[257] ¿EL REGALO MAS BELLO?... EL PERDON
Felipe Díaz Garibay
Retomado del texto “Así es la vida según Gandhi”
Parte 15
Columna "Una voz en el silencio", semanario "Noticias Cuarto Poder" de Sahuayo, Michoacán, México, domingo 18 de septiembre de 2016.
Uno de los aspectos conductuales del ser humano que más cuestionamientos llevan consigo, por su profundo significado es, sin lugar a dudas el perdón.
Para muchos es incomprensible el tener que recurrir a él, al perdón aclaro, cuando sus vidas han estado colmadas de agravios, ultrajes, denostaciones y un sin fin de daños morales; de pronto sucede que por estar en paz de conciencia es necesario, sí, perdonar y olvidar. Sin duda alguna hay innumerables acciones humanas que pareciera imposible perdonar por lo que ellas implicaron, pero sobre todo por los efectos que tuvieron sobre las víctimas; sucede también que, de pronto, estas últimas resultan ser victimarios y aquello del perdón se hace cada vez más difícil y a veces imposible.
Perdonar no implica hacer a un lado esquemas de conflicto existencial y retornar al mismo estado de cosas; hay quienes, en efecto, confunden el perdón con esa manera de incurrir en la reincidencia; perdonar desde mi muy particular punto de vista lleva consigo la necesidad de un rediseño de nuestras existencias y de la enorme posibilidad de ser cada vez mejores.
A mí no me queda la menor duda de que el perdón es la puerta a la reconciliación en cualquier relación que necesita restauración y el paso previo para poder ser consecuentes con el mandato del verdadero amor divino. Tengo perfectamente claro que no es posible amar sin perdonar pues el objetivo primordial de nuestras vidas es el amor y si perduran los rencores será imposible alcanzarlo a plenitud.
Alguna vez oí decir que el perdón es un bálsamo que emana del alma, del alma misma de Dios. Por lo tanto el perdón no significa o no es cualquier cosa; constituye una actitud humana que debe ser bien razonada, perfectamente entendida, absoluta y totalmente asumida.
Pero perdonar no significa ceder siempre o dejar que el mal triunfe, ni dejarse pisotear sin justicia, debo dejarlo claro.
Perdonar lleva consigo la esencia carnal del hombre que tiene un enfoque errado, una naturaleza que todos tenemos y que solo entendiendo el verdadero sentido del amor podrá dominarse. Si tenemos un objetivo espiritual claro, donde prima un concepto de Dios que nos convence y vivimos a plenitud, no nos será imposible perdonar todas las ofensas que nos hagan; pero cierto es que existen los enemigos de Dios, que viven blasfemando contra Su Espíritu y estoy seguro éstos no pueden ser perdonados. Yo no comparto esa visión ventajosa y desvinculada de la esencia del amor divino que establece que hagamos lo que hagamos en nuestras vidas, así robemos, asesinemos, seamos blasfemos o mentirosos, Dios por ser un ser de misericordia nos habrá de perdonar todas nuestras acciones. No resulta, en estos términos, fácil de comprender el sentido del perdón. Al menos no para mí.
Sin embargo, bien valdría la pena buscar qué es lo que realmente nos puede ayudar a perdonar y aquí encontraremos que debemos recordar qué implica el perdón y entender que no significa precisamente considerar que está bien lo que sucedió, ni que nunca pasó y que nos hagan lo que nos hagan nos comportemos de manera tal que avalemos todo y volvamos a retornar a los esquemas que nos han afectado; es bueno pensar también en los beneficios del perdón y dejar de sentirnos enojados o de guardar rencor, ello nos permitirá siempre estar en paz con nosotros mismos, mejora nuestra salud y nos permitirá encontrar los caminos perfectos hacia la felicidad; también debemos ser comprensivos, todos somos imperfectos y siempre será sano saber entender las limitaciones ajenas; debemos ser razonables y aprender a querer a los que nos rodean más que por sus virtudes, muy a pesar de sus defectos; debemos, por último actuar de inmediato y esforzarnos por perdonar enseguida en vez de permitir que se encone la ira y con el paso del tiempo nos cuente mayor trabajo llegar a las puertas del perdón.
El perdón es la firme decisión de abandonar el resentimiento aunque tengamos que poner distancia de por medio; podemos vivir en paz sin la necesidad de estar asidos o amarrados a aquello que nos daña y nos provoca inevitables daños.
Pero de lo que si estoy seguro, mis queridos lectores, es que el perdón siempre abrirá las ´puertas del amor.
Nos vemos la próxima semana si la Gracias infinita de Dios nos lo permite. Les abrazo con afecto.♦
