[196] LO QUE NO SON LAS ENCUESTAS
Felipe Díaz Garibay
Columna "Ventanas al Pensamiento", semanario "Vox Populi" de Sahuayo, Michoacán, México, domingo 6 de julio de 2014.
Estamos ya prácticamente en los umbrales de lo que será un proceso electoral muy intenso en todo el país pero, muy especialmente para nuestro estado, sí para Michoacán, donde por vez primera tendremos lo que se ha llamado “elecciones concurrentes” y sin duda alguna éstas habrán de representar un importante ejercicio en tierras donde, se ha dicho hasta el cansancio en los últimos días, la democracia “sufre un terrible secuestro”; pero ello no es nuevo, el secuestro no sólo de la democracia sino también de los partidos se ha venido remarcando de manera alarmante en las últimas dos décadas donde los llamados “grupos” por ejemplo en el segundo de los casos –reitero los partidos- han hecho lo que han querido con las estructuras partidistas.
Obvio es que el tema de las encuestas no tarda en cobrar auge para este proceso por la recurrencia que presenta en estos contextos, sobre todo en esas mentes no maquiavélicas sino más bien perversas que juegan con ese instrumento sólo en aras de sus ilegítimos intereses. Las encuestas electorales no son lo que parecen ser o lo quieren hacernos creer que son pues en torno a ellas circulan algunas ideas terriblemente equivocadas.
Las encuestas no expresan las preferencias de quienes son encuestados o “consultados”. Con mi experiencia personal puedo decir que a través de los años he tenido la oportunidad de hablar con toda clase de políticos y aparecen ahí los que se sienten halagados por los resultados de este ejercicio y otros más, muchos por cierto, que se enojan porque los resultados que arrojan les son adversos; ambas actitudes son erróneas ya que estos estudios reflejan simplemente lo que se encuentra a través de la investigación más allá de mis simpatías o antipatías. La encuesta, si se le realiza y si está bien hecha, no debe reflejar los sentimientos ni negativos ni positivos de los encuestadores.
Existe, a la par, otro error muy común entre políticos y periodistas y es que llegan a creer que la principal información que aporta la encuesta es “adivinar” el porcentaje de votos que obtendrá el candidato el día de la elección; creen, además, que ese porcentaje corresponde al que obtiene en la simulación; lo que no saben o quieren saber es que el resultado de esa pregunta es solamente un dato de los tantos que aporta la encuesta y que los números deben ser leídos por especialistas que saben interpretarlos; jugar con los números en el marco de la estadística dentro de las ciencias sociales es altamente enriquecedor si estos son reales pues aportan datos e información inimaginable. Muchos otros, los más también, creen que simplemente es cuestión de leer los porcentajes, pero quien se fía de la interpretación de una encuesta hecha por periodistas comete el mismo error que el que cuando se siente enfermo, entrega los resultados de sus exámenes de sangre y radiografías a la prensa para que le diagnostiquen, mayor error no puede cometer pues esos exámenes debe interpretarlos un médico.
Tanto para el político, como para el lector o el televidente, es más importante conocer las razones por las que los ciudadanos están votando de determinada manera, la dirección en que se mueven, los efectos de los hechos políticos, los aciertos y equivocaciones de cada uno de los actores en la campaña electoral, que saber lo que ocurriría si las elecciones fueran el día en que se aplica una pregunta.
La encuesta electoral es como una foto que sólo tiene sentido si se puede imaginar cuál es la película de la que forma parte. La sociedad en general y los medios de comunicación, en particular, creen que lo importante es que la encuesta adivine el futuro. Algunos medios de comunicación proponen la realización de verdaderos concursos: veamos cuál encuestadora se acerca más a los resultados finales con la mayor anticipación posible. Este es otro error. Hay varios problemas para que las encuestas cumplan con ese cometido pues la mayoría de ellas cometen importantes sesgos en los datos y muestras que manejan.
Hay un aspecto importante que debemos considerar, y que parece muchos políticos olvidan y es que en los procesos electorales latinoamericanos muchos ciudadanos se mantienen indecisos hasta el final. En la mayoría de nuestros países, y sobre todo en el nuestro, sí en nuestro querido México, debido a la conducta de los liderazgos partidistas la lealtad partidista es baja y los votantes muy volubles. Nuestras sociedades son enormemente heterogéneas y en todas nuestras ciudades hay zonas difíciles de encuestar por su peligrosidad. Pretender que una encuesta adivine los porcentajes de una elección es absurdo y que lo haga con semanas de anticipación es también poco lógico.
Los resultados de una encuesta son más aproximados mientras menor es la distancia entre la fecha de la encuesta y la de la elección. Cada nuevo día es un espacio para lo imprevisto. Algunos candidatos guardan sus peores ataques para el último momento y a veces logran alterar a los votantes. A las únicas encuestas a las que se les puede pedir una mayor precisión es a las “exit poll”, encuestas hechas en la puerta de los recintos electorales.
Otro aspecto que pasan de largo las llamadas “figuras políticas” es que finalmente hay un voto escondido que no aparece en las encuestas y que respalda a candidatos enfrentados totalmente a un sistema. Es el caso de los llamados “Out Siders” de los cuáles tengo la intención de hablar en fechas posteriores. Los encuestados en esas circunstancias mienten y los números de las encuestas fallan.
Las encuestas ayudan a comprender la realidad, a establecer tendencias, a analizar lo que ocurre dentro de un proceso electoral, a ganar elecciones elaborando estrategias, pero no para adivinar el futuro.
Lo que sí me parece grave es que quieran muchos, los más perversos claro, supeditar los procesos que impone la democracia a una mera encuesta, argumento que en nuestra región he escuchado de boca de esos que quieren las cosas fáciles y burlar la voluntad popular, sin tomar en cuenta que muchos también estamos ciertos de que las encuestas son como los bikinis, enseñan casi todo… pero ocultan lo esencial.♦