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[265] ¿LAS PERSONAS MAS NECESARIAS?... LOS PADRES

 

Felipe Díaz Garibay

 

 

Retomado del texto “Así es la vida según Gandhi”

 

Parte 22

 

 

Columna "Una voz en el silencio", semanario "Noticias Cuarto Poder" de Sahuayo, Michoacán, México, domingo 4 de diciembre de 2016.

 

 

 

Son ellos quienes nos brindaron la posibilidad de que nosotros, como parte de la humanidad, pudiésemos caminar por esta Tierra, son ellos quienes nos han permitido nacer y, sin equivocación alguna y salvo muy contadas excepciones, pudieron amarnos antes de nacer. Nuestros padres son, simple y sencillamente, el único e invaluable gran tesoro que poseemos en la vida, su amor es intemporal y su amor trasciende aun cuando se han marchado a las plantas de Dios.

 

Después de Dios, no hay obligación más estrecha que la que tenemos a nuestros padres, porque además de habernos dado la vida, han empleado todo su cuidado en conservárnosla; ellos nos dan el sustento, nos visten, nos proporcionan todas las comodidades que disfrutamos, y se desvelan y afanan continuamente para educarnos.

 

Y no han mandamiento mayor, “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Dios te da”, nos dice Éxodo en el versículo 12 de su capítulo 20.

 

El mandamiento de honrar a nuestros padres es la fibra básica de nuestras vidas y de nuestra relación con Dios y lleva consigo el destino divino de los hijos de Dios. Este mandamiento se refiere al gobierno familiar el cual es modelo del gobierno celestial. El mandamiento de honrar a nuestros padres hace eco entonces al sagrado espíritu de las relaciones familiares, las cuales deben ser expresiones sublimes de amor e interés mutuos. Nos damos cuenta de la importancia de estas relaciones al comprender que nuestras expresiones de gozo o de dolor en esta vida mortal las causan, por encima de cualquier otra cosa, los miembros de nuestra familia.

 

El amor de nuestros padres e inconmensurable y gran razón tienen al expresar ante los desvaríos de los hijos: “…cuando seas padre nos entenderás…”, lección que sólo es posible entender cuando enfrentamos la realidad de esa cadena de vida que nos coloca en la posición de dirigir, formar y educar a nuestros propios hijos

 

No es tarea fácil, y menos aún en los convulsos tiempos que vivimos donde, de pronto, nos encontramos con vacíos abismales en la comprensión del verdadero significado de nuestros padres que nos impiden conocer a plenitud el valor que ellos nos representan. Suele pasar que así como ellos forman a los  hijos, de pronto los hijos podemos coadyuvar en la formación de nuestros padres y es tan simple como que los hijos entendamos que ellos son quienes se enteran por primera vez que venimos al mundo, ellos son quienes por primera vez nos reciben, ellos son quienes nos alojan por un periodo de tiempo para transitar los primeros pasos de nuestra estadía en este mundo, ellos son los que nunca se olvidan de nuestros gustos, nuestros temores, nuestras ocurrencias, nuestras ideas, nuestras actitudes, nuestras manías; ellos son quienes siempre recuerdan el día de nuestro cumpleaños, el día en que empezamos a caminar, el día en que fuimos a la escuela por primera vez; ellos son los que siempre tendrán la intención de hacernos bien, conducirnos por la buena senda, darnos lo mejor, querernos; ellos son, y así son simplemente, nuestros padres.

 

Esas dos personas que se unieron alguna vez con el compromiso de hacer una familia, y que de esa unión surgió el milagro de la vida, esas que fueron instrumento del Padre para darnos vida, para proporcionarnos casa y cobijo y para enseñarnos a ser hombres y mujeres de bien.

 

A ellos siempre deberemos amor, agradecimiento, con ellos siempre deberemos ser benevolentes, justos, considerados, compasivos, pues ellos se lo merecen, porque es un deber que Dios mismo nos ha indicado seguir y al pie de la letra.

 

Los padres, ¡cuán importantes son para nosotros!, detrás de ellos hay todo un universo maravilloso, lleno de costumbres y tradiciones que nos forman y dan cultura e identidad, de ellos obtenemos y aprendemos valores y a tener el extraordinario sentido de pertenencia.

 

Es más que claro que sin ellos, nuestros padres, no sería posible el caminar del mundo, no habría orden; el primer Padre, Dios entonces, cuando separó al hombre y a la mujer no estaba haciendo otra cosa que crear las figuras paternales, imprescindibles para la sucesión humana.

 

Viéndonos en el aspecto fundamental del amor que nos dan nuestros padres podemos, sin lugar a dudas, crear y mejorar nuestro mundo.

 

Mis queridos lectores cuantas veces hemos oído decir que “…los hijos son un milagro” pues cuando somos padres los hijos son eso, un milagro, pero de pronto pasamos de largo que cuando somos hijos… los padres son el mayor milagro en nuestra existencia.

 

Hasta la próxima si la Gracia infinita de Dios nos lo permite.

 

Les abrazo.