Discursos

[60] Intervención en el Seminario “Diplomacia Parlamentaria desde la Cámara de Diputados” con el tema “Grupos de Amistad, Delegaciones Extranjeras y Relación con el Cuerpo Diplomático Acreditado en México”, organizado por la Comisión de Relaciones Exteriores de la LX Legislatura de la H. Cámara de Diputados.

 

Auditorio del Edificio “E” del Palacio Legislativo de San Lázaro, México, D.F., miércoles 8 de octubre de 2008.

 

 

Compañeros diputados y amigos conferencistas;

 

Apreciable auditorio:

 

Celebro enormemente el poder participar esta tarde aquí, en este importante seminario que pretende por encima de cualquier otra intención, esclarecer un tema verdaderamente interesante que, en el mundo convulso que vivimos, cobra suma significación. Y me refiero a la tarea de carácter diplomático, entiéndase enfocado hacia la política exterior, que se desarrolla desde el Congreso de la Unión y, más específicamente aún, desde la Cámara de Diputados.

 

No sería posible llegar a cualquier conclusión si no definimos un término fundamental en esta disertación y que mucho tiene que ver, o más bien todo tiene que ver, con el tema que hoy nos ocupa: la política exterior. De ahí entonces que definirla resulta de vital importancia antes de abordar cualquier otra variable que incida, inevitablemente, en el trabajo que realizamos aquí, en esta Cámara, los Diputados que la integramos.

 

1. El concepto de política exterior.

 

El concepto de política exterior ha sido, desde el surgimiento del Estado y la consideración del poder como forma de organización, un término muy difícil de definir e incluso difícil de diferenciar dentro de las actividades que realizan los Estados. Más complejo ha sido decidir, dentro de un Estado, según la apreciación de los estudiosos del internacionalismo, cuál es la política exterior que se debe seguir y que tanta injerencia deben de tener las decisiones internas que toman los gobernantes.

 

La definición más sencilla que se pueda dar a la política exterior es la que la define como el conjunto de aquellas posiciones, actitudes, decisiones y acciones que tiene un Estado más allá de sus fronteras nacionales, aunque existen posturas más acertadas, como la de Edmundo Hernández-Vela que en su Diccionario de Política Exterior la define como “el conjunto de políticas decisiones y acciones que integran un cuerpo de doctrina coherente y consistente, basado en principios claros sólidos e inmutables forjado a través de su evolución y experiencia histórica, permanentemente enriquecido y mejorado, por el que cada Estado u otro actor o sujeto de la sociedad internacional define su conducta y establece metas y cursos de acción en todos los campos y cuestiones que trasciendan sus fronteras, o que puedan repercutir al interior de los suyos y que es aplicado sistemáticamente con el objeto de encausar y aprovechar el entorno internacional para el mejor cumplimiento de los objetivos trazados en aras del bien general de la nación así como de la búsqueda del mantenimiento de la relaciones armoniosas con el exterior”.

 

Con esto se entiende que la política exterior está íntimamente ligada con la política interna de cada Estado y con las decisiones que sus gobernantes tomen para el bienestar general de sus habitantes, influidos por factores históricos, geográficos, etc., que les hacen mantener una política estable que no perjudique a los suyos y que al mismo tiempo gocen de los beneficios que el ámbito exterior ofrece, manteniendo relaciones pacíficas con los demás sujetos internacionales.

 

Ello deja claro, por encima de cualquier concepto, que si es entonces la política interna la que debe determinar el diseño y los efectos de la política exterior, la labor de los Parlamentos, de los Congresos, de las Cámaras como la nuestra para que mejor nos entendamos, es verdaderamente fundamental no sólo en el dictado de la norma jurídica sino, y fundamentalmente, en las aportaciones que a través de la diplomacia parlamentaria puede hacer en el enriquecimiento, buena conducción y proyección por ende, de ese interés nacional más allá de nuestras fronteras nacionales.

