El presente módulo contiene una selección de entrevistas que
reflejan la línea conceptual y de
pensamiento de Felipe Díaz
Garibay
Entrevistas
[1] "Felipe, un nuevo concepto de la política". Entrevista realizada por el Profr. Raúl Amezcua Sánchez, Director del Semanario "Tribuna".
Parte 1, Publicada el domingo 7 de septiembre de 2003.
Hablar con Felipe Díaz Garibay, o mejor dicho con Felipe como prefiere que le llamen, es muy grato; en lo personal le trato desde hace ya varios años; le seguí de cerca desde su gestión en su calidad de Presidente del Consejo Electoral del Instituto Federal Electoral en Jiquilpan y durante su campaña político-electoral como candidato a la Presidencia Municipal de Venustiano Carranza y puedo referir de él innumerables aspectos que delatan en él una personalidad compleja e interesante. De mirada serena, paso ágil, casi siempre con un cuaderno de notas en la mano, un viejo reloj en la mano derecha, como único objeto cercano a él, su trabajo y la realidad de nuestro tiempo y un mensaje: la renovación conceptual de la política. Incansable como siempre, propositivo y constantemente meditabundo, sonriendo siempre aunque, a veces, con la mirada perdida en el entorno de su pensamiento; es normal, siempre reflexiona a cada palabra que dice y a todo cuanto escucha.
Ahora, retomamos su vida, porque Felipe Díaz Garibay es alguien con quien se puede platicar de cualquier
tema; su visión del mundo es otra y gusta mucho de ir al detalle de las cosas. A partir del primer domingo de junio del presente año reinicia su presencia en nuestro semanario (en realidad con nosotros colaboró de julio de 1991 a noviembre de 1996), y hemos visto que ha retomado sus proyectos, sus causas como él les llama; por eso quisimos entrevistarle en esta ocasión, porque sabemos ha tenido una vida de lucha, inquietudes y de servicio, en la que ha tenido que sortear múltiples obstáculos que le han dado carácter, madurez y, sobre todo, han incrementado en él esa gana de vivir la vida con plenitud e intensidad, característica ésta más acusada en su personalidad.
En indudable que sería difícil conocer a plenitud a Felipe a través de esta entrevista; pero esta vez nos ha hablado, de una manera muy reveladora, de temas que son en él –como siempre lo recalca- “causa” y “bandera de lucha”.
Buenas tardes Felipe, ¿podemos llamarte así? [se ríe y asiente afirmativamente], hasta ahora la vida te ha enfrentado a innumerables pruebas, a ser, como tú dices “testigo y actor de tu propia historia”, ¿qué recuerdos marcan tu vida presente?
No vivo de recuerdos, sino del efecto que el pasado tenga, o pueda tener, sobre mi vida presente; son pocas las cosas que traigo del pasado y las pongo frente a mí, como ejemplo y guía, entre ellas mi madre y algunas cosas y personas más, pocas no crea, las podría contar con los dedos de mi mano derecha; la vida me ha enfrentado a pruebas, pero ellas han sido experiencias invaluables que me han definido en muchos aspectos, sobre todo en el de creer o no creer en quienes me rodean, en quienes incluso han estado cerca de mi toda la vida, pero la gran mayoría de ellas son, para mí, pruebas totalmente ya superadas.
¿Superadas?, ¿en qué sentido?
Por lo que me han dejado en su momento. Siempre he encontrado respuesta a mis deseos, incluso los de participación política, que me ha sido negada en algunos espacios; pero ahora voy por otras cosas; si no hubiera superado lo difícil del pasado tendría temor al futuro y, eso, es lo que menos tengo.
Bien. Recientemente has dicho muchas cosas en tus colaboraciones en nuestro semanario; manejas una gran profundidad conceptual que nos confirma posees una convencida vocación por “lo tuyo”, como tú le llamas, ¿de qué estamos hablando?
Soy gente de causas, de profundas convicciones, sí, cierto; mi profesión, que ahora ejerzo desde una modesta posición dentro del Gobierno Federal me constituye un proyecto de vida; la actividad política la mayor de mis causas, no es improvisación; ambas cosas constituyen en mí razón de vida, razón de misión, de justificación, de cumplimiento; tengo una visión distinta no sólo de la política sino, sobre todo, del servicio público, los que practico y ejerzo, respectivamente, bajo una mística que retoma un nuevo concepto de hombre porque, entiendo, éste es necesario para enfrentar los impredecibles embates del incierto futuro que aguarda al mundo.
¿Nuevo concepto de hombre?
Así es. Desafortunadamente al hombre lo definen las relaciones de producción, concepto del que discrepo. En el contexto mundial existe la pretensa anomalía de intentar suplir al Estado por el Mercado, lo que veo muy lamentable; quienes propugnan esa nueva “forma de organización”, olvidan que el Estado entra a regular aquéllas relaciones donde la inequidad lacera a las sociedades y la relación Mercado-Sociedad no es tan equitativa e igualitaria. Hoy es preciso ir a la esencia de todo y redefinir al hombre bajo otras líneas de pensamiento, no precisamente sustentadas en el mercantilismo; vale la pena ir al rescate de los aportes de la filosofía política y la ciencia política, para tener visiones más humanas del propio mundo en el que el hombre, claro, juega un papel central.
Hablas de razón de vida, cumplimiento y misión; definir estos conceptos en el ámbito político, no es tan común; tu trayectoria ha sido, podríamos decir que completa, llena de vivencias, experiencias al lado de grandes personajes de la vida nacional, si hicieras un resumen de ella, ¿qué aspectos han influido de manera determinante en la formación de esa especial forma de ver no solo las cosas, sino la vida misma?
