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[251] ¿LA PRIMERA NECESIDAD?... COMUNICARSE

 

Felipe Díaz Garibay

 

 

Retomado del texto “Así es la vida según Gandhi”

 

Parte 9

 

 

Columna "Una voz en el silencio", semanario "Noticias Cuarto Poder" de Sahuayo, Michoacán, México, domingo 7 de agosto de 2016.

 

 

 

Todo comportamiento, o no comportamiento humano es comunicación pues cualquier actitud contraria a lo que de manera común conocemos como “comunicación”, la distancia humana entonces, es comunicación también.

 

La comunicación es un proceso que se da en un contexto y, necesariamente, es interaccional, es decir sus efectos dependen del que comunica y del que recibe e interpreta; es un proceso de causalidad circular y la parte central de él es que tiene un efecto o influencia sobre la otra persona os obre los que nos rodean o están cerca de nosotros.

 

No es sólo intercambio de información, por lo que debemos diferenciarla del proceso de comunicación propiamente dicho.

 

Lo que sí es cierto es que no es posible entender ningún proceso de desarrollo humano sin comunicación. Sin lugar a dudas ella ha jugado un papel determinante en el devenir histórico pues éste, al final de cuentas, constituye un proceso íntegro y cabal de comunicación que bien define nuestro presente.

 

Comunicar en las relaciones humanas posee fundamental importancia desde los inicios de la vida; constituye el elemento más importante en el desarrollo de las relaciones que establecemos en nuestra vida; es la forma como las personas damos y recibimos información sobre ideas, sentimientos y actitudes; pero es también la manera como percibimos esa información, es decir, el significado que le damos y cómo la utilizamos.

 

Comunicarse es todo un proceso que inicia desde una mirada, un silencio, una palabra o una mera actitud y va desde el decir hasta el sentir producto de lo que escuchamos o apreciamos en cualquier medio de comunicación bien sea escrita o audiovisual.

 

Son cinco los elementos que podemos distinguir en todo proceso de comunicación:

 

El yo, que viene a constituir, claro está, el elemento central; es la consideración de mi persona, de mis características, de mi propia personalidad y de mis momentos existenciales, el yo es central para lograr una comunicación efectiva y se manifiesta con ideas, intenciones, información y el propósito de comunicar.

 

El tú, pues todo proceso de comunicación que se establece supone una contraparte con el cual yo debo o voy a interactuar. La consideración del tú es central también en el proceso de comunicación toda vez que si no toma en cuenta las características del otro o la parte esencial de  los que participan en él, deja de ser tal y se convierte en un monólogo; siempre, y por regla, el receptor habrá de interpretar el contenido del mensaje a la luz de sus propias experiencias de vida previas y sus marcos de referencia.

 

El contenido, que viene a constituir eso que queremos comunicar y por regla es algo sumamente personalizado y hace que la forma que un mensaje adquiera sea una interacción única y exclusiva del propio momento en que se comunica donde influye mucho el estado de ánimo de las dos partes.

 

La relación, que viene a ser el objetivo principal de la comunicación entre los seres humanos. A la vez que se expresa un mensaje (contenido), la forma en conjunto con el contexto, determinarán entonces cuál es la relación que establecen las dos partes que se comunican y cómo deba de ser entendido el mensaje que se ha expresado.

 

Por último tenemos el contexto, que viene a constituir el espacio físico donde se efectúa el proceso de comunicación entre las dos partes; no es lo mismo decir a alguien “te amo” en un basural que en un mirador a la luz de la luna, aunque esto depende mucho, desde luego, de otro tipo de características enfocadas al sentido de una relación afectiva en una pareja con lo que viene a tomar, entonces, especial importancia el espacio psicológico por la poca conciencia que en sí tenemos de él y en el que intervienen toda una serie de factores como la desconfianza, el temor, la tensión, las normas, las costumbres, las leyes, las tradiciones, los que vienen a enmarcar un comportamiento y dirigen, obligadamente, la interpretación del momento que se vive y los mensajes que en él se ofrezcan pues todo ello determinará la forma en que los mensajes vertidos sean interpretados.

 

Mis apreciados lectores no existe un manual que nos diga cuáles son las peores o las mejores maneras de comunicarnos; todo depende sin duda alguna de lo que llevemos dentro, de eso que nuestro mundo interno lleva consigo, así que independientemente de toda esa gama de factores que aquí he expuesto, serán nuestras propias actitudes las que vengan a determinar el éxito o el fracaso de un proceso de comunicación que establezcamos. Si se trata de  exponer solamente o de pedir algo, tengamos siempre presente que en la forma que nos expresemos o tratemos de comunicarnos en ese momento dependerán los éxitos o los grandes fracasos. Siempre hay que cuidar las formas pues ellas, en definitiva, hablar de los fondos que llevamos dentro, muy dentro de nuestra propia conciencia.

 

Nos vemos la próxima semana si Dios nos lo permite. Les abrazo con afecto.