[255] ¿LA PERSONA MAS PELIGROSA?... EL/LA MENTIROSO/A
Felipe Díaz Garibay
Retomado del texto “Así es la vida según Gandhi”
Parte 13
Columna "Una voz en el silencio", semanario "Noticias Cuarto Poder" de Sahuayo, Michoacán, México, domingo 4 de septiembre de 2016.
En definitiva, no se nace siendo mentiroso, la mentira es algo que se aprende del entorno en que se vive, o que se crea interiormente con la intención de cambiar la realidad. Evidentemente que la forma en que nos forman y educan desde niños, y claro en el seno de nuestra familia, tiene mucho que ver en nuestra conducta y, por ende, en el hecho de que seamos mentirosos. Pero lo que sí tengo cierto es que, siendo franco, no he conocido en mi vida a nadie, así literal a nadie, que en su vida no haya sido capaz de mentir, una, dos, tres o más veces, qué sé yo.
Pero el hecho de decir mentiras no sólo afecta nuestro entorno inmediato como lo es la familia, el trabajo, los amigos, sino que también afecta la confianza en nosotros mismo; empezamos a sentir que no somos capaces de decir la verdad y eso baja tu autoestima por no lograr hablar, por no poder ya en cierto momento distinguir entre la realidad y lo que en nuestra mente llevamos.
No es que existan las llamadas “mentiras piadosas”, con frecuencia sucede que muchas mentiras acaban por convertirse en verdades y muchas verdades pasan a los anales de la mentira sólo por el tratamiento que nosotros mismos damos a ciertos argumentos sin tomar en consideración los alcances del hecho.
Una mentira puede acabar con todo, de ahí entonces que el hecho de mentir no puede apreciarse como una maravillosa virtud como algunos lo definen.
Si importante es conocer los alcances de la verdad, más lo será entonces conocer los alcances de la mentira, de ello no tengo ni la menor de las dudas y más aún cuando a través de la segunda –de la mentira quiero decir- llevamos la consigna de afectar vidas ajenas, ello es imperdonable.
Hay que partir de la consideración de que hablar de mentiras y verdades es un verdadero problema, porque cada persona ve las cosas desde su propia perspectiva, es decir como quiere verlas o como mejor le conviene verlas; vive una escena, un momento, una circunstancia o escucha un argumento de forma diferente e interpreta las cosas igualmente de forma diferente, pero mentir no es solamente decir algo que "no es" sino que también es simular, intrigar o fingir, ser hipócrita en consecuencia.
Y probablemente no exista alguna persona en el mundo que no haya dicho mentiras alguna vez con el fin de ocultar una verdad que puede generar reacciones de enojo, críticas, regaños o castigos que por el miedo a ellas, fortalecen la inseguridad, la desmotivación y la baja autoestima, pero también mienten las personas que son muy "pretenciosas" y que piensan que con desacreditar a alguien con sus mentiras, van a lograr una mejor posición o reconocimiento ante los demás. Pero hay algo cierto: hay mentiras que tal vez pudieron haber evitado muchas guerras pero, otras también, que fueron capaces de generar los más sangrientos acontecimientos, conozco mucho de ello.
De ahí entonces que un ser mentiroso es un ser peligroso por naturaleza por las enormes posibilidades de daño que generan sus palabras o hechos.
Las muy frecuentes y famosas mentiritas "piadosas" no existen, todas llevan una intención y cuando se vuelven constantes y frecuentes o se calculan deliberadamente, se está manifestando un problema que puede ser muy grave y hasta convertirse en un problema patológico, cuando ese tipo de conductas generan conflictos a la persona que lo padece", y es un mal que día a día en nuestros tiempos se hace más frecuente y es casi una pandemia.
Tenemos la manía a creer que mentir a veces nos puede ayudar a salir de un apuro, algunos creen que se miente como mecanismo de defensa o de ataque y es que a veces la reacción de muchas personas ante una determinada verdad de manera inconsciente nos orilla a disfrazarla, por lo general no con el fin de ocultar algo que puede ser molesto o doloroso para alguien, por ejemplo: se habla de alguien calificándola de "buena persona", para no tener que revelar en verdad lo que "esta persona es" o a la inversa, manchamos imágenes ajenas con toda una serie de argumentos sacados de la ficción como sucede muy frecuentemente en el medio político.
Mis queridos lectores, el pretexto de mentir, ocultar algo, o no decir toda la verdad, puede tener muchas aparentes razones, pero acostumbrarse a hacerlo se puede convertir en un verdadero trastorno mental que se complica con el día a día y más aún por la intención oculta de dichos actos.
Lo único que puedo decir por ahora es que, todos sin excepción, debemos elegir bien lo que vamos a decir antes de hablar, hacer algo o acusar injustamente, porque con ello bien podemos evitar hacer mucho daño a los demás y lo triste de todo es que, de hacerlo, nunca jamás, pero nunca de verdad, estaremos bien con nosotros mismos.
Hasta la próxima semana si la gracia infinita de Dios ello hace posible. Les abrazo.♦