 

La tarea de los Parlamentos en este campo no es, independientemente del encanto que pudiera tener el hablar o actuar en “lo internacional” para muchos parlamentarios, nada sencilla entonces. Y no lo es, porque en nuestros días la política exterior es un tema sumamente delicado como para dejarlo al arbitrio exclusivo del Poder Ejecutivo.

 

No lo es, no debe ser.

 

2. Diplomacia Parlamentaria. ¿Hasta dónde los Congresos?

 

Hacia fines del siglo XIX, el papel cada vez grande que desempeñaban los parlamentos en los procesos gubernamentales de Europa, unido a una mayor facilidad de los desplazamientos gracias al desarrollo tecnológico en materia de comunicaciones como el ferrocarril, condujeron en 1889 a la formación de la Unión Interparlamentaria, antecesora de los organismos interparlamentarios, aunque es preciso aclarar que la gran expansión de la actividad interparlamentaria ocurrió después de la Segunda Guerra Mundial. Se había dado un nuevo reparto del mundo a raíz de este acontecimiento bélico y tuvo que modificarse la geopolítica mundial y, por ende, los diseños de la política exterior de todos los países del mundo; al menos así debió haber sido.

 

En los tiempos recientes, la diplomacia solía ser esfera exclusiva del Ejecutivo. Si bien de vez en cuando los diputados debatían asuntos de política exterior, no tenían oportunidades para participar personalmente o al menos no de una manera que les permitiera inducir decisiones importantes en su diseño. Ya no es así. Ahora los diputados de los Parlamentos del mundo, y es el caso dela Cámarade Diputados de México, tienen la extraordinaria oportunidad de reunirse regularmente en muchos foros internacionales, de intercambiar puntos de vista con colegas de legislaturas de otros países e, incluso, a veces son invitados a título personal para estudiar una situación concreta del exterior o participar en misiones diplomáticas.

 

La diplomacia parlamentaria constituye, entonces, la intervención o participación del Poder Legislativo y sus órganos en la definición, control y ejecución de la política exterior del Estado, así como para designar el principio de las relaciones institucionales e informales que vinculan a los Poderes Legislativos de otros países y a sus miembros.

 

No podría ser de otra forma y menos aún ante la realidad nacional y las condiciones internacionales que han exigido ampliar las facultades constitucionales dela Cámarade Diputados en materia de política exterior para ser, junto con la Cámarade Senadores y por supuesto el titular del Poder Ejecutivo Federal, coparticipes en su conducción y análisis.

 

La rapidez de los cambios que experimenta la comunidad internacional, incluido nuestro país, y la intensidad de esta fase del proceso de globalización, sobrepasan el papel dominante del Ejecutivo para enfrentarlos solo; aunado a esto, cotidianamente, la relación internacional se nutre por la actividad de numerosos agentes sociales.

 

Es permanente y creciente la labor internacional de organizaciones no gubernamentales, de grupos empresariales, de operaciones financieras, de intercambios culturales y académicos, de transferencia de tecnologías, de intercambios comerciales, de flujo de personas, y de la útil y oportuna labor de los medios de comunicación. Esta riqueza de nuestra convivencia internacional, que distingue el entorno actual y lo numeroso de los participantes, amerita revisar estas facultades constitucionales.

 

Por eficacia y por espíritu democrático y ante la multiplicidad de asuntos, conductos, contenidos y consecuencias del ámbito internacional, la Cámara de Diputados está llamada a un papel más activo y a una mayor capacidad decisoria en la definición, control y despliegue de la política exterior de México; por ello, ha venido fortaleciendo su papel en el ámbito internacional, principalmente a través del contacto con  homólogos de otras naciones. En sus tareas como promotores de los intereses económicos, políticos, sociales y culturales, los Diputados participamos de manera activa en procesos de interacción de carácter bilateral y multilateral.

 

Es la diplomacia parlamentaria.

