[1] Intervención en la ceremonia de toma de posesión del Lic. David Chávez Fernández, como Presidente Municipal de Venustiano Carranza, Michoacán.
Venustiano Carranza, Michoacán, México, 31 de diciembre de 1983.
Honorable Ayuntamiento;
C. Lic. David Chávez Fernández, Presidente Municipal de Venustiano Carranza;
Señor representante del Ing. Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Gobernador Constitucional del Estado de Michoacán;
Honorable Presidium;
Amigos todos:
El Municipio ha constituido y sigue siendo en la realidad nacional mexicana, una institución profundamente arraigada en la idiosincrasia del pueblo, en su cotidiano vivir y quehacer político. Nuestra historia es rica en sus manifestaciones pues lo encontramos ya delineado en los calpullis de los Aztecas, en las organizaciones tribales de las culturas mixteco-zapotecas y en los clanes de la adelantada civilización Maya.
Fue la base política de la conquista desde la fundación del Ayuntamiento de la Villa Rica de la Vera Cruz en 1519.
El Municipio indígena compartió con el español, de profundas raíces romano y visigóticas, la prolongada época colonial; existió en las etapas de la Independencia y de la Reforma; perduró, aunque desvirtuado por las negativas actuaciones del prefecto o jefe político, durante el régimen porfiriano; y, devino como decisión fundamental del pueblo mexicano en el “Municipio Libre” en la Constitución de 1917.
En el Constituyente de Querétaro, motivó apasionados debates cuando pretendió establecer desde el punto de vista constitucional su autonomía económica y política, traducidos en el texto del Artículo 115.
El Municipio está definido en la Constitución Mexicana como base de la división territorial, la organización política y administrativa de los Estados de nuestro país. Sus acciones están reguladas por nuestra Carta Magna, por las Constituciones estatales, por las Leyes Orgánicas Municipales de cada Estado; y está administrado por un Ayuntamiento de elección popular directa, el que se reúne en sesión para analizar y resolver los asuntos más urgentes del Municipio a través de acuerdos y disposiciones que aprueben por mayoría de votos.
A raíz de la Revolución, nuestro país tomó como forma de gobierno la República Federal. De acuerdo con nuestra estructura política, el sistema federal se integra a través de un esquema formado por los tres niveles de gobierno: Federación, Estados y Municipios.
La política económica establecida a la fecha, ha pretendido fortalecer estos niveles de gobierno para que puedan cumplir con su objetivo primordial, que es la prestación eficaz y oportuna de los servicios públicos elementales.
Es evidente, que nuestra práctica política dio al federalismo una dinámica centralizadora que permitió durante una larga fase histórica multiplicar la riqueza, acelerar el crecimiento económico y el desarrollo social y crear centros productivos modernos. Pero hoy sabemos bien que esa tendencia ha superado ya sus posibilidades de tal manera que la descentralización se ha convertido en una grave limitante para la realización de todo proyecto nacional.
En el crecimiento centralizador se genera un círculo vicioso; la desigualdad en el desarrollo hace que se produzca un flujo migratorio de recursos humanos, materiales y financieros de las zonas menos desarrolladas hacia las zonas más desarrolladas. En efecto, hoy en día, los municipios se enfrentan a numerosos problemas para cumplir eficazmente sus funciones, lo que ha traído como consecuencia la pérdida de su dinamismo económico, político y social. Estos problemas son generados por el enorme desequilibrio regional y por el proceso de centralización de las decisiones y de los ingresos públicos.
Uno de los problemas sociales fundamentales que aquejan al país es el bajo nivel de vida de la mayoría de sus habitantes. La explicación de dicho problema se liga directamente con la centralización de la actividad económica y de los recursos humanos y materiales en unas cuantas regiones, lo que a la vez ha propiciado el abandono y el atraso de otras, en su mayoría rurales. Sin embargo, aunque el problema se agudiza en el campo, tanto en los municipios rurales como en los urbanos existen grandes capaz de población cuyas condiciones de salud, vivienda, servicios públicos y educación, son deplorables.
La solución a los problemas municipales del país pasa, evidentemente, por un proceso descentralizador que sea capaz de restituir al Municipio su autonomía económica y política.
El establecimiento de una verdadera autonomía municipal, ha sido aspiración histórica del pueblo de México.
Cuando el Presidente Miguel de la Madrid recorre el país con el sano propósito de que el pueblo se exprese abiertamente, encuentra en la consulta popular la aspiración legítima de la Nación que reclama intensificar propósitos y acciones para dinamizar el rumbo del país. En este marco se encuadra la iniciativa de reformas y adiciones al Artículo 115 de nuestra Ley Suprema que viene a renaturalizar al Municipio mexicano, otorgándole mayores facultades en lo político, en lo jurídico, en lo económico y en lo administrativo.
