[2] Intervención en la Reunión de Análisis “Proyecto Nacional y el Municipio ante el Desafío del Nuevo Siglo”.
Naucalpan de Juárez, Estado de México, martes 27 de octubre de 1987.
Señor Licenciado Agustín Leñero Bores, candidato del Partido Revolucionario Institucional a la Presidencia Municipal de Naucalpan;
Ciudadana Licenciada Esthela Cázarez de Martín del Campo, candidata de nuestro Partido a Diputada del Congreso Local del Estado de México;
Señora Licenciada Aurora Leal de Leñero Bores;
Compañeros integrantes del Presidium;
Señoras y señores:
Agradezco mi participación en este encuentro que retoma un tema que se ha convertido en uno de los más importantes de los últimos años y representa, a la vez, un esfuerzo más en su estudio como forma de organización base de nuestra vida institucional.
Hablar del Municipio nos obliga a reflexionar sobre las primeras formas de organización del hombre, la historia nos demuestra que no surgió, precisamente, en ninguna época específica y que éste tuvo desde siempre el instinto natural, con origen biológico, de agruparse para poder garantizar la satisfacción de otros instintos inherentes a su naturaleza humana. Lo que ahora conocemos como “Municipio” pudo, desde luego, haber recibido cualquier otra denominación.
Podemos afirmar con certeza que la institución municipal es producto del desarrollo histórico de la humanidad; teniendo origen en una forma de organización rural primitiva es anterior al estado y a la ley misma.
Hablar de Municipio, para el caso de México, nos obliga a reflexionar también sobre la institución básica de su vida política; “Municipio Libre”, conforme a nuestra concepción constitucional es sinónimo de democracia y de libertad.
Independientemente de continuar estudiando al Municipio siguiendo una línea de análisis jurídico, o bien del desarrollo histórico que afecta a este organismo, es oportuno ubicarnos en el repaso reiterado de las posibilidades reales de éste para lograr el futuro; esto es: que se cumpla cabalmente con el cometido político para el que, en el caso de nuestro país, fue instituido en el alto rango constitucional como “base de nuestra organización territorial y de nuestra organización política y administrativa”.
La división territorial y administrativa actual de la República Mexicana, responde a las características culturales y a las necesidades económicas y políticas de cada etapa a través de la historia nacional. El “Municipio Libre”, piedra angular de nuestra estructura federal, fue adoptado por el movimiento revolucionario iniciado en 1910 como una de sus instituciones básicas.
El Municipio mexicano, nuestro Municipio, representa así un primer nivel de decisión en nuestras estructuras e instituciones políticas; en él confluyen los tres niveles de gobierno concretando sus acciones en un territorio y en una población específicos por ser, precisamente, no el tercero y último de los niveles de gobierno que integran nuestro esquema federal, sino el primero. Como entorno cercano a la comunidad permite palpar con sensibilidad realista la problemática nacional y recoger en él los genuinos sentimientos de la Nación, para plantear soluciones objetivas acordes a las características propias de cada región del territorio nacional. Constituye la instancia gubernamental más cercana a los intereses de la comunidad y debe ser, por ello, un ámbito democrático estrechamente ceñido al interés popular.
Las acciones tendientes a lograr el desarrollo integral del país, deben encontrar en el Municipio su obligado punto de partida.
Fortalecer al Municipio en nuestros días representaba ya una necesidad insoslayable. El fortalecimiento municipal conlleva la voluntad política para inducir el cambio estructural que requiere nuestro país, es también factor básico de la democracia, la descentralización, la planeación y la renovación nacional, contenidas en nuestro Proyecto Nacional.
Cuando el Presidente Miguel de la Madrid recorre el país con el sano propósito de entablar un diálogo con la comunidad y elaborar un programa de gobierno resultado e la voluntad de los mexicanos, instituye una forma de trabajo acorde a nuestros tiempos tendiente a diseñar nuevas estrategias y líneas de acción que planteen soluciones serias, responsables, eficaces y alejadas de cualquier demagogia: la consulta popular. Ella recoge las aspiraciones legítimas de la Nación, que reclama intensificar propósitos y acciones para dinamizar el rumbo del país.
