[236] ETICA Y POLITICA
Parte 1
Felipe Díaz Garibay
Columna "Una voz en el silencio", semanario "Noticias Cuarto Poder" de Sahuayo, Michoacán, México, domingo 31 de enero de 2016.
El hombre es un ser libre, con capacidad de autodeterminación, es decir, capaz de obrar luego de una libre elección; esta elección se lleva a cabo como resultado de un conocimiento que define el carácter de una conducta, ya que está vinculado con una conciencia moral que aprueba o desaprueba un determinado acto. Pero hay que aclarar que tanto la moral, como el derecho y los usos sociales, forman parte de un todo mayor: la ética.
Hablar de ética, entonces, es hablar del bien y del mal dicen.
La ética no es una abstracción, es el otro. Cada acto está obrando directa o indirectamente sobre una vida: "Nunca se roba algo, se le roba a alguien". La moral en este orden de ideas hace referencia a aquellas pautas interiorizadas por el individuo quien se las autoimpone no como obligación sino como necesidad, por el simple hecho de provenir o formar parte de "lo bueno" o de lo que “la mayoría” cree que es bueno, o es lo mejor para todos.
El derecho, por su parte, es el conjunto de normas emanadas por un órgano competente; las mismas constituyen una prescripción, o sea la imposición de la voluntad de la autoridad normativa sobre la voluntad del sujeto o destinatario. Los usos sociales recogen comportamientos deseables y aprobados por una comunidad, es decir costumbres sociales y vienen a ser entonces normas consuetudinarias.
El hombre, por naturaleza, tiene la capacidad de perfeccionarse y de superarse día a día, por lo que tiende a alcanzar la plenitud y para llegar a tan preciada meta le es necesario vivir en sociedad; el ser humano necesita de los demás para construir un mundo o ambiente propicio en el cual alcanzar la plenitud, causa esencial de la felicidad. No hay otro camino, al menos no conocido hasta nuestros días.
Es por ello que el hombre necesita de la sociedad política, pues nada es pleno si no se comparte, confronta y comunica a los demás, ya que el bien es expansivo y, a la vez, comunicativo, esto es: "De nada sirve la sabiduría si no se la comunica mediante la educación".
El hombre se reúne en sociedad para el logro de un bien común a todos. El bien común no es el bien individual, no es la suma de la porción de felicidad de cada individuo integrante de una comunidad, pero tampoco es un bien que nada deba a las partes. Es la integración sociológica de todo lo que hay de virtud y riqueza en las vidas individuales, y que tiende a perfeccionar la vida y la libertad de persona de cada ser. No es utilidad solamente, sino fin bueno en sí mismo, sujeto a la justicia y a la bondad. Es el fin último de la vida social.
Así tenemos entonces que la política es la ciencia social y práctica cuyo objeto es la búsqueda del bien común de los integrantes de una comunidad. El bien común no es sólo la tarea del poder político sino también razón de ser de la autoridad política.
Por lo tanto, es el bien común el principio y fin ético de la política. Será bueno todo aquello que beneficie, tienda, acreciente o promueva el bien común. Será malo todo aquello que tienda a perjudicarlo, disuadirlo, disminuirlo, etc.
Es deber de todo estado democrático promover el bien general. Y es que el bienestar general se logra por medio de una auténtica justicia social cuya finalidad es obtener una más justa distribución de la riqueza entre todos los grupos sociales. En resumen, la naturaleza de un estado o de la sociedad política, es la búsqueda del bien común. El estado se desnaturaliza, es decir pierde su esencia, cuando se corrompe. Corromper, entre otras acepciones posibles, es alterar la forma de alguna cosa; así el estado corrupto ya no tiende al bien común sino que se desvirtúa transformándose al provecho de unos pocos.
Así las cosas. Les guste o no a muchos.
Según Aristóteles, definiendo las formas de gobierno, hay monarquía, aristocracia o democracia cuando el rey, una minoría o una mayoría gobiernan para el conjunto. Estas serían las formas naturales. En cambio hay tiranía, oligarquía o demagogia cuando un tirano, una minoría o una mayoría gobiernan para sí mismos. Estas serían las formas desnaturalizadas.
Pero de ello hablaremos la próxima semana si la voluntad de Dios nos lo permite. (Continuará)♦