Con el Plan Nacional de Desarrollo 1983-1988, se establecen las estrategias más importantes para hacer frente a los problemas económicos del país. En él, se reúnen los instrumentos con los que cuenta México para hacer frente al reto del futuro, que deberá encontrar a una nación fuerte, con una economía sana y equilibrada que haya podido erradicar las causas de inestabilidad, sentando las bases de lo que será la nación en el futuro.
En este Plan, se plantea además la necesidad de dar más vigor al Municipio, pugnando por su autonomía, fortaleciendo su economía y adecuando, conforme a su potencial, los vínculos más efectivos con los gobiernos Estatal y Federal. El fortalecimiento de la capacidad financiera municipal se logrará mediante diversos apoyos económicos a programas específicos, así como dando impulso a su capacidad recaudatoria de acuerdo a las prioridades estatales.
El sentimiento democrático, es palpable en las consideraciones expuestas. La democracia, al igual que la política, se conciben como el entendimiento entre gobernantes y gobernados, como la relación continua entre éstos.
La democracia valora y permite la diversidad de corrientes ideológicas, es decir, hace posible la diversidad de corrientes políticas que luchan por ganar el consenso popular; requiere pues, la formación de una mayoría y reconoce la función de las minorías. En ella no solo se admiten las coincidencias sino, también, las divergencias.
La política no se hace a gritos, y menos aún con la crítica infundamentada e injusta. La política como tal, tiene como base y punto de partida la realidad misma; realidad que remontada a la historia, retoma el pasado como experiencia, experiencia que nos ayuda a corregir errores; retoma el presente como el momento oportuno para aplicar lo corregido y preciso; y, el futuro, para tener una visión de lo que en realidad queremos ser, del rumbo que habremos de tomar y de los objetivos que deseamos alcanzar.
La política no es un juego electoral simplemente; no es un mecanismo en busca del poder; menos aún sirve para cumplir los designios de un hombre o de un grupo o de una clase; la política tiene designios morales más elevados. La política –sobre todo la democracia- parte del principio filosófico de establecer un nuevo sistema de vida.
En la política no sólo se gobierna, también se administra, se guía, se conduce y se atienden los intereses y necesidades generales no sólo de la comunidad política, sino también del pueblo, pues éste deposita su confianza en sus dirigentes en el momento mismo de elegirlos; y es precisamente en él –en el pueblo- donde reside la soberanía. En la política, no solo deben expresarse las exigencias, las demandas deben considerarse como algo merecido.
Los cambios no se dan de la noche a la mañana, y menos aún los sociales; éstos se dan siempre en el momento histórico preciso. Cierto es que el pueblo, como centro medular de todo sistema político se inconforma y como tal se manifiesta.
El actual régimen ha basado su política en la consulta popular, en el sentir del pueblo, en sus necesidades y prioridades básicas; cierto es también –y es innegable- que el país atraviesa por uno de los momentos más difíciles de su historia, ahora más que nunca, la participación ciudadana es imprescindible, es necesaria.
Aunque cada región del país tiene características muy propias, la problemática mexicana, es también la problemática del Estado de Michoacán, lo es por consiguiente de Venustiano Carranza. Son afectados, de esta forma, los tres niveles de gobierno dado que coexisten en interdependencia constante.
Michoacán, con sus 113 Municipios, es una tierra de contrastes; es un Estado rico en recursos naturales, humanos e históricos. Pero que nadie se engañe con la relativa prosperidad o el discreto encanto provinciano de algunas de nuestras ciudades; la marginación que se observa en algunas zonas del Estado, sobre todo en la región de la montaña o “Meseta Tarasca” es, podríamos decir, difícil de combatir, aunque yo diría que no imposible de vencer.
Un factor crítico para el desarrollo de Michoacán, no sólo en sus aspectos económicos sino sobre todo sociales, es la inadecuada infraestructura de comunicaciones y transportes; este elemento es condicionante del desarrollo económico y social, así como del político.
Los liderazgos dictatoriales o autoritarios que aún prevalecen en algunas zonas del estado y en otras regiones de la república, son consecuencia de la incomunicación y la falta de cultura que padecen todavía importantes núcleos de población. Bien sabemos que cuando a los pueblos se les comunica, cuando se les permite tener contacto con el resto de su entidad y del país y, en consecuencia, cuando se les facilita el acceso sobre todo a la educación, este fenómeno se aniquila.
Yo, no creo en los liderazgos dictatoriales o autoritarios sino en un liderazgo democrático que surja de la voluntad de las mayorías, que se ejerza con el respaldo activo de las mayorías y que sirva al interés de las mayorías. Es decir, en un liderazgo cuya legitimidad derive de sus orígenes, de sus medios y de sus fines últimos.
En Michoacán se apoyó decididamente el impulso a la Reforma Política, como parte del proceso de democratización integral que postula el gobierno del Presidente Miguel de la Madrid. Los resultados se ven reflejados en un mayor índice de participación de la oposición en la vida política del Estado.