Esta pregunta me significa el resumen de muchas cosas, en efecto. Yo inicio mi desarrollo profesional, en la práctica, a los 20 años de edad, aún sin haber terminado mis estudios universitarios, al lado de un gran personaje, cierto, de la vida nacional. Silvia Hernández, quien podríamos decir salva mi carrera universitaria, me representa un gran ejemplo de vida; de ella recibí una gran enseñanza, esa que solo la encuentras en la alta escuela política; he tenido varios “jefes” si se les puede llamar así pero para mí han sido verdaderos maestros. Octavio Campos Ortíz, con quien colaboro en estos momentos, es, además de la Senadora Hernández, el segundo que en mi vida ha dejado profunda huella; ambos, en sus respectivos campos de acción, una en la política, otro en el campo de la comunicación social donde es verdadera autoridad en la materia, han sabido brindarme los elementos suficientes y necesarios para forjar un carácter, una forma de ver la vida, de ejercer el servicio público y de tener templanza; ha habido otras figuras que he tenido cerca y que me han constituido enseñanza, puedo referir entre ellos a Beatriz Paredes Rangel y Sergio García Ramírez.
Tu estancia actual en la capital del país, ¿la ves como proceso de formación y enseñanza?, ¿exilio?
Mientras pise este planeta, jamás sentiré el frío del exilio, éste tiene otra connotación; me gustaría, sí, trabajar para mi Estado, indudablemente; desafortunadamente en Michoacán hay pocas oportunidades, los círculos políticos son muy cerrados, muy compactos y parece que no les gusta mucho la gente pensante.
¿Piensas mucho?
Procuro usar de la mejor manera la mucha o poca materia gris de mi cerebro y enfocarla a lo trascendente, jamás a lo trivial.
¿Sientes que en Michoacán no se te han dado las cosas, las oportunidades?
Siempre he creído, a la par del Gran Maestro, que nadie es profeta en su propia tierra, o al menos no todos, aunque a mí sí me aplica la reflexión; yo salgo de mi pueblo, de Venustiano Carranza, Michoacán aclaro, a los 18 años en busca de oportunidades; la vida me las dio en la capital del país, a la que siento “Mi Ciudad” como dijera el maestro Guadalupe Trigo; en corto tiempo, en ella encontré oportunidades innumerables: de formación, de vida, de proyección, en fin; eso es lo que muchas “hienas” jamás me van a perdonar, pero ese sí no es mi problema, creo que para ellos y ellas debe ser muy difícil ser tan infeliz, no es mi caso; yo soy feliz a cada paso, con todo lo que hago y lo que tengo que hacer en el futuro próximo. Nunca es tarde para reiniciar los caminos, Michoacán necesita mucho trabajo y ya llegará el momento de las propuestas a mi Estado. Aunque he de aclarar que mi idea del servicio es universal, estoy cierto que por el hecho de haber nacido, grande es el compromiso que tengo no sólo con mi municipio, mi Estado o mi país sino con la propia comunidad mundial; en mi no caben los tabúes de los colores, las fronteras, los visados, himnos o banderas.
¿Cómo percibes tu Estado?
Inscrito a la problemática nacional; considero que no debemos engañarnos con el atractivo encanto provinciano de muchos de nuestros pueblos y ciudades; es un Estado con profundas carencias; con permanencia de problemas de hace varias décadas; lo percibo con un estancamiento y un atraso verdaderamente lamentables, y digo lamentables porque bien pudiera tener otras condiciones; ha faltado visión por parte de nuestros gobiernos, quizás voluntad política; he visto crecer a entidades vecinas, por ejemplo Querétaro, que en no más de dos décadas se ha encaminado por un desarrollo significativo; creo valdría la pena retomar las experiencias ajenas para impulsar, verdaderamente, el potencial dormido que tiene nuestro Estado; en Michoacán, hace falta instrumentar políticas públicas, en todos los órdenes, con una visión más humana; ojalá que este gobierno de alternancia, en su momento, me haga pensar lo contrario.
¿Crees que México, en sí, es un país con profundas desigualdades?
Efectivamente. Y lo que es peor percibo una desconfianza ciudadana hacia todo “lo público”, bien sean autoridades gubernamentales o partidos; y no es para menos; en México opera, desde hace innumerables lustros, una desigual distribución de la riqueza y de oportunidades a los mexicanos, es un país desigual en muchos órdenes; aclaro que no es un problema privativo del actual régimen a quien le quieren endosar todos los problemas nacionales, imagínate que lo responsabilizan hasta de “resolver” el problema estudiantil de 1968, y de la posterior “guerra sucia” de los setentas, eso es irracional, en qué mente cabe eso. Pero el problema mexicano sí es uno inscrito en una problemática mundial donde convergen múltiples intereses y múltiples proyectos alternos también y eso hay que tenerlo siempre presente. Pero nunca es tarde para las acciones, siento que México se encuentra en la disyuntiva de resolver de raíz muchos de sus problemas o decaer en una crisis difícil de resolver. Falta compromiso y verdadera vocación por México en muchas de nuestras autoridades y representantes, tanto en el Poder Ejecutivo, como en el Legislativo y el Judicial; mientras continúen las prácticas políticas sectarias difícilmente podremos ver un México distinto.
Continuará.♦
Fotos: Ramiro Chávez/Raúl Rodríguez Juárez.
Publicada en el Semanario “Tribuna” de Sahuayo, Michoacán, el domingo 7 de septiembre del 2003.