[34] Intervención como Precandidato del Partido Acción Nacional a Diputado Federal Electo por el Principio de Mayoría Relativa, en la Convención Distrital del Distrito 04 del Estado de Michoacán.
Casa de la Cultura, Sahuayo, Michoacán, México, domingo 11 de diciembre de 2005.
Señor Presidente de la Comisión Distrital;
Señor Delegado del Comité Directivo Estatal;
Señores Delegados Numerarios;
Compañeros militantes del Partido Acción Nacional:
Como miembro activo del Partido Acción Nacional, y como precandidato, agradezco su presencia en este encuentro que más que competencia, concurso, contienda o preámbulo de conflictos, debe ser una extraordinaria oportunidad para la manifestación de las ideas y el espacio ideal para la búsqueda de los mecanismos que refrenden la unidad de nuestro Partido.
Yo no concibo al hombre desprovisto de sensibilidad y apegado sólo a bajos instintos; entiendo a un hombre racional, que lejos de la apreciación aristoteliana que lo ve como un “animal” político, es capaz de discernir, pensar, elegir, crecer, cambiar y actuar en consecuencia.
No entiendo al hombre brutal, perverso, inmerso en sus complejos, frustraciones y conflictos existenciales, no entiendo al hombre producto de su maldad. Entiendo a un hombre maduro, humano, visionario, apto y capaz, consiente de su realidad, que cree en la paz y la justicia pero, sobre todo, que cree en la democracia
Creer en la democracia es aceptar que el poder no es absoluto sino limitado por la Ley; que el acceso al poder político se logra mediante una competencia abierta y limpia en los procesos electorales; que el poder se ejerce de un modo temporal y no a perpetuidad; que los ciudadanos tienen entonces derechos, garantías y libertades protegidos por la Constitución y las Leyes que de ella emanan.
Pero los tiempos actuales, nos enseñan que la propia democracia vive una profunda crisis.
Primero, porque no hay educación integral para la democracia.
Segundo, porquen no existe real sino decorativa democracia.
Tercero, porque no se desarrolla la vida política en sí, sino que se ha caído en politiquería.
Los movimientos actuales hacia la democracia mundial se han manifestado en un proceso acelerado y se puede constatar que de una u otra forma una gran mayoría de países opta por el sistema democrático y sus valores en virtud de que, sin entrar en muchos detalles, la corrupción, politiquería, negación y violación de los derechos humanos y populismo entre otros males, son hoy en muchas naciones, parece mentira, sinónimo de democracia.
Grave, entonces, el estado que guarda el sentido de “lo democrático” en el seno de nuestras sociedades.
Esa es la idea que debe motivarnos a quienes hoy acudimos aquí, a esta Convención Distrital, en busca de representar a un partido político que en el presente ha podido demostrar que en su seno y procederes las cosas sí pueden ser distintas; a eso apelo, en esa idea me cobijo y por ello acudo esta mañana a la emprendedora y visionaria ciudad de Sahuayo, a presentarme ante la militancia activa de mi partido en busca de ser designado candidato a Diputado Federal por el Principio de Mayoría Relativa seguro de poder dar la batalla al contrincante, cierto de saber lo que hago, convencido del enorme compromiso que tengo con la historia de mi país, con mi pueblo, con ustedes mismos.
Ello me convence de que ser Diputado conlleva la imperiosa necesidad de caminar junto a mi pueblo en un proyecto mancomunado que vaya a la profundidad de los problemas y a la solución de los mismos. Proponer para resolver, es hoy la única posibilidad de lograr ese modelo de sociedad al que hemos aspirado legítimamente todos los mexicanos.
Nuestro país, como otros más del planeta, asisten hoy a una época caracterizada por serios conflictos internos; el peor de ellos es ver que el reloj de nuestro tiempo parece haberse detenido ante la imposibilidad de generar los cambios.
Unos creen y propugnan por el populismo, otros por esquemas contrastantes y ajenos a nuestra realidad social; unos más por medidas que en nada responden al sentir e inquietud de nuestro pueblo. De todos, el peor, por ser el más perverso en sus efectos es, sin lugar a dudas, el populismo que, desde luego, no es el camino para resolver los problemas de México. Aún cuando los populistas dicen que su acción va encaminada a gobernar para los pobres, el sentido del ejercicio populista es totalmente falso.
