Discursos

[47] Intervención en la Ceremonia de Inauguración del tema “Paz y Espiritualidad” en el marco del “Forum Universal de las Culturas”.

 

Monterrey, N.L., martes 25 de septiembre de 2007.

 

 

Distinguidos asistentes, líderes y representantes de todos los países del mundo que se hacen presentes en este Forum Universal de las Culturas;

 

Pueblos, etnias y culturas;

 

Autoridades que nos acompañan, apreciados regiomontanos y mexicanos todos:

 

En la historia de los hombres como en la de las naciones hay años, hechos y cambios que deben considerarse como cruciales para su existencia. En este momento, nuestro Planeta atraviesa una crisis de alcances radicales; una crisis que impacta en la economía mundial, en la ecología mundial, en la política mundial, e inclusive en la vida en sociedad que llevamos a cabo como habitantes de este planeta, una crisis producto irremediable del desgaste de la estructura psicoemocional del ser humano moderno, que trae como consecuencia el desgaste también del entorno espiritual.

 

Millones de ciudadanos de este planeta, cada día, padecen en todo el planeta el desempleo, la destrucción de las familias, la pobreza y el hambre.

 

La esperanza de una paz duradera entre los pueblos se desvanece progresivamente. Las tensiones entre los grupos humanos y las generaciones han alcanzado dimensiones inquietantes.

 

Por doquier se lamenta la ausencia de una visión global humanística, resulta alarmante la acumulación de problemas sin resolver, la parálisis política, la mediocridad de los dirigentes políticos, tan carentes justo ahora de perspicacia y de visión de futuro, en general, faltos de interés por el bien común. Demasiadas respuestas anticuadas para nuevos retos, demasiadas demandas sociales insatisfechas.

 

Nuestra realidad se pinta nefasta, en todo el planeta los niños mueren, asesinan y son asesinados. Cada vez se ven más Estados que se ven sacudidos por casos de corrupción política y económica. La convivencia pacifica en nuestras ciudades se hace más y más difícil por los conflictos sociales, y raciales. Cuando faltan las palabras es cuando el estruendo del cañón con su estampido nos ensordece a niveles globales, es entonces cuando los locos siervos de Marte hacen cantar a sus bombas su canción más siniestra, es cuando nuestro planeta entero sufre, impotente por que la situación no nos permite la defensa de tantos inocentes.

 

Por otro lado, la carrera armamentista, hace lo que le corresponde;  desarrollada también por muchos países del mundo, principalmente los más industrializados y varios incluso con economías débiles

 

Pese a los esfuerzos dela Organizaciónde las Naciones Unidas en materia de desarme en un sentido general y completo, y bajo un control internacional, éste sólo sigue siendo una lejana aspiración para los seres humanos amantes de la paz.

 

La competencia desmedida entre potencias -grandes e intermedias- ha obligado a éstas a sostener en mayor o menor escala de desarrollo, una carrera armamentista sin control ni precedentes en la historia humana que tanto como la "guerra fría" coloca en un punto crítico nuestra existencia

 

Hoy hasta las naciones vecinas viven a menudo angustiadas por los conflictos que se desarrollan al otro lado de sus fronteras. Nuestro planeta sigue siendo saqueado sin miramientos. Nos amenaza constantemente el fantasma de la  anarquía, y de la guerra, por cuanto hoy en día, ya ninguna nación parece estar exenta por completo de los mismos.

 

En nuestros días, hablar del sistema de relaciones internacionales obligadamente debe ubicarnos en la configuración de un sistema internacional cuya característica fundamental es el hecho de que se circunscribe en un estadío difícil, marcado por la presencia del fantasma de la ingobernabilidad y la inseguridad

 

En este sentido “nuevos” órdenes van y “nuevos” órdenes vienen, todos encaminados a lo económico o exclusivamente a lo político; pero, más que eso, la esencia de los proyectos ofrecidos descansan en los intereses propios de los actores nacionales e internacionales; jamás han querido llegar a tocar el punto crucial de todo; jamás se han ocupado del eterno orden, el espiritual, que tiende hacia bienes inaccesibles a los sentidos y a los simples apetitos humanos. Independientemente de los diversos enfoques que pretenden “ordenar” al mundo, debemos asumir que el mundo en sí es la encarnación del orden; somos precisamente los humanos en quienes recae la responsabilidad de ponernos de acuerdo con ese orden, respetarlo y buscar su vigencia en todo tiempo y espacio.