A pesar de este avance, la injerencia de los partidos minoritarios en la vida política de Michoacán tiene un carácter circunstancial y su labor de proselitismo se apoya, fundamentalmente, en la explotación de la inconformidad popular, derivada de la carencia de servicios públicos y satisfactores básicos.
Para cerrarle el paso al oportunismo político, es necesario que prediquemos con el ejemplo, que haya pues una congruencia entre el decir y el hacer; que los aciertos ajenos no se finquen en nuestros errores.
Venustiano Carranza es también Michoacán, cabe mencionar los logros que se han tenido en últimas fechas, como ciudadano que soy de esta comunidad, agradezco y felicito a las autoridades correspondientes.
No obstante, nuestra gente aún tiene grandes necesidades; tres años a mi consideración, son insuficientes para servir en la medida que todo ciudadano responsable y conciente quisiera; el ser humano emprende, cumple y sirve, siempre en la medida de sus posibilidades. Invito a la ciudadanía a que se ubique y sepa entender tal situación.
La economía de Venustiano Carranza, se basa fundamentalmente en la agricultura, el ingreso per cápita de la gran mayoría de los campesinos es realmente bajo y en muchos casos no le permite subsanar sus necesidades básicas. El campesino sostiene una verdadera lucha con los fenómenos climatológicos con el fin de que sus siembras se logren para, así, al menos, obtener el sustento diario; en muchos casos las cosechas son tan raquíticas que se destinan al autoconsumo y jamás tienen la oportunidad de salir al mercado, evitando, así, que el campesino tenga ingreso económico alguno.
Los problemas que hoy vive el campo mexicano son complejos y difíciles, pero tienen soluciones viables. La alternativa es vigorizar la organización campesina y hacer cumplir los proyectos de la reforma agraria integral. Ningún país del mundo se ha desarrollado sin antes resolver su problema agropecuario.
Señor Presidente Municipal:
Vivimos tiempos de cambio y reto; de crisis interna y externa; de incertidumbre; de competencia aguda y desordenada entre diversos países, algunos por mantener hegemonías, otros por sobrevivir y la mayoría por encontrar una posición en la nueva configuración internacional en gestación, que les permita subsistir como entidades soberanas y apoyar su desarrollo económico y social.
El país se encuentra en un momento decisivo para la historia nacional; está de por medio el destino de la nación. De lo que hagamos o dejemos de hacer depende nuestro futuro y el de las generaciones que nos sigan.
México tiene fortaleza interna para superar la adversidad. La historia nos muestra como en los momentos difíciles los mexicanos hemos sabido anteponer el interés general de la nación sobre cualquier interés particular o de grupo.
Nuestro sistema político ha sabido, en los momentos decisivos, plantearse los problemas con realismo y honestidad y reconocer las fallas con espíritu de autocrítica, estableciendo las condiciones para superarlas.
He dicho que los cambios son plausibles, he dicho también que la política se dirige, se encauza y se cumple; es en esta línea y en esta dirección, que invito a las nuevas autoridades que junto con usted hoy inician su gestión en este Ayuntamiento, para que sepan administrar, dirigir, impartir justicia y ante todo entender a nuestra comunidad.
Sostengo que la democracia se fortalece en la confianza y, Venustiano Carranza, la tuvo al elegirlos. Es preciso –y lo recalco- que haya una congruencia entre lo dicho y lo hecho; en 1983, la demagogia ya no tiene cabida. Estamos pues en una época en que la política exige cambios, exige también innovaciones. Nuestro Municipio es joven y la mayor parte de su población también lo es.
Invito a los jóvenes a tomar conciencia de nuestra realidad y postura como ciudadanos. Uno de los mayores desafíos del presente consiste en que nuestra sociedad sea capaz de integrar la fuerza creadora de las nuevas generaciones a las grandes tareas nacionales.
Invito a las mujeres a participar, a trabajar y apoyar de manera activa, indudablemente la incorporación de la mujer al proceso productivo contribuye a liberarla de sus servidumbres tradicionales y solamente su participación en los procesos políticos puede darle la conciencia y la dinámica necesarias para superar su condición.
Invito también a los maestros a que cumplan con eficacia y eficiencia su tarea formadora. La educación con sentido y alcance popular es palanca de la igualdad, de la democracia y del desarrollo.
Los años venideros son difíciles pero en ellos encontraremos las claves para alcanzar los objetivos que inspiran nuestro proyecto histórico.
Si trabajamos, si participamos, si educamos y formamos y sobre todo si nos identificamos como pueblo, no dudo que continuemos así, juntos, con nuestro proceso de desarrollo y tengamos con el paso del tiempo: un Municipio nuevo, un Venustiano Carranza fortalecido, un Michoacán son rumbo y un México fuerte.
Reciban ustedes mis más sinceras felicitaciones.♦