[189] LA NUEVA REPRESENTATIVIDAD. LOS PARTIDOS Y SUS CONTRADICCIONES
Parte II y última.
Felipe Díaz Garibay
Semanario "tribuna" de Sahuayo, Michoacán, México, domingo 22 de agosto de 2010.
Los últimos procesos electorales, y entiéndase en local de 2007 y el federal de 2009, por ejemplo, en su fase de movilización política en busca del voto popular, tuvo características muy especiales, muy similares a las de hace décadas.
Nada nuevo, de ahí el término “especial” para definirlo pues reflejó una seria contradicción que persiste entre nosotros, o mejor dicho entre nuestros partidos y es justamente el hecho de que casi todo ofrecieron esquemas que hicieron creer al electorado que todos son iguales, todos se dedican a criticarse pero son la misma cosa; estoy convencido de que el achatamiento de la política ideológica ha hecho que todos los políticos peleen por los mismos votantes y busquen controlar el mismo espacio centrista llegando, incluso, a crear diferencias artificiales entre la gente, inventando conflictos ahí donde no los hay.
¿El resultado?, una imagen de cinismo: los partidos son organizaciones de la ambición desnuda en donde no cuentan proyectos ni ideas, solamente el deseo de escalar las posiciones de poder.
Esa es la apreciación personal que me han dejado, en lo personal, los últimos comicios federales y locales.
La madeja está muy enredada y veo difícil deshacerla. ¿Acuerdos futuros?, el asunto está difícil y más en el preámbulo de la elección presidencial de 2012, está de más volver a resaltar los límites a que pueden llegar ciertas figuras públicas en aras de defender los intereses partidistas, verdaderos aquelarres tienen como escenario, nada más y nada menos, no solo en el Palacio Legislativo, al interior de los partidos políticos o en el desarrollo de las campañas políticas. Debemos tener presente que varias de las llamadas “bancadas” no están dispuestas a llegar a acuerdos pues no ganarían gran cosa con establecerlo. Muchos dirigentes partidistas creen, incluso, que les resulta más redituable seguir llenando de piedritas y piedrotas el camino de aquéllas iniciativas de verdadero alcance social pues ven en la parálisis de la presente administración el aumento de la posibilidad de que dentro de dos años recuperen la Presidencia de la República, esa es la misión que parece tienen muchos de quienes han llegado al Congreso de la Unión, por ejemplo, y del cumplimiento de ella dependerá, desde luego, las canonjías y premios que en lo futuro les den sus propias “organizaciones políticas”.
Las condiciones prevalecientes en el contexto legislativo federal de nuestro país, nos permite observar que en México el trabajo desarrollado hasta hoy en el Poder respectivo se contrapone, claramente y de manera obvia, al interés nacional.
En esas condiciones se busca el voto en México, y lo triste del caso es que muchos todavía tienen esperanza.
La política en México, no es la lucha por las grandes causas nacionales, es la lucha por la consolidación de hegemonías de grupo, y esto sucede, creo, en todos los partidos sin excepción alguna. No hace falta conocer el fondo de la olla, porque la olla ya se ha roto y ha quedado a la luz pública lo que en ella se cocina.
El abstencionismo manifiesto en varios de los últimos comicios dice mucho, podría decirse que es el más alto en 3 décadas (bueno hay que recordar que en antaño mas que votar prácticamente se inyectaban las urnas) y representan una llamada de atención de la sociedad mexicana a los partidos políticos.
Este “jalón de orejas” como pudieran llamarle muchos, no es precisamente al Presidente de México, claro que no, es a la generalidad de partidos políticos; es un llamado a revisar la forma en que se organizan las campañas, es un llamado a revisar el conjunto del sistema de partidos del país; con él los ciudadanos dejan claro que para conquistar la voluntad popular no se requiere, precisamente, de campañas tan prolongadas y de gastos tan altos.
Hacen falta tesis, cierto, pero también programas y propuestas de verdadero alcance. Hacen falta, también, los cambios en las actitudes y en las voluntades para inducir las verdaderas transformaciones.
Calidad en proselitismos y candidatos es lo que realmente se necesita, ¿lo entenderán algún día?
Algo nos falta hacer, evidentemente, no sólo a los partidos o a las autoridades electorales de nuestro país en cualquier nivel, sino a todos los mexicanos para continuar con la promoción de la participación ciudadana desde otros enfoques, con objetivos claros, con conceptos distintos de la esencia y la forma.
Lo cierto es que en todo esto, en las últimas elecciones, y me refiero nuevamente a los comicios realizados en los últimos años en México, ganaron los partidos, ganaron los candidatos, ganaron los grupos que los amparan, protegen y socavan, pero realmente ¿ganó México en esas elecciones?
Democracia no es precisamente “mayoría relativa” puesto que las relatividades en política no tienen validez alguna, y mayoría relativa no es precisamente el 50 por ciento más uno, así las cosas ¿quién representa a quién? A casi un siglo de haberse realizado, y precisamente en nuestro país, la primer gran revolución social del siglo XX, siento que nuestras perspectivas de crecimiento cívico, están prácticamente nulas, nadie se preocupa por inducir a las nuevas generaciones hacia la creación de un ciudadano menos incivil; lo que ha sucedido en los comicios pasados y sucederá en los futuros con toda certeza, no es otra cosa que la respuesta de la ciudadanía ante el dispendio económico empleado en las campañas “políticas”, que resulta insultante para un país de varios millones de pobres y lo que es más grave aún: aleja a la ciudadanía de las urnas en un país donde la gente parece estar acostumbrada a vivir, detrás de las urnas, la monarquía electiva; pero si algo es cierto, es que está enseñando a propios y extraños, poco a poco, las enormes desigualdades que vivimos… sí en México, en el país que ejerce en nuestros días, indudablemente, la ”democracia”… ¡más cara del mundo! y lo más delicado aún es que nuestros ciudadanos así lo quieren, a ello están acostumbrados pues en México los escenarios electorales son los propicios para todo, para la venta de las voluntades, para el dispendio, para el desorden.
Qué pena.♦