[65] Intervención en la apertura de la muestra pictórica “Entre Luces y Sombras” del pintor sahuayense Jesús Armando Chávez Magallón.
Oficina de Enlace Ciudadano, Sahuayo, Michoacán, México, viernes 15 de mayo de 2009.
Entrañable amiga y compañera Lourdes Esperanza Torres Vargas, Diputada Local por el Cuarto Distrito de nuestro Estado;
Maestro y amigo Jesús Armando Chávez Magallón;
Maestros Jesús Alejandro Alvarez Belmonte y María Rebeca Villalobos;
Señoras y Señores, muy buenas noches:
No cabe la menor de las dudas que los tiempos actuales que vivimos, los convulsos y difíciles tiempos que vivimos, marcan una pauta y un entorno complicado a la humanidad.
Siempre he estado plenamente convencido de que la vida, ese cauce doloroso y lleno a veces de desventuras, nos enfrenta al inobjetable hecho de ser testigos y actores de nuestra propia historia; a enfrentar la adversidad natural y eventual que trae consigo el ser consecuentes con nuestras causas o perecer víctimas de la diatriba de quienes no han sido, ni serán, capaces de superar lo mucho o poco que aportemos a nuestros entornos.
Ser figura pública, ser representante popular, nos obliga a entregar pasión por lo que creemos y hacemos en consecuencia.
Decía Miguel Ángel de Quevedo al referir el enorme cometido de la representación y la encomienda pública que “Reinar es tarea, que los cetros piden sudor y del sudor teñido de las venas, que la corona es peso molesto que fatiga primero las fuerzas del alma, antes que las fuerzas del cuerpo”. Luego entonces la tarea pública lo exige todo y fue en este tenor que desde mi recorrido político-electoral de abril a junio de 2006 tuve perfectamente claro de donde venía y, desde luego, lo que quería.
En el Congreso, he entendido bien el significado de la tarea de la representación; cabalmente he cumplido con mi encargo legislativo en mis comisiones, con mis iniciativas y los encargos tanto de la Mesa Directiva como de la Junta de Coordinación Política y, desde luego, del Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional.
Prácticamente al inicio de las campañas, nada raro si consideramos el contenido de los argumentos, se ha iniciado una intensa oleada de agresiones a un servidor buscando, por encima de todo, poner en plan de duda mi desempeño como integrante de la LX Legislatura.
Y me han elegido como carnada porque saben de mi antecedente, porque están ciertos de que en el Partido Acción Nacional nos importa y valoramos el respeto a la dignidad de la persona humana y tenemos, desde luego, un profundo respeto a la vida en cualquiera de sus manifestaciones y el cualquiera de sus estadíos; sería imposible que eligieran a los de su misma calaña, a esos con quienes han ejecutado las más terribles sinfonías de corrupción, y no lo harían porque son plumas de la misma ala; ahí está el antecedente histórico, ahí también la memoria de los pueblos; pero ahora le hacen al héroe libertador, con una actitud patética, cuando el trasfondo ha sido el hecho de que esta representación no se ha prestado a sus mezquindades ni participado de sus rosarios de impunidad.
Así están las cosas y están a la luz pública, porque hemos sabido llegar al fondo de la olla; porque sabemos lo que se cocina abajo en el fondo de ese hervor de trapacidades de las que, por supuesto, esta región también ha sido víctima por décadas enteras.
Y han elegido al Diputado del PAN, al que localizamos fácilmente y tiene la voluntad de escuchar, al que podemos venir a gritarle a su oficina, a insultarlo, a exigirle lo que otros no han sido capaces de cumplir jamás.
Contrario a lo que se pudiera pensar, el que ahora habla tiene también, al igual que todos ustedes, dignidad y mucha vergüenza aún cuando muchos digan, incluso en la propia casa, que me marcan los tres peores defectos que pueda tener el ser humano: viejo, pobre y feo y que por el hecho de ser de un pueblo sencillo, como lo es Venustiano Carranza, carezco de valor humano y jamás merecí el espacio que he ocupado en el Congreso de la Unión, vaya cosas, qué apreciación tan pobre de la vida y de sus propias esencias, qué grave de verdad.
Yo les digo a esas dulces y tiernas existencias de sangre azul, que me muestren su pedigrí y su constancia de estudios en el Palacio de Buckingham, para poderme convencer de sus frustradas realezas.
