Discursos

[38] Discurso al recibir la Constancia de Mayoría y Validez como Diputado Federal Electo por el Partido Acción Nacional en el Cuarto Distrito Electoral del Estado de Michoacán.

 

Consejo Distrital Electoral del Instituto Federal Electoral, Jiquilpan, Michoacán, México, jueves 6 de julio de 2006.

 

 

Señor Presidente del Consejo Distrital Electoral del Instituto Federal Electoral en este Cuarto Distrito;

Señores consejeros;

 

Distinguidas representaciones de los partidos políticos nacionales;

 

Entrañables amigos de esta Junta Distrital;

 

Distinguida concurrencia:

 

Reza el dicho común que “no hay tiempo que no se llegue ni plazo que no se cumpla”.

 

Hace quince años, tuve la oportunidad de vivir la extraordinaria experiencia de iniciar el trabajo pionero del Instituto Federal Electoral en este Distrito; como fiel creyente de la democracia sustenté mi trabajo en una visión distinta no sólo de la tarea política sino, también, de ese pacto social que se hace a través de las urnas.

 

Por ello, tuve claro que en un momento histórico en que el mundo se convulsionaba con el derrumbe de la bipolaridad, en lo interno México tenía el enorme reto de empezar a diseñar un modo diferente de entender y ejercer la difícil tarea democrática; estaba de por medio consolidarnos en lo interno a efecto de dar una cara distinta más allá de nuestras propias fronteras.

 

Entendí que la nueva legislación electoral, enmarcada en el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, respondía a los requerimientos de los tiempos que vivíamos y reclamaban ya el vislumbramiento de un concepto diferente de la política que contuviera y se sujetara a las condiciones que dictaran las nuevas reglas del realismo político.

 

Tuve claro que la política representaba no solamente un simple juego electoral, ni el arte del gobierno en exclusividad, ni siquiera aún la competente lucha por el poder; me conduje bajo la certeza de que la política es hoy moral, ética y la búsqueda constante del consenso en la diversidad ideológica que parte no de la imposición de dogmas rígidos y petrificados totalmente rebasados por la realidad histórica, o el debate pasional fundamentado en los odios histéricos o el intercambio de simple retórica.

 

Supe siempre que “política” representaba la imposición de la razón y por ello asumí que la nueva convivencia política de México requerían, en efecto, hacer patentes los principios de certeza, imparcialidad y legalidad.

 

Entonces supe que el Instituto Federal Electoral había sido la más íntegra intromisión del destino en mi vida y hoy, quince años después, recibo uno de los mejores regalos que pudiera darme la vida, justo aquí en la que considero mi casa, esa que dejé aquél 7 de julio de mil novecientos noventa y dos. Después de una ardua, tenaz, austera y sencilla campaña, acudo a este Consejo Distrital a recibir la Constancia de Mayoría y Validez como candidato a Diputado Federal electo en virtud de haberme favorecido los resultados de los comicios realizados el pasado domingo 2 de julio.

 

Nada más íntegro para un ser humano que representar a su pueblo, nada más gratificante que cruzar el umbral de una puerta y volver a encontrar los rostros de quienes en su momento lucharon a mi lado, de quienes en su momento, al igual que esta noche, estuvieron cerca de mí compartiendo esfuerzos para demostrar que sí era posible contar en México con una institución confiable en materia de elecciones que bien ha sido ejemplo no sólo el Latinoamérica sino también en muchas otras regiones del orbe.

 

Durante poco más de 2 meses realicé en este Distrito una cruzada más por la democracia llevando el mensaje del Partido Acción Nacional hasta muchos de los rincones de los catorce municipios que lo integran.

 

Por carreteras, caminos y veredas, ciudades, colonias y comunidades caminé sin tregua seguro de que las campañas políticas son un instrumento capaz de patentizar nuestra independencia política, a la vez que fortalecer nuestro nacionalismo, profundizar en la igualdad entre los ciudadanos y ampliar la democracia en todas sus legítimas expresiones.

 

Por ello, mi campaña fue un acto repetido de meditación y reflexión, de reafirmación de creencias, convicciones; de acercamiento al ciudadano y de convivencia respetuosa con mis adversarios; mi campaña no fue un operativo promocional al estilo de las estrellas de la farándula como tampoco el escenario propicio para la exaltación de personalidades; ella presentó al pueblo una opción política distinta, con tesis, propuestas y conceptos claros de la tarea legislativa y de la profunda connotación del servicio público; ofreció, en conclusión, soluciones reales y concretas a los problemas que, como innegable realidad, enfrenta el pueblo de México.

 

Indudablemente en ello tuvo su sustento el triunfo que ahora vivo a plenitud.

 

Vaya mi más profundo agradecimiento a quienes confiaron en mí y sufragaron a mi favor; a mi pequeño pero eficiente equipo de campaña, a los Comités Directivos Municipales de mi partido que tuvieron a bien atenderme en mis reiteradas visitas a sus demarcaciones; a las diversas personalidades que me acompañaron en muchos de mis recorridos; a quienes me dieron la vida y me permiten poder vivir esta mañana esta extraordinaria experiencia.

 

Y vaya también mi especial agradecimiento, y mi reconocimiento, a este Consejo Distrital por la eficiente labor realizada en este proceso; llevo conmigo la esencia de la etapa que aquí viví hace quince años, colmada de recuerdos, vivencias y momentos que bien me conminan a pedirle al tiempo que vuelva.

 

A la ciudadanía de mi Distrito les digo que sabré representarlos dignamente en el Congreso, porque sé muy bien a lo que voy, siempre lo he tenido claro; que sabré estar muy cerca de los míos y que lejos del tabú de las sigas, colores y fronteras, en cualquier foro, nacional o internacional, sabré levantar  mi voz en defensa de mis principios, mis convicciones, mis causas y esas banderas de lucha que siempre, por siempre, han definido mi mundo interno, mi razón de vida y mi pasión por la tarea política.