En este proceso de concertación el Municipio se convierte en punto vital de importantes planteamientos, Nunca antes en el contexto de una campaña político-electoral se había prestado tanta atención a la vida municipal; nunca se había participado tanto; nunca se habían planteado tantos problemas; y, nunca, tampoco, se atisbaron tantas soluciones.
Con base en este proceso se conforma, poco después, la adecuación legislativa más profunda en materia municipal.
Durante el Primer Período de Sesiones de la LII Legislatura del Honorable Congreso de la Unión, el Senado de la República, como Cámara de Origen, recibe para su estudio y dictamen la Iniciativa de Reformas y Adiciones al Artículo 115 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que viene a incidir en las estructuras políticas, económicas y sociales del país y crea las bases para el fortalecimiento de la “célula básica” de nuestra vida institucional.
A diferencia de las siete reformas que desde su concepción había sufrido con anterioridad este importante precepto jurídico, ésta última busca crear un nuevo municipio, factor de desarrollo y de cambio. Como acción de vanguardia otorga a los Ayuntamientos nuevas atribuciones para que cumplan cabalmente con el cometido que nuestra Ley Suprema les asigna.
El fortalecimiento municipal es una de las líneas políticas fundamentales del actual Gobierno de la República; le ha significado, más que un compromiso, razones comprometedoras que han ido demasiado lejos y que suponen una modificación de las estructuras de México.
Ahora, fortalecer al Municipio ha sido, más que un lema, un propósito de reorganizar al país y un gran intento por recobrar algo que estaba cerca de perderse; significa volver a debatir lo que tanto apasionara al Congreso Constituyente aquéllos días de enero de 1917.
Ahora, al hablar del Municipio, independientemente de posiciones ideológicas, no podemos descender al nivel del halago o la diatriba; la política, como disciplina con designios morales muy elevados, no admite, en nuestros días, ni catastrofismos ni demagogia. Aceptemos que tenemos todavía un largo camino por recorrer, y no precisamente fácil, para la consolidación de la libertad municipal que presupone el perfeccionamiento de nuestro sistema federal.
Hoy, persiste el fantasma económico y sabemos que aún no se ha satisfecho completamente este requerimiento básico para cumplir con el principio constitucional del Municipio Libre. El mismo Diputado Constituyente llegó a la conclusión de que sin libertad económica no es posible hablar de autonomía política; sin embargo, muy a su pesar, deja un gran vacío legislativo en este importante rubro.
Hoy, todavía muchos municipios se enfrentan a numerosos problemas para cumplir eficazmente sus funciones, lo que trae como consecuencia la pérdida de su dinamismo económico, político y social.
Hoy, ante todo, necesitamos replantear el papel del Municipio mexicano dentro de la estructura de nuestro moderno Estado Republicano, de raíz y lealtad federalista, y definir además su función en el cuerpo político de un pueblo que necesita renovar y fortalecer sus estructuras sociales e instituciones de gobierno para hacer posible el logro de los objetivos de nuestro Proyecto Nacional, proyecto que habrá de alcanzar su máxima expresión si cuenta con instituciones modernas y fuertes.
Ahora, más que nunca, resulta vital que persista la vocación municipalista en las políticas de gobierno; que se continúe con ese inagotable quehacer fortalecedor del Municipio mexicano. La Reforma Municipal no es, ni será, moda de un sexenio; debe ser un proceso ininterrumpido, permanente y plausible que como todo cambio se consolide poco a poco. En política, vale más el paso lento pero seguro y firme que la improvisación o el ensayo.
La Reforma Municipal actúa y avanza. Nos ofrece instrumentos para enfrentar el presente, el futuro nos dirá lo conveniente. Retomemos el pasado como experiencia; el presente, para aplicar lo corregido y preciso y dar continuidad a lo operable; y, el futuro, para definir la ruta y los objetivos por alcanzar en nuestro único destino: México.♦