Discursos

[48] Intervención en el Informe de Actividades de los Diputados Michoacanos integrantes del Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional, en la LX Legislatura del H. Congreso de la Unión. 

 

Uruapan, Michoacán, México, viernes 28 de septiembre de 2007.

 

 

Entrañables compañeros integrantes del Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional enla LXLegislaturadel H. Congreso dela Unión:

 

Distinguida concurrencia:

 

Me congratulo enormemente por poder compartir un espacio de vida con mis compañeros legisladores en esta LX Legislatura que, indudablemente, habrá de dejar honda huella en la historia parlamentaria de nuestro país.

 

Y será así porque el compromiso que hemos adquirido con la sociedad, desde el ámbito de la movilización político-electoral, así lo exige, así lo impone, así lo reclama.

 

Del 1º de septiembre del2006 ala fecha, los aquí presentes hemos actuado con la plena certeza de que, por sobre todas las cosas, nos determina la condición de justificar a plenitud nuestra existencia ante los ojos de propios y extraños, ante los ojos de nuestra propia historia pero, sobre todo, ante los de nuestra propia conciencia.

 

Por ello, seguro de esta reflexión y del papel que me ha correspondido cumplir en el trayecto de una vida en la que se sido testigo y actor de mi propia historia, he asumido con cabalidad la enorme responsabilidad de integrar una Legislatura donde, sé, es preciso ante toda circunstancia defender esas tesis que hicieron posible llevar conmigo el extraordinario cobijo del voto popular, ganado a pulso y al amparo de una esencia que define mi mundo interno y me ha determinado históricamente.

 

Arribamos así, a un momento histórico convulso, que define un mundo en donde interactúan de nueva cuenta las ideologías extremas y la marca de la desigualdad, la pobreza, la marginación y una visión torcida de la democracia que bien exige ya, y de una vez por todas, la revisión exhaustiva de nuestro Estado de Derecho y la modificación de las pautas que rigen el desenvolvimiento del aparato administrativo del Estado Mexicano.

 

Ardua, bajo todo concepto, la tarea que hemos asumido. De ahí la importancia de buscar la consecuencia entre el decir y el hacer pues prima la condicionante de rescatar la credibilidad ciudadana hacia nuestras instituciones y, fundamentalmente, hacia la tarea política.

 

Es claro que ahora, es necesario buscar los fines más nobles de la actividad política y sobre ellos trazar los nuevos proyectos, aquéllos que restituyan al individuo la dignidad suficiente y necesaria para atraer, a este nuevo siglo, nuevos esquemas de convivencia, empresa en la que alta es la responsabilidad de los partidos y de quienes, como nosotros, los representamos en el seno de un parlamento; debemos responder a la expectativa ciudadana; responder con hechos a quienes convencimos; pagar con entrega a quienes han depositado, razonadamente el voto a nuestro favor en esa renovación permanente que se hace del Contrato Social a través de las urnas.

 

Esa ha sido la línea que me tracé a partir del momento en que tomé protesta y desde ella he me he resuelto actuar en el seno dela Legislaturade que formo parte.

 

Seguro de que coexistimos como nación en un mundo cuya crisis lo ha convertido ya en un yermo sembrado de inconformidad y divergencias y en espacio propicio para el cultivo de la falta de concordia y abismos insalvables entre los discursos y los hechos, mi intervención enla Comisiónde Relaciones Exteriores ha ido en busca de encontrar todos los mecanismos necesarios y suficientes para que México fortalezca su posición dentro del sistema internacional y haga valer su voz en los grandes foros internacionales.

 

A la par, dentro dela Comisiónde Asuntos Indígenas, he podido retomar un debate que me ha dado razón de esencia y existencia; es un debate sustentado en la convicción de rescatar el trabajo indigenista desde visiones distintas, apegadas a la enorme necesidad de hacer valer no solo sus derechos sino, sobre todo, otorgarles el lugar que la propia historia les ha negado, de acabar con ese esquema de burla, mancillación y ultraje a que han sido sometidos estos hermanos nuestros a través de la historia. Intensa ha sido nuestra actividad ya enla MesetaTarascade nuestro Estado y enla RegiónMazahuaOtomí donde hemos acordado, con ellos mismos, mecanismos novedosos para iniciar, juntos, una lucha con profundo enfoque social.

 

A la par, en materia de gestiones hemos resuelto ya un total de 240 de 270 solicitudes presentadas por ciudadanos, Ayuntamientos, instituciones educativas y organizaciones sociales.

 

Rescatar la credibilidad ciudadana implica, insertarla a los procesos de decisión y nunca negarles la posibilidad de una gestión; la paciencia de los pueblos tiene límites y es momento de dar la cara al ciudadano y estar de la mano con él en la atención de sus realidades.

 

Señores Diputados, amable concurrencia:

 

Una democracia no funciona si no puede decidir, y para que una democracia pueda decidir es menester construir precisamente mayorías; pero si un sistema político no es capaz de generar los incentivos necesarios para la construcción de esas mayorías, la democracia se vuelve ineficaz y la clase política pierde credibilidad, pierde valor y autoridad moral; pero lo más importante y grave de todo es que pierde crédito, esencia y sentido.

 

Evitemos a toda costa que la historia nos enjuicie en el tenor de este veredicto.