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Comparecencia de la Embajadora Patricia Espinosa Cantellano, Secretaria de Relaciones Exteriores ante la Comisión de Relaciones Exteriores de la Honorable Cámara de Diputados.
Salón de Protocolo, Palacio Legislativo de San Lázaro, miércoles 21 de febrero de 2007.
El miércoles 21 de febrero tuvo lugar en el Salón Protocolo del Palacio Legislativo de San Lázaro la comparecencia de la Embajadora Patricia Espinosa Cantellano, Secretaria de Relaciones Exteriores, que la Comisión respectiva en la Honorable Cámara de Diputados había acordado en su última sesión, con el propósito de que informe detalladamente sobre las actividades desarrolladas por la Cancillería y, fundamentalmente, aclare la postura que habrá de mantener México dentro del sistema internacional durante el presente régimen.
El Diputado Federal Felipe Díaz Garibay hizo el posicionamiento por parte del Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional. En su intervención dijo a la Canciller que “… Las nuevas condiciones en el contexto internacional arrojan escenarios inéditos ante los cuales es importante que México plantee, de manera consistente y moderna, su política exterior y la estrategia de sus relaciones diplomáticas”.
Hizo hincapié en que nuestro país debe ver a su historia y que “…con base en su vasta y generosa tradición de política exterior, que comprende valores universales plasmados en nuestros principios constitucionales, México debe formular una estrategia internacional propositiva y con sentido de honesta autocrítica. Ello nos permitirá comprender mejor esta nueva realidad y convertirnos en un país referente, cuya mira sea colaborar en la construcción de un mundo mejor”.
Poco antes de cerrar su intervención, Felipe hizo un llamado al nuevo Gobierno de México y dijo a la Canciller que “… vale la pena resaltar que los sucesos políticos en América Latina como nuestro espacio de relaciones internacionales más cercano, obliga al Estado mexicano a replantear una política de acercamiento con toda la región. Nunca la confrontación será la vía de resolución de diferencias, pero la disposición al diálogo tampoco ha de confundirse con debilidad o falta de resolución. Por eso, es perentorio encontrar definiciones precisas, apuntalarlas y sin recelos expresarlas como la honesta y transparente manifestación de nuestras convicciones. Por nuestras raíces histórico culturales y por el interés de la nación es imposible renunciar a la identidad latinoamericana que es consustancial a nuestro ser mexicano. La fuerza de nuestra cultura no sólo se resiste al embate de costumbres del extranjero, sino que se proyecta más allá de nuestras fronteras”.
Y respecto a América Latina enfatizó: “Lo primero es reconocer que el mapa político de la región latinoamericana se modificó y que han surgido nuevos e importantes protagonistas. En este caso, Cuba merece nuestro mayor respeto y solidaridad, pero tampoco podemos soslayar la necesidad de superar escollos, problemas y confusiones, con base en un genuino espíritu de diálogo sustentado en una sana vida diplomática”.
Recomendó entonces no enterrarse mientras el mundo compite y avanza pues debemos prepararnos en lo interno para ser más eficientes y salir a competir y a ganar en beneficio de los mexicanos pues importante es hacernos escuchar como Nación en los grandes temas globales y “ser un actor respetado y ocupar nuevamente todos los espacios que se nos presenten”.♦