Gobernar para los pobres, entre otras cosas, es abrir fuentes de trabajo, sacar nuestros propios energéticos y dejar de importarlos, localizar nuevos yacimientos de petróleo, mejorar nuestras líneas ferroviarias, construir puertos, incrementar la producción de electricidad. Todo ello exige capital en cantidades que ningún gobierno tiene, y ni aunque lo tuviera sería el camino, como lo demostró el derrumbe de la Unión Soviética y de sus países satélite, donde todo se quiso resolver con monopolios de gobierno.
Por ello, nuestro país debe ir ya sin menoscabo a la consecución de los cambios estructurales. Debe profundizar también en la Reforma del Estado.
En lo estructural, la posibilidad de que en México se pueda acelerar el desarrollo y elevar el bienestar de las personas dependerá de que se incremente la productividad mediante los instrumentos de las reformas estructurales que se encuentran pendientes: la fiscal, para crear una nueva cultura tributaria en nuestro país y eliminar las profundas debilidades crónicas que padecen los ingresos de nuestro erario; la del sector energético, para, sobre otros aspectos, proveer de electricidad y de energéticos a la planta productiva nacional a precios competitivos y responder a otras varias necesidades estratégicas que se apoyan recíprocamente; la laboral, a efecto de dar mayor flexibilidad y transparencia al marco jurídico en la materia y ofrecer mayores oportunidades a los trabajadores potenciales, es decir a los que buscan trabajo y a los que lo demandarán en un futuro; la judicial, que en su esencia jurídica deberá estar orientada a remover de la ley sesgos o favoritismos violatorios de la justicia; y, la educativa, para acabar con las insuficiencias en la atención a los educandos e inducir el aprovechamiento de las nuevas tecnologías y, con ello, el incremento de la productividad.
La Reforma del Estado, en México, no ha dejado de ser sólo retórica; aquí se han pasado de largo las dimensiones reales del proceso.
Reformar al Estado, implica una labor titánica y requiere de un trabajo legislativo encaminado por la línea de una fina técnica jurídica, responsable, acuciosa, comprometida con México y no con siglas, colores, bancadas o intereses de grupo.
Reformar hoy al Estado es jugársela con todo; es retomar su visión institucional o política, dirigida a perfeccionar mecanismos de gobierno y legitimación democrática; su visión administrativa, dirigida a mejorar la capacidad de gestión integral de políticas públicas; su visión económica, dirigida a asegurar la apertura para el crecimiento y el equilibrio macroeconómico; su visión social para reencauzar el gasto social con efectividad en la lucha contra la pobreza y las inequidades sociales; y, su visión humana para dejar claro que el individuo es primero, el punto de partida y el fin último de toda la actividad pública.
Señores Delegados:
No estoy aquí buscando una candidatura por mero capricho o un protagonismo estéril; sé que en mi Distrito existen respetables liderazgos que bien pudieran representar dignamente a mi Partido. No soy el único, lo tengo claro.
Estoy aquí, porque como en alguna ocasión lo referí, yo si sé de donde vengo, donde estoy y a donde voy; porque yo si sé quien soy y lo que quiero ser; porque yo tengo una propuesta para mi pueblo; porque me mueven mis causas y esa úlcera de inconformidad producto de vivir en un país que históricamente ha sido agraviado y que me motivó un día a dejar mi tierra para ingresar a las aulas universitarias en la ciudad capital; estoy aquí porque comparto los anhelos y esperanzas de ustedes, de sus padres, de sus hijos y de sus hermanos; estoy aquí porque me mueve la esperanza de un México distinto y mejor; estoy aquí y quizás mañana allá o acullá porque traigo conmigo la enseñanza que me he forjado siendo testigo y actor de mi propia historia; porque he sentido el dolor de la desigualdad, porque he vivido la prueba de la vida y de ella me he fortalecido.
Estoy aquí, sí, de nueva cuenta, porque me empuja el ejemplo de un gran hombre que con talla de verdadero estadista amó a su Partido, pero más amó a México; estoy aquí porque como a él a mi también me convence saber que “SOLO ESTA DERROTADO AQUEL QUE HA DEJADO DE LUCHAR”.♦