Discursos

[70] Intervención en la ceremonia de presentación oficial de la “Fundación Felipe Díaz Garibay”.

 

Sahuayo, Michoacán, México, viernes 26 de marzo de 2010.

 

 

Apreciables amigos, distinguida concurrencia;

 

Entrañable amiga y correligionaria Maestra Luisa María Calderón Hinojosa, gracias por estar con nosotros esta noche;

 

Compañeros y amigos Diputado Federal Ricardo Sánchez Gálvez y Local Lourdes Esperanza Torres Vargas;

 

Señor Presidente Municipal de Villamar, Manuel Ceja Ochoa;

 

Señores Ex Presidentes Municipales;

 

Medios de comunicación;

 

Compañeros integrantes de nuestra Fundación:

 

Señoras y señores;

 

Muy buenas noches.

 

Dicen los que saben que tres cosas caracterizan la justificación de la existencia humana y que ellas delimitan el cumplimiento cabal de nuestras existencias: plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo.

 

Debo admitir que habiendo cumplido cabalmente las dos primeras, esta noche, este viernes 26 de marzo de 2010, me apresto ya a cumplir con la tercera; y estoy entregando a ustedes al hijo que han concebido en mi conciencia mis dolores, mis angustias, mis afanes, mis causas y, debo admitirlo también, esas pasiones que por cierto no he aprendido a administrar y que son producto de mi afán por justificar mi existencia ante los ojos de Dios pero también de mi propia conciencia.

 

No ha sido fácil, detrás quedan un cúmulo de vivencias, altamente formadoras, que bien estructuran mi esquema de convicciones y que me convencen a cada día que, en efecto, soy producto de mis propias circunstancias, y la circunstancia que ahora vivo, es el punto donde convergen caminos, experiencias, formaciones e inconformidades.

 

Tres años fueron más que suficientes para convencerme de que la realidad de nuestro país y del mundo, no daban tiempo para treguas ni para imaginar siquiera aquello que quisiéramos hacer y quedara en sentimiento frustrado.

 

Y así encuentro la realidad de mi país, ahí también la del planeta caracterizada por una crisis de alcances verdaderamente impredecibles; una crisis que impacta en la economía, en la ecología, en la política y desde luego en la cotidianeidad inmediata de la vida de los ciudadanos de todo el mundo, y por ello, hace del mundo actual un yermo sembrado de inconformidad y divergencias, espacio propicio para el cultivo de la falta de concordia y abismos insalvables entre los discursos y los hechos.

 

Una crisis que viene de la inmediatez histórica y que presupone desde Hiroshima y Nagazaki la certeza de la destrucción masiva y el sometimiento de la ciencia a la destrucción; que corrobora desde Bosnia-Herzegovina el desaliento humano; que demuestra, desde Zaire y Somalia, el imperio de la carencia de valores; que nos reitera desde Nueva York, Madrid o Londres, el grado de desquiciamiento humano; que nos recalca desde Afganistán  e Irak el uso ruín de la religión como instrumento que justifique el matar en nombre de Dios, que nos reclama, desde muchos rincones de nuestra tierra el urgente rediseño social de México; una crisis que, desde nuestro propio país, donde teniendo los gritos y las querellas como nueva forma de diálogo político, nos confirma el agotamiento de la política.

 

En conclusión, una crisis que nos exige, ya, comprometer nuestros esfuerzos, nuestros mejores ánimos y alientos éticos por la paz y la transformación del mundo hacia una era de esperanza y amor por la vida.

 

Hoy tenemos, me queda claro, demasiadas respuestas anticuadas para nuevos retos, demasiadas demandas sociales insatisfechas.

 

Y es así que aprecio un mundo que se tiñe de oscuridad donde los niños asesinan y son asesinados. Cada vez más Estados se ven sacudidos por casos de corrupción política y económica. La convivencia pacífica en nuestras ciudades se hace cada vez más difícil por los conflictos sociales y raciales; de nueva cuenta toman importante escena en el sistema internacional las ideologías extremas y los fundamentalismos.

 

Y así sucede también que cuando faltan las palabras, el estruendo del cañón con su estampido nos ensordece a niveles globales; es cuando los locos siervos de Marte hacen cantar a sus bombas su canción siniestra, cuando nuestro planeta entero sufre, impotente, por que la situación no nos permite la defensa de tantos inocentes.