 

3. Diplomacia Parlamentaria. ¿Con que instrumentos?

 

Para ser consecuentes con el espíritu de cooperación entre los Estados, que se ha convertido en una de las principales necesidades de la sociedad internacional actual en su lucha permanente por dar tratamiento a situaciones complejas que afectan el desenvolvimiento de las relaciones internacionales, existen diversos mecanismos de participación del Congreso Mexicano con el exterior, entre los que encontramos las Reuniones Interparlamentarias y a los Grupos de Amistad, que tienen características diferentes y se encargan de llevar a cabo funciones distintas.

 

Las primeras,  son reuniones formales, de carácter permanente y funcionan como el principal foro de discusión entre los Poderes Legislativos o Parlamentos de los Estados en donde participan miembros de ambas Cámaras de los Congresos; por lo regular se desarrollan anualmente y se realizan de manera alternativa en el territorio de cada nación; son formales, permanentes y su finalidad es la de discutir temas de interés común, complementar y fortalecer la agenda legislativa bilateral o multilateral, la cooperación gubernamental y dar seguimiento a las decisiones tomadas para generar resultados favorables. Los segundos, son establecidos para la atención y seguimiento de los vínculos bilaterales con órganos de representación popular de países con los que México sostenga relaciones diplomáticas; su vigencia está ligada a la dela Legislatura en que se conformaron pudiendo, desde luego, ser establecidos nuevamente por cada Legislatura subsiguiente; buscan fomentar el debate sobre asuntos de trascendencia internacional y con aquéllos países que han jugado un rol estratégico en las relaciones exteriores nuestro país y constituyen un instrumento valioso de diálogo y de enlace con los órganos legislativos de las naciones con las que sostiene relaciones diplomáticas. En los Grupos de Amistad participan todas las fuerzas del Estado como son sociedad civil, embajadores y representantes de países extranjeros; en las reuniones interparlamentarias sólo se cuenta con la asistencia de legisladores.

 

En ambos casos, y para otras situaciones muy concretas también, actúan las Delegaciones Parlamentarias Extranjeras que asisten a nuestro país, y muy específicamente a nuestro Congreso, para tratar o analizar temas desde la perspectiva bilateral, trilateral o multilateral; en ellas pueden participar otros sectores nacionales del país de que provengan y no solo legisladores de manera exclusiva.

 

En los Grupos de Amistad se han creado, desde luego, las reuniones especiales con la comunidad de los legisladores visitantes en donde pueden lograrse acuerdos culturales, educativos e intercambio de información sobre las experiencias legislativas mas, sin embargo, éstos funcionan principalmente como visitas protocolarias, distinto es el caso de las Reuniones Interparlamentarias donde se incluyen todos los temas de interés común, se crea una agenda bilateral, se plantean soluciones a las necesidades de los Estados, se adquieren compromisos y se da seguimiento a los resultados alcanzados.

 

En este orden de ideas, son atribuciones de los Grupos de Amistad:

 

  • Mantener contacto permanente entre parlamentos y entre legisladores;
  • Sostener un intercambio constante de opiniones sobre diversos temas de interés común de forma que se estrechen los vínculos de cooperación bilateral;
  • Divulgar las políticas naciones sobre una variedad de temas y ofrecer una visión objetiva de la realidad nacional;
  • Estrechar el diálogo político para generar un mejor entendimiento de las distintas realidades nacionales y generar nuevas formas de acercamiento;
  • Fortalecer las relaciones a partir del intercambio de experiencias parlamentarias para contribuir al desarrollo y cumplimiento de objetivos comunes;
  • Proporcionar información a parlamentarios y comisiones de parlamentos extranjeros que lo soliciten, y
  • Extender invitaciones para hacer recíprocas las visitas de cortesía de otros parlamentos extranjeros a nuestro país.

 

4. Grupo de Amistad México-República Dominicana.

 

Aprobada su integración el martes 27 de noviembre de 2007 en el Pleno de la Cámara de Diputados, el Grupo de Amistad México República Dominicana fue instalado oficialmente con la Presencia del Embajador de aquél país en México, Don Pablo Mariñez Alvarez, el miércoles 27 de febrero de 2008, fecha en que se celebrara el  CLXIV aniversario de la independencia de este país caribeño.

