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[228] SOBRE LAS CANDIDATURAS INDEPENDIENTES

 

Parte 2

 

Felipe Díaz Garibay

 

Columna "Una voz en el silencio", semanario "Noticias Cuarto Poder" de Sahuayo, Michoacán, México, domingo 15 de noviembre de 2015.

 

 

 

Hablar de las candidaturas independientes en estos tiempos podría resultar fascinante para quienes buscan acceder al poder público. Pero es preciso que se conozca no sólo el sentido de esta figura sino cuáles son en sí las ventajas y desventajas que ofrece, aunque es preciso aclarar que el mayor esquema de ventajas lo tiene en las democracias llamadas “avanzadas” donde se tiene claro cuáles son los sentidos de la representatividad y los mecanismos para darse esa representatividad. Parece sencillo pero no lo es.

 

Pero pasemos a ello y cuestionémonos ¿cuáles son las ventajas y las desventajas que se atribuyen a los candidatos independientes?, pero sobre todo ¿Cuáles las consideraciones que deberían tener en cuenta los aspirantes a participar a la sombra de esta nueva figura instituida en nuestro país?

 

Hablemos primero de las ventajas y en ellas encontraremos que este tipo de candidaturas tiene controles institucionales bajos, la agenda de alianzas que presentan u ofrecen es más pragmática, es decir, tiene más posibilidad de incorporar a gente de muy diversos orígenes; tiene una mayor espontaneidad, es decir, es más del agrado de la población en tanto cuanto genera expectativas amplias entre una población harta e inconforme y suele arrastrar consigo simpatías y apoyos importantes aunque ello depende mucho del perfil del candidato que se postula por esta vía aunque en general puedo afirmar con toda certeza que las candidaturas independientes suelen tener una base social más cercana a la población.

 

El candidato independiente puede pasar de ser un opositor testimonial a un opositor capaz de generar una alternancia; por regla general depende de recursos propios o de patrocinios que logra gracias al carisma que puede generar el perfil y desde luego los intereses que en torno a él se muevan que, desde luego, pueden y suelen ser diversos.

 

A menos que sea un disidente, el candidato independiente generalmente es una figura pública y puede contar con recursos propios, pero no es un político profesional, lo cual le genera la confianza del electorado; por ello tenemos deportistas, presentadores y otros candidatos propuestos por los partidos que comparten el escenario político con estos disidentes.

 

Pero no todo es o puede ser dulzura y el jardín de las delicias para un candidato independiente, y es aquí donde aparecen las desventajas que arrastran consigo y que preciso es referirlas.

 

Primero puedo decir que tienen una menor visibilidad. Tengo perfectamente claro que, como en el caso de México, cuando no hay condiciones equitativas de competencia electoral, los candidatos independientes tienen que pagar un costo más alto para entrar en las reglas democráticas y eventualmente acceder a los recursos.

 

En segundo término, hay que decir que la gente critica su pragmatismo úes no le queda muy claro cuál es su ideología pues se les oye hablar de todo y de nada; tienden a explotar la inconformidad popular pero a veces sin lógica política, se pierden en el planteamiento y, por ende, en el pronunciamiento y ya no digamos en el discurso; de pronto se convierten en los especialistas en todo pero en los tristes expertos en nada. Lo que sí es claro es que queda siempre la interrogante: ¿Qué es lo que proponen más allá de la retórica de los grandes conceptos y de las grandes demandas?

 

Una tercera desventaja, y creo que una de las más duras, es que la gente critica su falta de perdurabilidad, es decir, se presentan en una elección y si no logran entrar en el umbral de la votación requerida, desaparecen tan rápidamente como aparecieron o tienen que reciclarse en algún otro tipo de participación política.

 

Un cuarto inconveniente es que los candidatos opositores poseen una gran capacidad de chantaje, esta capacidad puede ser justamente vista como un elemento distorsionante por los partidos políticos quienes siempre dirán de ellos que solamente buscan algo, buscan un "hueso", un trabajo o algún otro tipo de prebenda; entonces no hablan seriamente de transformar o modificar el sistema político sino, más que otra cosa, encontrar vigencia dentro de los escenarios públicos.

 

La quinta desventaja se sitúa en el hecho de que desde la propia perspectiva social y de la opinión pública hay desconfianza respecto a sus recursos propios. ¿De dónde vienen esos candidatos que tienen tanto tiempo para dedicarse a la política? ¿Quiénes retozan detrás de sus existencias? ¿Qué manos mecen la cuna? Lo que sí me queda claro, y porque conozco infinidad de almas que se han movido por la urticaria de la política y de la noche a la mañana creen poder arribar a esos oscuros entornos a buscar posicionamientos, y conste que utilizo también los argumentos que utilizan por partidos políticos para desprestigiar a los candidatos independientes e incluso pronunciamientos de importantes sectores sociales, se dice son arribistas, inexpertos, no son profesionales, no conocen el tema de la política, son amateurs.

 

De obtener el triunfo electoral, el reto principal de un candidato independiente será saber cómo se institucionaliza, algo así como “… y si ganamos... ¿Qué hacemos?...” En el "qué hacemos" tiene el siguiente reto: o bien, adoptar las mismas formas institucionales que critica, o bien, iniciar todo un proceso de cambio y ruptura, de introducción de nuevas reglas de competencia, de visión, de proyecto de gobierno, etcétera, en lo personal apuesto por la primera opción pues será tanta su confusión debido a la falta de experiencia que su camino estará lleno de hoyos donde tapará unos mientras se destapan diez, jugando a pegarle y reventar el globo, gobernando con ocurrencias o, en definitiva, siguiendo los obsoletos esquemas que pudieron motivarle  a optar por seguir los caminos de la vía independiente.

 

Pero también hay otra cosa importante. Los candidatos independientes, por más que se presenten como sociedad civil, han enfocado una falsa línea de debate en relación con los partidos políticos, olvidan que éstos -los partidos- también son formas de representación ciudadana y una cosa es que éstos hayan sido la forma privilegiada para encausar la participación política, y otra que hayan dejado formar parte de la sociedad como de hecho está sucediendo, parece que olvidan que también son ciudadanos los miembros de los partidos políticos; por eso me parece -en lo personal- que hay un falso debate en México de atribuir todas las desgracias nacionales a los partidos políticos, cuando en realidad han sido la única opción -incluso para los opositores individuales- de acceder a mecanismos de rechazo o de denuncia o de modificación de las políticas estatales, que mal hayan hecho las cosas, que ya no se identifiquen con las causas ciudadanas, que responsan más a los intereses de grupo, es una historia que bien debe ser atendida en el debate real para procurar dar el énfasis necesario a formas de participación política que respondan de manera más efectiva a las grandes mayorías silenciosas.

 

Sin duda alguna la opción independiente se presenta como la panacea pero en democracias tan desgastadas como lo es la mexicana ha sido mal entendida y habrá de pasar mucho tiempo para poder llegar a resultados tangible, y me refiero al momento en que la ciudadanía se sienta realmente representada por quienes han optado por esta, para los mexicanos, innovadora figura de elección popular.

El tema central está entonces en qué es lo que hará un candidato independiente que ha ganado una elección, por qué líneas habrá de conducir su ejercicio público. De ello nos ocuparemos la próxima semana, en tanto les dejo un fuerte abrazo y todas las bendiciones posibles.