 

Estas otras motivaciones fueron suficientes para continuar la lucha, y fue así que gracias a la convocatoria de ciudadanos de esta región integramos una organización diferente y sí muy comprometida con la causa social. Pasaron cuatro meses para cumplir con los requisitos exigibles por el Gobierno Mexicano para contar con presencia dentro del Registro Federal de las Organizaciones de la Sociedad Civil.

 

Seguros de la temática que atendí de septiembre de 2006 a agosto de 2009, nos hemos propuesto dar prioridad a seis áreas de trabajo que resumen un compromiso con México y con la comunidad internacional:

 

La Social, enfocada al desarrollo humano y la atención prioritaria en temas de interés general.

 

La Sanitaria para coadyuvar en la atención comunitaria y en el mejoramiento del espectro sanitario nacional.

 

La Educativa y Cultural para promover, fomentar o desarrollar el estudio de las necesidades del hombre en su realidad individual tanto física como intelectual y espiritual y la conexión del mismo con la comunidad social.

 

La de la Mujer, para promover y estimular la integración y protección de instituciones y organizaciones que persigan el desarrollo de la mujer.

 

La Agropecuaria, para promover la realización de programas de orientación en la producción y mejoramiento de las condiciones del campo mexicano y,  para propiciar la instrumentación de políticas públicas acordes a cada región del país en materia agrícola.

 

Y la Internacional para propiciar, fundamentalmente, el intercambio educativo y cultural a nivel internacional y hacer oir nuestra voz en los foros que fuere necesario en temas globales que requieren de atención inmediata.

 

Señoras y señores, la Fundación que lleva mi nombre se constituyó formalmente el martes 10 de noviembre de 2009 a convocatoria, reitero, de un grupo de profesionistas que evaluaron y avalaron mi trabajo legislativo y de gestión, es el resultado del encuentro de un servidor con un pueblo al que lo acosan todavía muchos pendientes; es una organización en la que participan quienes tenemos claro que el vivir implica ser solidarios con los demás, en apego a sus formaciones y causas enfocadas en el trabajo por un mundo mejor donde sean rebasadas las visiones de los gobiernos ciegos e ignorantes que nos abundan y que ponen debajo del dosel la soberbia y entre prisiones la humildad, que lisonjean y encubren el abuso y desprecian y denigran la virtud; que a la culpa colocan en el trono y a la integridad y la inocencia apremian con el grillete; que a la ignorancia autorizan y a la sabiduría desacreditan. Gobiernos que se escudan en revoluciones mal entendidas, torcidas en su concepto para ocultar sus ilegítimos intereses y negar a sus pueblos las más elementales libertades y el ejercicio pleno de la justicia.

 

Las sociedades exigen resultados y poco se identifican ya con la idea que de la democracia les ofrecen los partidos y gobiernos ausentes de su realidad.

 

Porque la paciencia de los pueblos tiene límites, no hay momento para treguas.

 

Como lo reconoce la propia Organización de las Naciones Unidas, con la que mantendremos un estrecho contacto para el desarrollo de varios de nuestros programas, una organización no gubernamental es cualquier grupo no lucrativo de ciudadanos voluntarios, que está organizada a nivel local, nacional o internacional. Con tareas orientadas y dirigidas por personas con un interés común, las organizaciones de la sociedad civil realizan una variedad de servicios y funciones humanitarias, llevan los problemas de los ciudadanos a los Gobiernos, supervisan las políticas y alientan la participación de la comunidad. Proveen de análisis y experiencia, sirven como mecanismos de advertencia temprana y ayudan en la supervisión e implementación de acuerdos internacionales.

 

Por ello, tenemos como objetivo esencial la promoción del desarrollo tanto físico como espiritual de toda clase de hombres y mujeres y su más plena integración en la comunidad, estimulando y defendiendo los derechos y aspiraciones más legítimas de los ciudadanos enfocados en las manifestaciones de las letras, el arte, las ciencias, las tradiciones regionales y locales, el tesoro artístico y cultural de México y otros países así como la capacitación humana, técnica y profesional y, en general, todo cuanto suponga una idea de progreso, bienestar y justicia.