 

En apego a la facultad de establecer contacto con grupos parlamentarios del país hermanado, sostuvimos una primera reunión con legisladores dominicanos el martes 24 de junio del presente año, posterior al encuentro con el Vicepresidente Don Rafael Albuquerque en un desayuno en la residencia oficial de la representación diplomática; la motivación fue el intercambio de impresiones sobre la legislación mexicana en materia turística y datos específicos sobre el funcionamiento del sector y del Consejo parala Promoción Turísticade México en virtud de la puesta en marcha de los trabajos para la integración del Instituto de Promoción Turística Dominicano, estuvo también presentela Comisiónde Turismo dela Cámarade Diputados y un representante del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la misma.

 

A la par, y con el objetivo de mantener contacto con la sociedad civil dominicana, hemos mantenido un estrecho contacto con la comunidad estudiantil dominicana radicada en México. Es así que hemos tenido la oportunidad de montar, en mi Oficina de Enlace Ciudadano en la ciudad de Sahuayo, Michoacán, la primera muestra pictórica “Luces y Sombras dela Hispaniola” donde participaron ocho jóvenes artistas dominicanos radicados en México que cursan estudios enla Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM; con ella hizo presencia la República Dominicana en la Primera Expo Feria Internacional realizada en esta ciudad, en su versión 2008, del 24 de julio al 4 de agosto; próximamente, estaremos presentando una segunda muestra titulada “Ensayos Litrográficos” también de este grupo de jóvenes dominicanos. Además del ámbito diplomático, nuestro Programa de Trabajo establece el primordial contacto con la sociedad civil dominicana; indudablemente, a través de la cultura habrá de inducirse ese nuevo concepto de la solidaridad internacional de que precisa la región caribeña en nuestros tiempos.

 

5. Perspectivas dela Diplomacia Parlamentaria en México.

 

Es claro que el Poder Legislativo ha ido interviniendo cada vez más dentro de la Diplomacia Parlamentaria a fin de coadyuvar en la correcta implementación de nuestra política exterior.

 

Al abordar y analizar temas internacionales y por supuesto expresar puntos de vista al respecto, los legisladores tenemos la extraordinaria oportunidad de añadir legitimidad a los procesos de toma de decisiones en política exterior e, innegablemente, podemos brindar un valioso apoyo al Estado Mexicano al garantizar que en estos procesos los objetivos y los resultados que finalmente se logren sean transparentes y que convengan a los intereses de nuestros ciudadanos, a quienes debemos rendir las debidas cuentas.

 

Es gracias a las reuniones interparlamentarias, que tienen como finalidad construir agendas con objetivos comunes a los grandes temas en materia internacional desde el punto de vista legislativo, que se busca concretar los objetivos que cada país se ha trazado en su política exterior.

 

Aunque en ocasiones las reuniones no siguen necesariamente las prioridades de los Ejecutivos, sino aquéllas que los intereses legislativos determinen como importantes, sí se llega en muchos casos a coincidir y es así porque con antelación se trabaja en los respectivos temas en la relación cotidiana con los cuerpos diplomáticos acreditados en nuestro país con quienes se tiene el interés en mancomún de fortalecer y estrechar las relaciones que tenemos con otras naciones y, en particular, con congresos internacionales a fin de intercambiar experiencias en la búsqueda de soluciones y de objetivos comunes.

 

Es claro que la conducción de la política exterior es una facultad constitucional del Presidente de la República, él la conduce, él la dirige, pero el Congreso mantiene actualmente una posición privilegiada dentro de los nuevos actores relevantes para la Política Exterior de México, al ser intermediario entre el poder público y los ciudadanos.

 

El Senado y la Cámara de Diputados tienen una responsabilidad compartida que, sin embargo, se expresa de distintas maneras de acuerdo con lo que constitucional y legalmente suponen sus facultades exclusivas.

