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[241] ¿HAY EN MEXICO ESTADO DE DERECHO?

 

Felipe Díaz Garibay

 

Columna "Una voz en el silencio", semanario "Noticias Cuarto Poder" de Sahuayo, Michoacán, México, domingo 22 de mayo de 2016.

 

 

 

El tema del “Estado de Derecho” es uno que, en el caso concreto de México, el “país de las delicias” donde todo es posible, donde violar las leyes y la Constitución es costumbre y es tradición, está siempre en la trama del discurso político pero más del oficial. Podría aseverar, con toda certeza, que en el 90 por ciento de las intervenciones públicas tanto de servidores públicos de alto nivel, como de los integrantes de los Congresos tanto Federal como locales, hablar del “Estado de Derecho” es algo que bien parece ya un argumento que sólo busca justificar lo injustificable, defender lo indefendible.

 

Pero preciso es no confundir “Estado de Derecho” con “Estado de leyes”, que se da en cualquier dictadura o despotismo.

 

El Estado de Derecho implica un gobierno que proteja en la vida cotidiana, no sólo en las leyes escritas, los derechos fundamentales de todos: vida, propiedad y libertad, y castigue a todos los que los violen. 

 

En México tenemos una pirámide jurídica poco usual, es un derecho demasiado específico, hacemos y tenemos leyes para todo y, podríamos decir, que estamos frente a un esquema jurídico muy rígido, admirable en cualquier democracia avanzada, que bien pareciera ser muy rígido en su aplicación pero que, en la vida diaria, demuestra todo lo contrario.

 

En una democracia, lo ideal es que la justicia sea capaz de dar a cada quien lo suyo; pero ello sólo es posible, sin caer en el caos y de que cada quien la trate de hacer por propia mano, es el esquema ideal dentro de un Estado de Derecho.

 

Cuando un gobierno protege los derechos de unos y permite su violación a otros por su posición social, ideología, raza, grupo político o credo, no hay Estado de Derecho. Y cuando el gobierno es el primero en violarlos hay dictadura o despotismo y en eso algo se parece nuestro sistema.

 

En México tenemos una Constitución contradictoria, por un lado protege los derechos fundamentales de los ciudadanos y por otro los limita y esquilma mediante un exceso de impuestos y reglamentaciones. Contiene derechos, como el de trabajo, vivienda y educación, que pueden interpretarse demagógicamente como que el gobierno tiene la obligación de darlos, cuando esos derechos consisten en que las autoridades respeten que yo trabaje, viva y me eduque donde y como quiera.

 

Los derechos se respetan y reconocen, no los otorga, reparte ni regala un gobierno.

 

Para hablar de un Estado de Derecho debe haber una autoridad que castigue a quienes lo violan. Si por incapacidad un gobierno no restituye los derechos violados, como es el caso de la propiedad o la libertad, no hay tal. Tampoco hay Estado de Derecho cuando se permite que un ciudadano o grupo busque restablecer sus derechos violados por propia mano.

 

En un Estado de Derecho la autoridad o gobierno tiene el monopolio de ejercer la violencia para restablecer la paz y aplicar la justicia. Cuando permite que alguna persona o grupo, con la excusa de restablecer sus derechos violados, ejerza violencia sobre los presuntos violadores, no hay Estado de Derecho. Cuando un grupo actúa violentamente para vengar una injusticia, no podemos hablar de justicia ni de un Estado de Derecho.

 

Estado y Derecho no pueden existir por sí mismos, el uno necesita del otro, porque los dos se armonizan y complementan. Así como el Derecho se encarga de dar las leyes lo mismo al pueblo que al gobierno, el Estado, a través de sus poderes públicos, se encarga de cumplirlas y hacerlas cumplir. Como un Estado no puede existir ni funcionar de otra manera es, en consecuencia, un Estado de Derecho.

 

Estado y Derecho tienen un fin o meta común: el beneficio de la nación, que siempre debe ser la destinataria de la actividad estatal. El Derecho busca garantizar, entonces, que la finalidad del Estado no sea distinta, mucho menos opuesta o contradictoria, a la de la nación.

 

Para que esto se cumpla, cada ciudadano de este país debe cumplir y hacer cumplir las leyes, ejercer sus derechos y protestar ante la autoridad correspondiente, cuando considere que éstos no son respetados.

 

El estado de derecho, por cómo se le quiera ver, no es otra cosa que una situación en la que todos los ciudadanos, incluida la clase política, respetan la ley y son sujetos de castigos si no la siguen. Requiere separación de poderes, igualdad ante la ley, es un sistema equitativo de justicia y seguridad.

 

Así las cosas, apreciable lector, ¿tú cómo te sientes?

 

Nos vemos la semana próxima si la Gracia de Dios me lo permite.