado para mi esa razón que alimenta mis afanes y ejemplifica a cada paso y desde mi propia óptica, lejos de cualquier ficción,

Silvia Hernández Enríquez   


Inexplicablemente, cuando iniciaba mis estudios universitarios, le seguí mediante sus apariciones en la prensa, siempre me pareció una mujer extraordinaria y gran talento, capaz de superar grandes pruebas; inexplicablemente, también, el destino me llevó hasta ella y vivir una experiencia altamente formadora: su elección como Senadora del Estado de Querétaro en 1982 y, posteriormente, vivir a su lado la enseñanza de una alta escuela política. Ella me da las bases del verdadero significado del servicio público.Ella y su colaboradora incansable Haydee Stanford Best moldean la piedra bruta y he de reconocer que profunda fue la huella que dejaron en mi vida. 

 

Silvia Hernández Enríquez, en momentos de grandes vicisitudes de mi vida, salva mis estudios universitarios. Ser testigo del ir y venir de su trabajo político me configuran esa parte de mi esencia que me hace visualizar el trabajo político como un todo interdisciplinario, multifacético, profundo y de gran alcance. La viví intensamente, en sus intervenciones, en su manera de ser y en la paz y seguridad que me brindaba la sonrisa con que siempre se dirigía a mí. Debo admitir, que su presencia fue una de las más bellas e incuestionables intromisiones del destino en mi vida, que me hizo crecer y visualizar el mundo de una manera totalmente distinta, de reafirmar mi esperanza y de sentido que no todo había terminado para mí, sino que apenas todo comenzaba.

 Indira Gandhi


Mujer de gran reciedumbre y enorme talla espiritual, que tuvo bien claro lo que haría en su vida, y lo hizo, lo que indudablemente la llevó al sacrificio. Indira Gandhi, supo tener presencia en el sistema internacional como una estadista de gran talla que enfrentó grandes retos y siempre creyó en un mundo distinto, en paz y en absoluta justicia. Seguí su vida y obra y alguna vez la tuve cerca.

 

Estoy convencido de que Indira Gandhi, representa una de las pocas figuras mundiales que justificó plenamente su existencia no solo ante la historia y su propia conciencia, sino incluso ante sus mismos adversarios.

Mis mentores predilectos


A ustedes que no tienes rostro, ni nombre, pero sí una extraordnaria e inconmensurable dimensión espiritual, y son esencia y presencia y por ello nunca me abandonan, solo puedo decirles: gracias por estar conmigo, gracias por su fuerza, por no dejarme sobre todo en los momentos en que mi materia flaquea, cuando la maldad, el egoísmo y la hipocresía del humano aparecen para intentar arrojarme a los abismos.  

 

Gracias por ser esa vocecita interior que me hace sentir ese amor especial por la Creación, por hacerme ver que el amor tiene connotaciones más profundas y cuyo rostro he visualizado siempre en una humanidad feliz, en un mundo sin dolor, en un mundo igualitario, en paz y en total justicia.

 

Gracias por hacerme buscar la plena justificación de mi existencia, seguro de que en el momento en que tenga que dejar este planeta, no se me juzgará por la cantidad de trabajo que haya hecho, sino por el peso de amor que haya sido capaz de poner en él.

Gracias, por hacerme pensar y ser totalmente libre.

       Virginia Garibay Barajas, mi tía      

                 

Mi madre me decía: "... mira hijo qué hermosas estrellas están allá en el cielo ... un día los dos juntos caminaremos entre ellas y nunca nos separaremos ..."

 

Tú, a la vez, me decías casi a diario: "... hijo no quiero morir y dejarte, tú eres lo único que aquí me detiene porque sé que el día que me vaya te vas a quedar completamente solo ... Sólo por tí lucho, sólo por tí me aferro a la vida ... "

 

He tenido en ustedes a las dos madres más hermosas, con el alma y el corazón más grandes. Mi madre supo parirme como toda una Reina y tú coadyuvaste en mi formación, me cuidaste y protegiste como la más grande potestad.

 

Mi madre y tú se han marchado, pero de ustedes dos, de ambas sí, aprendí tantas cosas. Me enseñaron con gran sutileza a mirar al cielo y darme cuenta de lo cercano que está, de lo enorme y grandioso que es, de su inconmensurable espacio y su extraordinaria eternidad. Me enseñaron a verlo con calma y ojos serenos y estar cierto de que allá y más allá está lo que fuimos, lo que somos y lo que seremos.Me enseñaron a ver al cielo con la única y fiel esperanza de ver un rostro, de escuchar una voz quedita, como un susurro en mi conciencia que me diga "aquí estoy, no me he ido ... te quiero ..."

 

Mi madre y tú me enseñaron a mirar al cielo para encontrar el sentido de mis renuncias, de lo que es lejano, de lo que no es, de lo que se ha marchado y que en un sitio alterno espera por mí porque ha sido el único verdadero amor que he tenido. Me enseñaron a mirar al cielo en paz en el silencio absoluto de la noche para buscar y buscar y con ello acortar el tiempo y la espera pero, ante todo, para que yo esté cierto de la trascendencia del verdadero amor y sepa que desde él siempre habrá alguien contemplándome y cuidando de mí a través de todas y cada una de esas luces que desde lo alto aguardan por mí para un día, junto a ustedes, confundirme entre ellas.

 

Mi madre y tú me enseñaron a mirar al cielo, con calma y ojos serenos, para estar cierto de que es la única manera de paliar mi soledad y hacer vibrar mi corazón en espera de su último latido. Me enseñaron a mirar al cielo para constatar que Dios siempre está aquí, a mi lado y que como obra suya soy una chispa de su misma luz, en efecto de esa que contemplo en todas las estrellas y de esa que ustedes dos dejaron en lo más profundo de mi alma.

 

Pero yo sé que más allá del bien y el mal hay un hermoso jardín y un día yo les veré ahí.