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Intervención en el Seminario “Diplomacia Parlamentaria desde la Cámara de Diputados” con el tema “Grupos de Amistad, Delegaciones Extranjeras y Relación con el Cuerpo Diplomático Acreditado en México”, organizado por la Comisión de Relaciones Exteriores de la LX Legislaturadela H. Cámara de Diputados.
Auditorio del Edificio “E” del Palacio Legislativo de San Lázaro, México, D.F., miércoles 8 de octubre de 2008.
Organizado por la Comisiónde Relaciones Exteriores, el Seminario “Diplomacia Parlamentaria desde la Cámara de Diputados” tuvo lugar este miércoles 8 de octubre de 2008 en el Auditorio del Edificio “E” del Palacio Legislativo de San Lázaro.
En su calidad de integrante dela Comisión de Relaciones Exteriores, el Diputado Felipe Díaz Garibay fue invitado para participar con el tema “Grupos de Amistad, Delegaciones Extranjeras y Relación con el Cuerpo Diplomático Acreditado en México” alternando, en la misma mesa, con el Diputado Rodolfo Solís Parga del Grupo Parlamentario del Partido del Trabajo.
En su intervención, Felipe destacó la importancia de iniciar el tema que trata dejando claro los alcances del concepto “Política Exterior” a efecto de poder establecer hasta dónde y con qué elementos puede intervenir en éste el Congreso de la Unión.
Compartió experiencias producto de su encargo como Presidente del Grupo de Amistad México-República Dominicana y cerró describiendo su visión de la crisis actual, al respecto, dijo: Es “una crisis que ha hecho del mundo actual un agar sembrado de inconformidad y divergencias donde, en efecto, entre lo dicho y lo hecho existen vacíos abismales. Una crisis que ante su configuración, enmarcada en la equivocación y el desaliento, sólo espera ya la dura e inequívoca manifestación de la historia. Una crisis que ha hecho del mundo actual un agar sembrado de inconformidad y divergencias donde, en efecto, entre lo dicho y lo hecho existen vacíos abismales. Una crisis que ante su configuración, enmarcada en la equivocación y el desaliento, sólo espera ya la dura e inequívoca manifestación de la historia… Una crisis que replantea desde Maidanek, Treblinka y Buchenwald los horrores de la muerte en aras de la locura demoníaca de poder; que presupone, desde Hiroshima, la posibilidad y la probabilidad de la destrucción de la vida; que plantea, desde Nagasaki, el sometimiento de la ciencia a la destrucción; que corrobora desde Bosnia-Herzegovina el desaliento humano; que demuestra, desde Zaire y Somalia, el imperio de la carencia de valores; que nos reitera desde Nueva York y Madrid, el grado de desquiciamiento humano; que nos recalca desde Afganistán e Irak la urgencia de transformar al mundo; que nos reclama, desde Morelia, el urgente rediseño social de México. Una crisis que, desde nuestro propio país, donde teniendo los gritos y las querellas como nueva forma de diálogo político, nos confirma el agotamiento de la política”.♦