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Almuerzo ofrecido con motivo de la conclusión de su encargo como Diputado Federal integrante de la LX Legislatura del Honorable Congreso de la Unión.
Casa del Padre J. Trinidad Barragán, Sahuayo, Michoacán, México, sábado 29 de agosto de 2009.
Al término de la Misa de Acción de Gracias en la Parroquia de Santiago Apóstol, a las 14:30 horas, el Diputado Federal Felipe Díaz Garibay se dispuso a esperar a sus invitados a la entrada de la casa del Padre J. Trinidad Barragán ubicada en el centro de la ciudad de Sahuayo, Michoacán. Uno a uno los recibió y saludo y el personal encargado de atenderlos, les condujo hasta su lugar.
Se trataba ya del último evento de Felipe como Diputado Federal, representante del Distrito 04 del Estado de Michoacán, el último festejo, el último encuentro con los suyos todavía con esa investidura.
Con un lleno total, donde se dieron cita indígenas, gremios, organizaciones sociales, empresarios, académicos, servidores públicos, Diputados Federales y Locales, el encuentro estuvo lleno de sorpresas.
La parte musical y coreográfica estuvo al cargo de la Banda de Música Tradicional de Capacuaro que trajo el M.V.Z. Pedro Barrera Pérez, Delegado de la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, el Grupo de Danza de los Viejitos Bailadores de Jarácuaro que trajo Don Arturo Leal Pinto, empresario patzcuarense y el Grupo de Güaris de Tingüindín encabezado por Doña Carmen Rivas Martínez. Y como complemente de ello, un sencillo menú, fue suficiente para que en la vieja casona de Guerrero y Abasolo en el centro de la ciudad de Sahuayo se vistiera de gala gracias a la anuencia que para ello diera el Señor Cura de la Parroquia de Santiago Apóstol Don Filiberto Díaz Nava.
Ahí le fueron ratificadas a Felipe múltiples felicitaciones y desde luego reconocimientos por su labor como Diputado Federal ante la LX Legislatura del Honorable Congreso de la Unión; la mezcla de la alegría con la nostalgia, el afecto, nulificaron cualquier sentimiento de despedida; a Felipe se le vio seguro, contento, participativo, estuvo saludando en todas las mesas y compartiendo con todo mundo, poco estuvo en un solo sitio, él tenía perfectamente cierto que esa era, quisiera o no, la despedida de su encargo pues en dos días más la LX Legislatura ocuparía ya sendas páginas en su historia de vida.
Poco más de cinco horas duro el festejo al término del cual Felipe tuvo la oportunidad de agradecer a todos sus invitados su presencia y tener el detalle de despedirlos en la puerta de acceso a la casa tal y como lo hizo en la recepción al inicio.
Así cerraba Felipe un ciclo importante en su vida, ciclo que muchos no valoraron en su justa dimensión, pues acostumbrados a los viejos, arcaicos, obsoletos y petrificados estilos de hacer política, jamás supieron entender la esencia de un Diputado que bien supo ganarse espacios en el propio Congreso, con un trabajo limpio, transparente y reconocido por su Coordinador e incluso por sus compañeros opositores, un trabajo que en todo momento buscó solamente servir al ciudadano, estar con él, entender de sus problemas y buscar las soluciones.
Ese es el estilo de Felipe, un ser humano que se forjó en las aulas universitarias y en el trabajo político fuerte, al lado de grandes figuras, con una alta escuela política que dio forma, carácter y temple indudablemente a un ser controversial, distinto que con toda certeza habrá de trascender con el paso de los años pese aún a los sentimientos encontrados de sus adversarios.♦
Vaya mi más profundo agradecimiento a todos aquéllos que confiaron en mí al depositar su voto a mi favor aquél 2 de julio de 2006, a los que me fueron sinceros pero más a los que, desde afuera y desde la propia casa, me dieron la estocada por la espalda con la actitud del cobarde que esconde el rostro; especialmente por éstos últimos siempre pediré al Altísimo les alivie el infierno mental que viven para que un día, por lejano que sea, conozcan la verdadera luz, aquélla que tiene sus cimientos en el verdadero amor, en el servicio a los demás y en sentirse útil a ellos.
Me esperan los caminos del mundo y el apego absoluto a mi cumplimiento; en ellos llevaré siempre el recuerdo de mi paso por este Distrito, llevaré sus rostros, sus sonrisas, sus reclamos, sus visitas a mi Oficina de Enlace, nuestros encuentros en la calle, todo, absolutamente todo eso que ya está escrito en las páginas de mi historia con tinta indeleble y es así porque en esa tinta van las gotas del sudor de mi humilde esfuerzo, y la esencia de una esperanza que forjé cuando tuve la intención de ser Diputado.
Jamás les dejaré y aunque físicamente ya no estemos juntos, siempre estaré con ustedes aún hasta el final mismo de todos los tiempos.