 

La humanidad se debate hoy en la tremenda búsqueda de liderazgos, pero es necesario dejar claro aquí que, en efecto, “los ciudadanos confían cada vez menos en políticos amarrados a doctrinas y verdades absolutas y cada vez más en los liderazgos que se expresan en conductas inspiradas en principios y valores.

 

Los liderazgos actuales, lejos de tener un fin sustentado en la gran causa que representa el trabajo en pro de la humanidad, buscan solamente el protagonismo; se procuran solo así mismos tras banderas con nombre cambio político, dadivas económicas, equidad e igualdad social, piensan en estar pero para sí mismos nunca para los que tienen frente a sí; realmente se encuentran tan alejados dé la humanidad y de los que dicen representar que éstos se han visto en la necesidad de crearlos en su imaginación, y ante esta situación la pregunta es quién ha de representar las verdaderas inquietudes y necesidades de los ciudadanos de este planeta. Hoy la humanidad requiere de lideres que además de sensibilidad política sean poseedores de una gran sensibilidad social.

 

Hoy, el mundo parece estar más cerca del caos que nunca y se siente solo, aislado, sin apoyo ni posibilidades, siente transitar por un desierto de candentes arenas debajo de las cuáles sólo es él y su destino, él y su desesperanza, él y su resignación, él y su eternidad.

 

Con el advenimiento del siglo XXI la situación mundial ha continuado experimentando profundos cambios, la multipolarización y la globalización económica han evolucionado en profundidad en un proceso sinuoso, la ciencia y la tecnología han progresado vertiginosamente, la sociedad humana ha avanzado a pasos acelerados y han surgido sin cesar nuevas situaciones y contradicciones. Preservar la paz mundial y promover el desarrollo compartido constituyen la misión común de todos los pueblos del mundo.

 

En el proceso de exploración y práctica la comunidad internacional ya debe haber comprendido en mayor profundidad que se debe poner a la altura de los tiempos y del progreso de la humanidad, procurar la paz y promover el desarrollo por medio de la cooperación, trabajar por ampliar la convergencia de los intereses de los diversos países, y buscar beneficios mutuos y ganar entre todos.

 

La cuestión de la paz no puede separarse de la cuestión de la dignidad de la persona y de los derechos humanos. Juntamente con eso, se ha de recordar a cuantos creen que la vida pública internacional se desarrolla de algún modo fuera del ámbito del juicio moral que el problema de la paz no puede prescindir de las cuestiones relacionadas con los principios morales, y, por lo tanto, todas las decisiones relativas a ella están sometidas al examen ético que tiene como referente destacadola Declaración Universalde los Derechos Humanos.

 

Siempre por siempre, el dilema de la guerra, de la confrontación entre hombres unida a la obstinación humana de seguir preservando un orden mundial con fronteras, banderas, himnos, pasaportes y  visados como irrenunciable tabú, el dilema de la destrucción, en todas sus formas y manifestaciones, siempre vuelve al “yo” porque claro está que el conflicto personal impide la paz y engendra, por razones obvias, un conflicto exterior; si nos preguntáramos reiterada o aisladamente ¿quién provoca el conflicto?, llegaríamos a la conclusión de que nosotros mismos puesto que será imposible estar en armonía con otros cuando nuestro mundo interno no lo está.

 

En este sentido, es necesario aprender a concebir nuestro entorno espiritual al cual esta sujeto el hombre por su naturaleza misma, como el encargado de la creación que de paso, a la paz universal, a través de la luz que le es propia a cada individuo, y a la conciencia de que precisan nuestras emociones.

