[182] A PROPOSITO DE LA FARMACODEPENDENCIA
Felipe Díaz Garibay
Semanario "El Vigía de la Ciénaga de Chapala" de Sahuayo, Michoacán, México, domingo 11 de julio de 2010.
Han sido muchas las sugerencia, aunque yo más diría que los reclamos, que me han formulado ciudadanos de esta región sobre el porqué no he analizado el problema de la fármacodependencia que, hoy por hoy, tanto flagela la integración familiar y el sano desenvolvimiento de nuestras sociedades.
Y quiero decirles que no ha sido por omisión premeditada sino más bien porque es un asunto que deja mucho que decir si lo analizamos solamente desde el punto de vista de sus efectos que es, prácticamente, desde donde han querido verlo siempre, al menos en nuestro país.
Pero también es porque el tema de la fármacodependencia es un asunto que, hoy por hoy también, requiere de otro tipo de explicaciones, que tiene que ver con temas como la expansión de propio problema, del fortalecimiento del proceso de globalización y, sobre todo también, la carencia de esquemas educativos con verdadero sentido y alcance social y cívico.
Lamentablemente hay pocas organizaciones y esquemas que orienten y prevengan verdaderamente sobre este terrible mal y le llamo así, coincidiendo con otros puntos de vista, porque sus efectos y consecuencias son verdaderamente alarmantes.
El problema de la farmacodependencia es un mal que aqueja a todas las sociedades modernas; y es así porque por lo general el desarrollo y la carencia de él son causas que bien conducen a los pubertos y adolescentes especialmente, o a cualquier otra persona de otra edad, a compenetrarse en el mundo de la drogadicción.
Pudiera pensarse que el tenerlo todo, es decir vivir en una sociedad de escaso nivel de desarrollo pudiera ser el medio ideal para que la conducta antisocial se presentara como una constante pero, contrario a ello, en las sociedades desarrolladas el problema adquiere formas tan graves como en las primeras. De hecho ellas son las que reportan el mayor número de consumidores. No podemos hablar de parámetros para definir cuáles son los entornos en los cuáles el problema es mayor o menor; lo importante es que existe y hay que atenderlo de manera seria y con visión prospectiva.
Sin embargo, múltiples estudios han concluido que la escasa formación en el terreno familiar y en el de las relaciones humanas son consecuencia primordial para que el individuo sea arrastrado por esta nefasta conducta.
No así, con dificultad podríamos establecer parámetros de análisis lo suficientemente sólidos como para marcar puntos clave en la definición del origen del problema.
Hoy quiero yo hacer énfasis en el entorno familiar y escolar que, para el caso de nuestra sociedad, son básicos en la descripción, análisis y diagnóstico del fenómeno de la drogadicción.
Pero estoy seguro de que hay muchos caminos por los que un muchacho puede llegar al mundo de las drogas como también muchas las señales que nos indican que el problema está presente.
En cuanto a los primeros, es decir los caminos, puedo definir los siguientes:
La curiosidad, que es la principal causa para iniciarse en el consumo de drogas. El deseo de saber qué se siente probar una droga, puede conducir a un joven a usarlas, sin saber que unos minutos de sensaciones extrañas lo pueden llevar a un vicio que le costará una vida de sufrimiento o hasta la muerte.
La insistencia de los amigos, que se presenta cuando los otros miembros del grupo de amistades presionan a un joven para que pruebe y consuma drogas, es posible que el muchacho acceda por miedo al rechazo de sus amigos. Esta es una forma frecuente de iniciarse en la farmacodependencia y otras conductas antisociales.
La rebeldía, que constituye un motivo importante para empezar a consumir fármacos; es el deseo de rebelarse contra las normas establecidas por la sociedad.
La evasión, que se presenta cuando la vida del joven no es satisfactoria por conflictos en su casa, en la escuela o en su trabajo, está propenso a recurrir a las drogas para huir de esa realidad desagradable. Este es uno de los entornos de mayor incidencia, por ejemplo, de personas adultas e incluso unas muy adultas.
Por último puedo referir, la búsqueda de una identificación sin encontrar respuesta que en nuestros días es causa común de inducción al mundo de las drogas.
Sea cual fuere el motivo o la razón, el fenómeno debe ser atacado de raíz. No hay momento para pensarla mas; hijos y padres, estudiantes y profesionistas, obreros, campesinos, todos por igual, deben ser convocados para responsabilizarse de la conducción y sano desarrollo dentro de sus propios entornos; es claro que los ámbitos familiares son fundamentales para la formación de símbolos distintos y, desde luego, la prevención de múltiples acciones antisociales.
En realidad, unos padres que dan cariño y atención a sus hijos, están poniendo un obstáculo contra la farmacodependencia, están creando importantes formas al interior del mundo interno del joven y otorgando seguridad a éste para que sepa distinguir entre lo bueno y lo malo que pueda ofrecerla su vida inmediata y futura.
Por ello es importante una relación de cooperación entre varias partes en el tratamiento del problema; padres, instituciones educativas, autoridades y organizaciones de la sociedad civil, en una estrecha vinculación, bien pueden constituir el escudo que puede apoyar de manera determinante en la prevención y erradicación paulatina del problema.
Si no hay un compromiso desde esta perspectiva, mejor dejemos entonces que el tiempo transcurra y el estilo y estado de cosas también.
En nuestros tiempos, es necesario empezar por darles identificación a nuestros hijos, hacerles saber que son importantes para nosotros, para la sociedad y para ellos mismos; hago énfasis en el diseño de un sano entorno mental que solo es posible cuando el niño o el adolescente tienen amor y con ello concluyo prácticamente esta colaboración.
Estoy cierto de que si los niños crecen con amor y seguridad, si tiene confianza para comunicarse con sus padres, con sus maestros y amigos más cercanos, si se sienten comprendidos, será difícil que busquen evadirse a través de las drogas que jamás será el camino para el logro de los tantos imposibles que a veces el niño, el adolescente y el joven visualizan en su propio mundo.
No cabe duda, y no descubro ningún hilo negro pero, el amor en efecto, lo mueve todo.♦