No señores que difaman, volteen tantito a sus pasados, ahí tienen las respuestas a sus presentes, ahí tendrán también las del futuro porque no han sabido ser ciudadanos, porque han rehusado a su responsabilidad como humanos, y ahora quieren enlodar a quien menos culpa tiene en aras de sus frustraciones y complejos.
Es claro que añoran los tiempos cuando los selectos grupos de pillos manejaron la política nacional como mejor se les dio la gana; y fue así en la Presidencia de la República, se infiltraron por supuesto en los Ministerios del Estado Mexicano, en los Gobiernos de los Estados, en los Congresos Federal y Estatales, en los Ayuntamientos, desde luego en las direcciones de instituciones educativas y sanitarias; en fin en toda la estructura del cuerno de la abundancia, esos tiempos, qué pena, son ya quimera.
Esos serviles patrioteros, extrañan ser los siempre dispuestos, los álter ego, los incondicionales que servían a diestra y siniestra en aras de intereses personales, olvidando el alto cometido moral de la política. Extrañan las buenas tajadas del pastel y las cuotas del botín en que convirtieron la política nacional.
Y todavía, aún a pesar de sus oscuros pasados abren la boca para destilar veneno, sin ver las enormes vigas que traen en sus propios ojos. Su enojo estriba en que hoy ya no resulta tan sencillo hacer del binomio política-negocio una práctica tal fácil y común y obtener los favores en aras de las grandes recomendaciones y compadrazgos.
Los mexicanos no somos imbéciles y sabemos perfectamente que la política comienza en el cumplimiento de la Ley pero que ahí no se agota, sabemos que la política es, fundamentalmente, un ejercicio de moral pública y como pueblo ya estamos hartos de que los servidores públicos insistan en vincular política con negocios.
Así estuvieron y están las cosas en la política nacional, estatal y regional, pobre México.
Y hay quienes confunden esta Oficina de Enlace con una cantina o un burdel, argumentando que en ella no se resuelven asuntos de gestión sino que, por el contrario, solamente es escenario donde se presentan “bailarinas."
El dolo rebasa toda lógica, pero se sustenta en la frustración de innumerables almas que no han sido capaces de encontrar una forma de poder justificar su existencia ni siquiera ante los ojos de su propia conciencia.
En mis 28 años de servicio público jamás había sido víctima de tanto rencor y tanto odio, no hace falta elucubrar en los porqués, sé perfectamente de donde provienen y ante lo evidente está de más la explicación; hubiera preferido quedarme callado, pero no cuando se está enlodando no a mi persona sino al instituto político que me acoge en sus filas, y como estamos en plena efervescencia política y como alguien también dijo que en el amor y en la guerra todo se vale, y como la política tiene una extraña fusión de ambas cosas pues yo quiero decirles que en estas lides de la política el que se lleva pues… ¡se aguanta!
Jamás permitiré que se manche la esencia del Partido Acción Nacional.
A mí me podrán hacer y decir lo que quieran, sabré responder y defenderme con las pruebas en la mano y llegar así al fondo de la olla para quitar el antifaz a mis detractores y mostrar a la opinión pública sus verdaderas identidades. Sabía que esto sucedería, lo intuí desde aquél 17 de abril de 2006 cuanto acudí al Comité Municipal de mi Partido en Sahuayo a llenarme de la energía de mis correligionarios y ahí mismo les dije, cito: “necesito al Cirineo que me acompañe en esta difícil cruzada, me siento como el Maestro en el Monte de los Olivos, no lo niego a veces flaqueo pero he aceptado vivir la prueba y quiero vivirla de cara a ustedes, mi Partido, y del pueblo que me elija”, y aún cuando el Cirineo nunca llegó, inicié mi camino al Calvario y, como escrito está, empiezan a escucharse ya las vociferaciones de quienes, desde adentro y de afuera, piden ya mi crucifixión.
Se hará la voluntad de Dios y no la mía.
No temo a los veredictos humanos, marcados por la sinrazón, el egoísmo, la envidia y la hipocresía, que teman ellos por su propio destino porque todos, sin excepción, en el pecado llevamos la penitencia.