 

La Cámarade Diputados cuenta con facultades presupuestales exclusivas en materia internacional, más allá de sus facultades protocolarias y de análisis y además de su participación en organismos parlamentarios internacionales, en reuniones interparlamentarias y en la constitución de Grupos de Amistad con otros Congresos del mundo, lo que ha permitido un contacto continuo entre legisladores que garantiza sostener un intercambio permanente de puntos de vista y experiencias, a fin de estrechar vínculos de cooperación bilateral y multilateral.

 

En este marco se inscribe la participación del Congreso Mexicano en organismos como el Parlamento Centroamericano, el Parlamento Latinoamericano,la Confederación Parlamentaria de las Américas, el Foro Interparlamentario de las Américas y muchos otros, además de las Reuniones Interparlamentarias y la constitución de Grupos de Amistad con naciones de todo el orbe. De igual manera, es importante resaltar las reuniones de trabajo, los seminarios de análisis y las mesas de discusión sobre la Política Exterior de México, tanto con la sociedad civil como con otros importantes actores no gubernamentales.

 

Es por ello, que la Cámara de Diputados tiene que asumir a plenitud una serie de facultades y de obligaciones que la propia ley le establece, y una de ellas es ser un agente y un órgano legislativo activo. Activo en los asuntos que tienen que ver con el exterior y conla Política Exterior del país.

 

Sin duda que en materia de Política Exterior, la Cámara de Diputados es un actor privilegiado en el proceso de toma de decisiones del México del Siglo XXI. En un contexto de equilibrio de poderes y de un celo cada vez mayor a la Constitución, sería imposible pensar que México, actor fundamental del nuevo orden mundial, podría conducir su Política Exterior sin la fortaleza que da el debate pero también la colaboración entre poderes.

 

Lo anterior implica que nuestra Política Exterior se construya todos los días con una visión práctica y eficiente.

 

Hacer una Política Exterior moderna, significa pensar en el trabajador migratorio; significa ponderar los riesgos y las oportunidades para nuestras empresas exportadoras; significa cuidar nuestros recursos naturales; significa, en pocas palabras, que en un mundo interdependiente todos somos de una manera o de otra habitantes de una compleja y difícil aldea global.

 

Por ello, en estos momentos, es difícil pensar en cambios, reformas o avances que no pasen por el quehacer legislativo.

 

De ahí que se debe considerar, en forma seria y responsable, el cómo se atienden y representan de mejor manera los intereses populares, genuinos depositarios de la soberanía nacional, desde el Poder Ejecutivo pero también, y fundamentalmente, desde el Poder Legislativo.

 

La fortaleza del Poder Legislativo se sustenta en su capacidad de transformación institucional, misma que ha permitido actualizarse y encauzar adecuadamente las aspiraciones y exigencias de la diversidad social.

     

6. Conclusiones.

 

Apreciable Auditorio:

 

Asistimos a una época, cuya problemática padece una doble connotación: una de índole tecnológico toda vez que el desarrollo en esta materia se emplea para la destrucción y, otra de índole ideológico pues aparecen de nueva cuenta las ideologías extremas.

 

Arrastramos los recuerdos, los terribles recuerdos de una crisis que, como lo dicta mi discurso callado, precisa de inducir ese proceso de revolución capaz de llevarnos al nuevo concepto de hombre, “que devenga en la más profunda revolución de todos los tiempos y que sea capaz de restituir a éste, al ciudadano entonces, el valor que le fue arrebatado y forjar con ello al ciudadano del nuevo siglo, de ése que precisa el mundo para recibir y enfrentar el impredecible futuro que nos aguarda, alejado de concepciones virtuales o mercantilistas y sí sustentado en los cambios de actitudes y aptitudes, bajo nuevas concepciones del ciudadano, del estado y de lo eminentemente público.

