[63] Intervención en la presentación del libro “Tocar de Oído” de la pintora y poetiza española Ana Bedia.
Oficina de Enlace Ciudadano, Sahuayo, Michoacán, México, viernes 13 de marzo de 2009.
Entrañable Ana;
Maestros poetas;
Señores representantes de los Círculos Literarios “Cero al Poniente” y la Asociación Propulsora del Arte;
Distinguida concurrencia:
Nada más sensible y extraordinario que podernos reunir, aquí, en este amado rincón del territorio michoacano, en efecto aquí en Sahuayo, cuna de distinguidos hombres de arte, de excelentes defensores y propulsores de la cultura.
Nada más especial que poder compartir con mi entrañable amiga, Ana Bedia, la talentosa santanderina Ana Bedia, la experiencia de dejarnos tocar el oído, como bien reza el título de sus poemas, en esta tarde en la que viene desde la tierra de Lorca y Cervantes Saavedra, desde la cuna de Quevedo, Calderón de la Barca y Lope de Vega, desde aquélla tierra donde las Columnas de Hércules marcaron el fin de un mundo conocido pero también la entrada a un principio, a una identidad, a un proceso histórico y a una concepción del propio mundo. Desde esas tierras, que aún lejanas a las que nos unen historia, genética y profunda raíz.
Me refiero, en efecto, a esa España, a esa tierra de pasión por la que, desde los profundos confines del cualquier concepto globalizador, guardo en lo más profundo de mi mundo interno como espacio recóndito donde se conjugan la oriundez, la actoría de una historia, la renuncia, el amor y también el dolor y la sombra del exilio.
Historia que se hace canto, vida que se vuelve dolor, recuerdo que define esencias; vivencias sin tiempo ni espacio, que solo se rigen por la profundidad de lo intemporal y lo mágico.
Ahí están los caminos que al grito del Ultreya y la salve rociera, desde el Monte del Gozo hasta El Sacromonte, con el cante jondo y la sueva y sutil nota de la gaita, definen la existencia de un alma gitana en cuya existencia no caben los tabúes que reprimen la verdadera libertad y la magnificencia del espíritu.
Ahí está el que ahora habla, cuya convicción del universo rebasa toda frontera y toda limitación impuesta por la debilidad y la sinrazón humanas.
Ahí está la esencia de una definición política que delimita una concepción del mundo y del servicio a los demás; sustentada en una visión del arte y la cultura que hemos defendido hasta el cansancio lo mismo en el debate parlamentario que en el foro internacional.
Me queda claro, perfectamente claro, que no habrá de existir ninguna fuerza o poder humano capaz de transformar al hombre a ese ser espiritualmente superior a que está destinado, si no es mediante el arte y la cultura. Habrán de ser las pinceladas que dirige nuestro gurú ficticio, la nota musical o poética que rige la musa del dolor, el desamor o la desesperanza; el movimiento corporal que define sentimientos, historia e identidad cultural.
Todo eso engloba el vasto mundo del arte, todo eso contiene el extraordinario mundo que defiendo y procuro promover desde las delimitaciones de mi Distrito; todo tiene un sentido, y en esta Oficina de Enlace han tenido lugar las más excelsas manifestaciones del arte: fotografía, danza, pintura, escultura, bodypaint y ahora la presencia de una esencia que atravesando los acéanos pisa ahora la tierra sahuayense para hacernos sentir su “TOCAR DE OIDO”
Querida Ana:
Siéntete en tu casa, Sahuayo, habrá de ser, después de España, Francia, Colombia, Roma, la enseñanza que a la par de Eduardo Pisano en París o Fausto de Lima en Florencia, te confirmen la enseñanza que te han dado las verdes montañas cantábricas que te vieron venir al mundo, allá donde la tierra y el mar se entrelazan para hacer de la vida, en efecto y tú lo sabes, un misterio poético de belleza indescriptible.
Bienvenida a estas tierras.
Que Dios te guarde muchos años.♦