 

Compañeros que conforman nuestra organización: Apelo a su buena fe, a su entrega, a su compromiso y agradezco profundamente la confianza que han puesto al adherirse a este importante proyecto. Pondré mis mejores esfuerzos para que juntos, sin ventaja alguna para nadie, caminemos en la consolidación de un esfuerzo que, indudablemente, nos habrá de dar grandes satisfacciones y me refiero a nosotros y a quienes se sumen a nuestra causa.

 

No se trata de utilizar reflectores ajenos, ustedes como yo, tenemos caminos recorridos, trayectorias, fines, objetivos y presencia en nuestros propios entornos, no se trata de que nadie quede bien por encima de la afectación de algún interés de otro; sin duda alguna lo que aquí hagamos o dejemos de hacer tendrá repercusión, desde luego, en el bienestar de muchos y en la tranquilidad de nuestras propias conciencias.

Les convoco a que nos abracemos a nuestras verdades y las defendamos en cualquier trinchera, incluso aún sin administrar nuestras propias pasiones; los tiempos actuales requieren de la entrega y no de la tibieza o la cobardía; no temo a las traiciones porque de las que he sido víctima me han fortalecido y muestra de ello es que hoy, a esta hora, estemos juntos iniciando un recorrido mas por los caminos de la vida; de la gente fría y calculadora he aprendido a acrecentar mi enorme caudal de amor, ese amor que puedo dar a los míos y a la humanidad entera porque reconozco el enorme compromiso que tengo con ella por el simple hecho de haber nacido; lo que haremos no será fácil y ya lo podrán comprobar, por ello les pido firmeza, honestidad, sinceridad, desapego al egoísmo, ahuyentarse de las simulaciones y no permitir, en ningún momento, que el ave negra toque nuestros corazones para desunirnos.

 

Les convoco a servir, en el ámbito de los objetivos de nuestra organización, con probidad y esmero, en el servicio a los demás ambas virtudes se exigen de manera recíproca, no basta una sola. Nos esperan múltiples caminos por recorrer, verán que son hermosos porque si de algo estoy seguro es de que no hay nada mas noble y mas excelso que poner nuestros afanes y nuestros esfuerzos al servicio de los demás y, sobre todo, de aquéllos que menos tienen.

 

Organizaciones van, organizaciones vienen, pero la nuestra será totalmente diferente.

 

Por ello, yo les pregunto: ¿protestan ustedes cumplir cabalmente con los objetivos de nuestra organización y ser consecuentes con los compromisos que nos hemos trazado en las distintas áreas de trabajo y perseverar en el fortalecimiento de la misma, aun cuando yo ya no estuviere físicamente con ustedes, velando en todo momento por el interés general de la sociedad y sus organizaciones, por la causa que un día nos unió y por la consecución de la justicia, la libertad y el bienestar de nuestro país?

 

Respuesta: ¡Sí,  protesto!

 

Si así no lo hicieren que su propia conciencia se los demande.

 

Apreciable concurrencia:

 

Muchos habrán pensado que aquél humilde soñador que los representó en el Congreso había concluido su encargo para después desaparecer o irse a disfrutar de las enormes y acaudaladas regalías que muchos presuponen otorgan los parlamentos; creyeron quizás que ejercía sentado frente a un escritorio, buscando hacer antigüedad para encontrar una pensión que asegure su vejez olvidándose de su enorme compromiso social; por el contrario, quiero decirles que mi lucha continúa aunque desde otras trincheras, iniciando este proyecto, porque llevo, aunque a muchos les duela, el reconocimiento de un pueblo al que busqué siempre servir y serle útil, de no haberlo hecho con toda certeza no tuviera la cara para haber hecho la convocatoria a reunirnos aquí esta noche.

 

Por fortuna, me asiste la tranquilidad de mirar a todos de frente, a propios y extraños, esa tranquilidad muchos no la han tenido y otros tantos no la tendrán el día de mañana, porque no solo no supieron o sabrán atender a sus pueblos sino lo más triste aún, jamás los motivo en sus afanes ninguna vocación de servicio.

 

Gracias por acompañarnos, esta Fundación les abre sus puertas, esta Fundación espera de sus propuestas, de sus inquietudes y de la disposición de todos cuantos quieran adherirse a nuestra noble causa.