[254] ¿EL PEOR DEFECTO?... EL MAL HUMOR
Felipe Díaz Garibay
Retomado del texto “Así es la vida según Gandhi”
Parte 12
Columna "Una voz en el silencio", semanario "Noticias Cuarto Poder" de Sahuayo, Michoacán, México, domingo 28 de agosto de 2016.
Nadie podrá negar que los seres humanos estamos investidos de infinidad de virtudes pero también de innumerables defectos, no es posible ser ni todo ángel pero tampoco todo demonio dicen por ahí los muy conocedores de esas cosas y asuntos del mundo. Virtudes y defectos son entonces las aureolas que coronan las cabezas de un ser humano y ellos son, a ciencia cierta, la forma que define el comportamiento de cualquiera pero también es fondo.
En mi paso por la vida he tenido la oportunidad de tratar con toda clase de personas, unas con virtudes de verdadero encanto y muchas otras, las más creo, que llevan en sus espaldas la pesada cruz del mal carácter y con frecuencia me pregunto no tanto el porqué de esa singular característica sino del porqué y las razones que la provocan.
Los seres humanos, de por sí, tenemos la tendencia a tener un carácter muy cambiante y estos cambios pueden presentarse debido a un sinnúmero de situaciones incómodas que molestan a una persona en específico. El mal humor afecta, y de qué manera, nuestras relaciones interpersonales de quien lo padece y es claro que con cualquier mala actitud los círculos sociales empezarán a excluir a quien denota un carácter insoportable.
En lo personal me he dado cuenta, por experiencias propias, que no es nada recomendable permanecer en una actitud defensiva y ofensiva ante cualquier comentario o acción hacia quien presenta un cuadro de mal humor; por regla he optado por el silencio, la ausencia si es reincidente o el alejamiento definitivo si aquello no deja ver alguna solución posible. También he podido ver que el problema del mal humor, porque lo es, afecta comúnmente y de manera transitoria o frecuente a las personas alrededor del mundo causando y aumentando los problemas de quien lo padece; no así es preciso dejar claro que el mal humor puede ser producido por factores internos y externos; algunos motivos del mal genio pueden ser propiciados por el mismo ambiente social, el estrés de la rutina, las discusiones y malas situaciones. Entre las motivaciones internas que pueden desencadenar el mal humor de cualquier persona tenemos a una dolencia, una enfermedad, mala interacción social y, la peor causa, el aislamiento.
El mal humor no es propio de un grupo de seres humanos en específico, como tampoco de una clase social o de un gentilicio, aún cuando he de reconocer que en cierta manera los climas de ciertos países influyen, y mucho, en la definición del carácter de las personas. Razones más, razones menos, pero el mal humor está en los cuatro puntos cardinales del planeta.
El mal humor, que sólo se explica al tenor de la propia conducta humana, el modo de vida, los caracteres y los profundos desequilibrios que pueda alguien llevar consigo y que delimitan su personalidad, puede ser explicado desde diversas vertientes y destaco yo las biológicas, psicológicas y sociales. Así entonces nuestro ser biológico, nuestros propios mundos internos y los factores que nos impone la sociedad en que vivimos, son factores determinantes en las definiciones de nuestro mundo emocional y, por ende, de nuestros comportamientos, de nuestro carácter y de nuestros estados de ánimo.
Es difícil poder establecer un manual para dar tratamiento certero al mal humor. Sin embargo, es fundamental aprender a identificar los motivos por los cuales sentimos mal genio, al tener la capacidad para detectar qué nos afecta estaremos en la posibilidad de corregir nuestras actitudes y evitar caer en tan incómoda situación.
Es necesario también tener la capacidad de enfocar nuestra concentración en algo que sea realmente de gran agrado, pues existen muchas actividades que puedan gustarnos; en ese sentido debemos explorarnos para conocer qué es lo que más nos gusta. Al tenerlo claro nos será posible poder invertir parte de nuestro tiempo para aprender a realizarlo.
Al ser seres sociales tendemos a ser influenciados por nuestras relaciones más cercanas, no debemos entonces dudar de que el peor error que podemos cometer al presentar mal genio es encontrarnos cerca de otra persona malhumorada, lo más seguro es que terminemos igual de enojados o más que ella y presentándose el peor caso que es una disputa entre ambos.
No debemos pasar de largo que las personas día a día debemos interactuar con otros seres humanos, sin embargo, esto no es garantía de amistad o buena relación, pues muchas veces otros individuos tienen sus problemas, los cuales sólo deben incomodar a quien los lleva consigo y nuestro papel está en prestar atención si nuestra intervención es requerida o limitarnos a escuchar y dar salida a las situaciones concretas. He llegado a la conclusión de que involucrarse demasiado en las temáticas ajenas, y más en las que a otros provoca el mal humor, no es nada sano sobre todo si tomamos en cuenta la manía que tienen muchos de vivir malhumorados, qué flojera.
Yo siempre aconsejo aplicar la virtud de la tolerancia hasta donde sea posible y sonreir ante cualquier circunstancia, los enojos y la demostración de emociones es mejor dejarlos para cuando estamos en la más profunda intimidad de nuestro día… de nuestros momentos… y de nuestra propia vida.
Hasta la próxima semana con el favor de la Gracia de Dios, en tanto les abrazo con el mayor de mis afectos.♦