"Una mosca muerta corrompe el ungüento del perfumista, un poco de necedad puede pesar más que la sabiduría y el honor. El corazón del sabio se dirige a la derecha, y el corazón del necio a la izquierda; y así por cualquier camino que el necio vaya le falta el seso y muestra a todos que es un necio... El necio ocupa los más altos puestos y los idóneos están sentados en lugar humilde. He visto a siervos andar a caballo y príncipes andan a pie como siervos" (Ecle 10. 1-3 y 6-7).
"La sabiduría del humilde levantará su cabeza, y lo sentará entre los grandes. No alabes al hombre por su belleza, ni abomines de un hombre por su aspecto. Pequeña es entre los alados la abeja, pero su fruto es el más dulce. No te gloríes por los vestidos que te cubren, y en el día de la gloria no te ensalces; que son admirables las obras del Señor, y sus obras son secretas para los hombres. Muchos tiranos acabaron por sentarse sobre el suelo y en cambio quien no se pensaba llevó la diadema” (Eclo 11. 1-5).
¿Servirá de algo la entrega de candidatos? ¿La lucha por causas legítimas? ¿Buscar justificar nuestras existencias con un trabajo político digno y en pro de banderas de lucha bien definidas, producto de profundas úlceras de inconformidad? ¿El desvelo y la pasión por la política? ¿Creer en un mundo distinto si el propio mundo se obstina en seguir teniendo los ojos inyectados de tanta maldad, tanto egoísmo, tanta hipocresía, tanta guerra y tanta sangre?
Sin embargo, debemos aprender a ver este mundo con calma y ojos serenos.
Debemos también aprender a convivir con tantos gobiernos ciegos e ignorantes, que seguirán poniendo debajo del dosel la soberbia y entre prisiones la humildad; que seguirán aplaudiendo y lisonjeando los vicios y denigrando las virtudes; que seguirán desacreditando a la sabiduría y autorizando a la ignorancia.
Llevo conmigo la enorme satisfacción de haber convencido, de acuerdo a los resultados oficiales, a 20,885 conciencias; la votación más alta entre los candidatos de mi partido a Diputados en el Estado; por ello, digo a mi pueblo:
¡Gracias Venustiano Carranza, hiciste lo que pudiste o hasta donde te dejaron hacerlo!
¡Gracias Vista Hermosa!
¡Gracias Briseñas!
¡Gracias Pajacuarán, estuviste enorme!
¡Gracias Régules!
¡Gracias Marcos Castellanos, sí pudiste!
¡Gracias Jiquilpan!
¡Gracias Sahuayo, siempre te llevaré en mi corazón pues en tu tierra pude ver la primera luz del mundo y, sobre todo, gracias por esa noche del miércoles 10 de noviembre del 2004, ahí sí te sentí aunque en ella me remonté al pacto del Monte de los Olivos!
Las cosas no han cambiado. Mi Cruzada Distrital por la Democracia llegó a su fin; debo admitir que siento ahora una extraña nostalgia; sé que fue esta la última vez que me presenté ante mi pueblo y, por ello, de buena gana le pediría al tiempo que volviera; llevo conmigo el bello recuerdo de haber caminado por brechas y veredas, caminos y carreteras, rancherías y colonias, pueblos y ciudades; de sentir la vibración de mi gente, de vivir su soledad, su pobreza y su desesperanza; lo admito, llevo conmigo ahora una pesada cruz que a muchos pude quitar con una sonrisa, con una mirada de amor, con una mano sincera; puedo con ella, porque en mi interior está el Cirineo que me hace más ligera la carga, ese Cirineo es mi espíritu, mi fe, mi amor por la humanidad; ese Cirineo es la tranquilidad de mi conciencia que me hará el día que tenga que partir a mi galaxia, a ese rincón del universo que mi Padre me tenga destinado como premio o castigo por mis acciones terrenales, cerrar los ojos y dejar que mi corazón cese de latir con toda esa carga de caridad reprimida, completamente en paz, con la certeza de poder decir: ¡he cumplido!