 

Hoy, como en antaño, el mundo enfrenta problemas con connotaciones diversas; el terrorismo se entiende como una vía que se exalta con alarmante vehemencia para la solución de los conflictos; la diplomacia ha sido desplazada por formas cada vez más sofisticadas de demostrar el poderío y el afán de dominio en las que, desde luego, el soldado ratifica su posición fundamental. El genocidio, que pareció haber sido superado a mediados del siglo pasado ha cobrado nuevamente vigencia, en otros tiempos y en espacios diversos también: lo vivimos en las atrocidades que cometen los actores, lo mismo en Irak que en Afganistán, donde no importan los fines ni los medios, donde solo vale aniquilar a los ciudadanos que no aceptan convertirse en esclavos y vasallos de los imperios sanguinarios, y donde, por otro lado, sólo cuenta cobrar el saldo de una venganza producto de una resistencia legítima. Y lo vivimos también en otros entornos donde cobra, indudablemente, la máxima expresión por sus efectos: en la manipulación informativa, en la confección de leyes antisociales, en el terrorismo judicial, en las enormes corrupciones que el poder político a veces alimenta y favorece, en la explotación laboral, en la transgresión del elemental derecho y libertad humanas, en la discriminación aberrante en cualesquiera de sus manifestaciones, en el silencio cotidiano ante las injusticias contra las mayorías silenciosas. No me cansaré de repetir, como lo he hecho ya en otros foros, que en estos momentos, la apreciación de la realidad actual debe enriquecerse y ampliarse exigiéndonos una rigurosa interpretación de nuestra crisis contemporánea.

 

Una crisis que ha hecho del mundo actual un agar sembrado de inconformidad y divergencias donde, en efecto, entre lo dicho y lo hecho existen vacíos abismales. Una crisis que ante su configuración, enmarcada en la equivocación y el desaliento, sólo espera ya la dura e inequívoca manifestación de la historia.

 

Una crisis que descubre gobiernos ciegos e ignorantes que bien prefieren poner, como siempre lo he dicho, debajo del dosel la soberbia y entre prisiones la humildad; que lisonjean y aplauden el vicio, desprecian y denigran la virtud; que a la culpa la colocan en el trono, y a la inocencia apremian en la cadena; a la ignorancia autorizan y a la sabiduría desacreditan.

 

Una crisis que replantea desde Maidanek, Treblinka y Buchenwald los horrores de la muerte en aras de la locura demoníaca de poder; que presupone, desde Hiroshima, la posibilidad y la probabilidad de la destrucción de la vida; que plantea, desde Nagasaki, el sometimiento de la ciencia a la destrucción; que corrobora desde Bosnia-Herzegovina el desaliento humano; que demuestra, desde Zaire y Somalia, el imperio de la carencia de valores; que nos reitera desde Nueva York y Madrid, el grado de desquiciamiento humano; que nos recalca desde Afganistán e Irak la urgencia de transformar al mundo; que nos reclama, desde Morelia, el urgente rediseño social de México. Una crisis que, desde nuestro propio país, donde teniendo los gritos y las querellas como nueva forma de diálogo político, nos confirma el agotamiento de la política.

 

En conclusión, una crisis que nos exige, ya, darlo todo por la paz y la transformación del mundo”.

 

Asistimos entonces a una época que requiere poner todos nuestros esfuerzos para lograr el mundo que deseamos, más justo y con más libertad.

 

De nosotros depende ser consecuentes con ese magno proyecto, y sobre todo de ustedes que representan las nuevas generaciones y serán quienes dicten lo posible y lo imposible que habrá de escribirse en las nuevas páginas de la historia.

 

La puerta está abierta, a la discusión, el análisis y a la prospectiva; al aprendizaje y a la confección de las nuevas líneas de pensamiento, y me refiero a esas que les harán entender a ustedes y a los que vengan, que donde hay justicia no hace falta pedir libertad y donde hay libertad no hace falta pedir justicia pero, sobre todo, que ustedes, yo, aquél y el otro, seremos libres cuando nos convenzamos de que la verdadera soberanía está sólo en cada uno de nosotros, efectivamente, en nuestra mente y en nuestro propio espíritu.