 

Espiritualidad universal, debe ser ese hilo conductor de identidad, presencia, acompañamiento, energía, abrigo, nutrimento, discernimiento, autonomía, autoridad, y  vitalidad. Debe configurarse como la alerta que nos despierte a sentir que el crecimiento es nuestro compromiso histórico; que nos hace contemplar con amor que hay quienes en lugar de avanzar, progresivamente involucionan, lo que origina el que mueran retrocediendo; que nos alerta a discernir que quienes se “estancan” en la vida también aportan a la humanidad su ejemplo a no seguir; que sabe que la capacidad de aprendizaje de los animales está limitada por su instinto condicionado a las circunstancias a las cuales deben adaptarse, o perecer

 

Amar la paz, honrar el compromiso internacional y vivir en armonía con otros países forman parte importante de la misión que hoy sin duda tenemos, como miembros participes de este planeta, la cordialidad, la benevolencia y la buena vecindad, propician la paz en diversidad y son factores incuestionables de la armonía universal

 

Todas las experiencias históricas demuestran que nuestro mundo no puede cambiar sin un cambio previo de mentalidad en el individuo y en la opinión pública. 

Esta realidad se ha puesto ya de manifiesto en cuestiones tales como la guerra y la paz, la economía y la ecología, realidades en las que se han operado cambios fundamentales durante las ultimas décadas.

 

¡Se impone un cambio similar en relación con la ética! Todo individuo no sólo posee una dignidad inviolable y unos derechos inalienables; también debe asumir una responsabilidad intransferible en relación con todo lo que hace u omite. Todas nuestras decisiones y actuaciones, al igual que nuestros fallos y fracasos, tienen sus propias consecuencias

 

Mantener viva esta responsabilidad, profundizar en ella y transmitirla a las generaciones siguientes es quehacer específico de las religiones. Pretendemos ser realistas y actuar con lucidez respecto de los logros alcanzados en el plano del consenso.

 

Es necesario proyectar esa confianza en obras que demuestren a nuestro semejante la profundidad de los alcances que pueden lograrse cuando la voluntad y el raciocinio son autónomos y cuando se está convencido, también, de que dentro de todos nosotros duerme el más grande de los líderes, capaz de prescindir del anómalo control que tratan de imponerle aquéllos que desean tener no sólo nuestra confianza sino nuestra conciencia para manipularla, someterla y destruirla.

 

Ese enorme potencial, que posee nuestro espíritu, es la puerta que podrá conducir al hombre a la verdadera libertad. Y "La forma sabia de acabar con un conflicto es enfrentarlo con unidad de pensamiento y acción"

 

Por ello, si nos proponemos como habitantes de este planeta a integrar una conciencia sobre todos los problemas generados por la violencia humana. Los que luchamos por nuestros derechos humanos, los que no queremos sangre, los que no le damos importancia a las fronteras, los que realmente queremos la paz en este mundo, en todos y en cada detalle cotidiano de la vida habremos sin lugar a dudas de dar inicio a un verdadero cambio.

 

Verdaderamente tengo plena confianza de que este foro rescatara, a través de estas ponencias, mediadas útiles para el futuro de nuestro mundo, ya que simposios van, reuniones y encuentros vienen y las conclusiones son las mismas, el fantasma de la desconfianza sigue presente, hoy mas que nunca es momento de conseguir cambios, todas y todos los integrante de este planeta estamos en espera de una mejor calidad de vida.

 

Para concluir, hago fervientes votos para que todos los habitantes de este Planeta: Nuestra Tierra entiendan que no puede cambiar a mejor la situación de nuestro entorno mundial, sin que antes cambie la mentalidad del individuo.

 

Hoy apelo por un cambio de conciencia individual y colectiva, por un despertar de nuestras fuerzas espirituales mediante la reflexión, la meditación, y el pensamiento positivo, por la conversión del corazón. ¡Juntos podemos mover montañas! Sin riesgos y sin sacrificios no será posible un cambio fundamental de nuestra actual situación.

 

Por eso nosotros nos comprometemos en favor de una espiritualidad mundial en común, de un mejor entendimiento mutuo y de unas formas de vida socialmente conciliadoras, promotoras de paz y amantes dela Naturaleza.

 

!Hoy, invito a todos los seres humanos, a hacer lo mismo!