Y ustedes deben saberlo, y no saben como lamento que sea en este espacio, en que mi amigo Jesús Armando Chávez Magallón presenta su muestra pictórica al igual que lo han hecho muchos otros artistas que estaban en el olvido total, abandonados a su suerte; ese es el pecado que me adjudican, esa la culpa que cargo; pero quiero que todos conozcan las intenciones y las formas como se conducen aquéllos que han hecho de la sinvergüenzada y el cinismo una forma de vida; por eso les digo que abran bien los ojos, que sepan que detrás del disfraz de tiernos corderos, se esconden lobos rapaces que andan babeando por devorar a sus presas.
Ahí queda el terrible veredicto histórico de quienes no teniendo vida propagan la propia esencia de su estado mental putrefacto, porque detrás está el daño y vaya que pesa en sus conciencias; de eso jamás podrán liberarse pues en el momento final se darán cuenta de que su existencia no estará justificada ante ojos de Dios y ni siquiera de su propia conciencia.
Son esos, los que están acostumbrados a tener a los pueblos de rodillas, a escupirles en la cara, a pisotearlos, a humillar su dignidad como personas; pero yo creo en los pueblos que tienen valor y no se prestarán a besar nunca más los pies de sus verdugos. Felicito y reconozco a los pueblos despiertos, inquietos, rebeldes, verdaderamente revolucionarios que saben hacer oir su voz, gritar sus verdades y acallar a los tiranos.
Qué fácil es oponerse a todo por no convenir a nuestros intereses, qué fácil descalificar, qué fácil denostar y denigrar la labor del otro con críticas mordaces alejadas de la razón, sin fundamentos ni argumentos válidos. Deseo que Dios bendiga esas lenguas mordaces, que las glorifique y las santifique también.
Por mi desempeño, me ajusto a la evaluación de los órganos de gobierno de la Cámara de Diputados; ahí está la Mesa Directiva, está también la Junta de Coordinación Política y, desde luego, mi propio Grupo Parlamentario.
Señoras y señores:
Esta Representación habrá de continuar hasta el final con el apoyo al arte y la cultura.
Hasta hoy, en ninguna tesis o estudio serio, he podido encontrar ningún mecanismo que no sea la educación y la cultura, como capaz y suficiente para transformar los esquemas mentales del hombre; el mundo necesita de nuevas generaciones, educadas, civiles, sensatas, y es solo la cultura el hilo conductor que traerá al planeta esas nuevas formas de creer que hagan posibles las nuevas formas de actuar.
No hay momento para dilaciones, por encima de las diatribas, por encima de las inteligencias estrechas y los enanismos mentales, de los odios y los rencores, estoy dispuesto a seguir dando la lucha, la di y la sigo dando en el Congreso y será así, qué pena para muchos, hasta el 31 de agosto próximo; he cumplido cabalmente con mi encargo legislativo; con el de gestión he procurado ser consecuente con las 587 atenciones que, hasta hoy, hemos tenido la oportunidad de resolver junto con mi eficiente equipo de colaboradores tanto en mis oficinas de enlace como en el Congreso; ha habido y habrá procedimientos que no han estado al alcance de nuestra decisión, sin embargo insistimos en diversas instancias con la evidente desesperación y agresión de quienes no se han visto favorecidos por soluciones prontas y a su favor; mandamos en nuestro entorno decisional pero no en el de otros, podríamos valernos de la habilidad administrativa pero no hacemos gala de compadrazgos y cochupos.
Felicito enormemente a Jesús Armando por su extraordinaria obra, y agradezco infinitamente la presencia de la pianista María Rebeca Villalobos y el tenor Jesús Alejandro Alvarez Belmonte, de la Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado de Michoacán, hoy no tenemos bailarinas para que estén tranquilas esas mentes que en imitación de Teresa de Calcuta se abrazan ahora sí a la moralidad cuando jamás tuvieron siquiera el mínimo respeto por la vida.
Escribía el genio Miguel de Cervantes Saavedra, que en algún momento el inmortal Sancho Panza dijo al Quijote: “Señor, los perros están ladrando. Tranquilo Sancho –le contestó-, es señal que vamos bien”.
No me queda duda, porque mi conciencia así me lo dice, que nosotros, en efecto, vamos en el camino correcto.
Les dejo un abrazo. Que Dios los bendiga siempre.♦