Discursos

[17] Intervención en su calidad de candidato del Partido Acción Nacional a la Presidencia Municipal de Venustiano Carranza, Michoacán, en el mitin de cierre de campaña en la Plaza Principal.

 

Venustiano Carranza, Michoacán, México, miércoles 8 de  noviembre de 1995.

 

 

Ciudadanía de Venustiano Carranza;

 

Militantes y simpatizantes del Partido Acción Nacional aquí presentes:

 

Sean mis primeras palabras para agradecer la distinción que me ha hecho el Partido Acción Nacional al postularme como su candidato, su primer candidato, y no el único en el futuro próximo, a la Presidencia Municipal de Venustiano Carranza.

 

Aquí, en nuestro municipio, nuestro dolido municipio, iniciamos una nueva etapa en la vida del Partido Acción Nacional; una nueva etapa que se ha caracterizado por el aprovechamiento íntegro del impulso adquirido en el pasado, para alcanzar nuevas metas y responder a las exigencias del dinámico Michoacán de nuestros días.

 

Difícil, bajo todo concepto, ha sido esta nueva etapa de Acción Nacional; por igual demandó sensibilidad, reflexión, estudio y acción ininterrumpida para conjugar el pensamiento que nos orienta con la realidad que deseamos transformar, dentro de la legalidad y por la vía que exige la pluralidad política mexicana. Contamos, sin embargo, con todo lo necesario para salir airosos en esta importante etapa en la que todo lo hemos hecho con la gana y el empeño que caracterizan la vida institucional de Acción Nacional; a pesar de los falsos pronósticos, del odio histérico de tantos y tantos que de manera frustrada nos han criticado, hemos podido quitar muchas máscaras y, en lo personal, he podido identificar los demonios que sueltos y acechantes circulan en derredor de este mi pueblo como lobos hambrientos, buscando con empeñoso afán, el convencimiento popular para arrojar su presa al vacío. Pese al afán de desacreditar, pese al nada legítimo empeño por disolver las filas panistas, pese a todo, hemos llegado al final de un principio.

 

Alta ha sido la enseñanza, y profundamente formativa; ahora disponemos de un rico legado que nos permitirá en lo sucesivo vencer o eludir los obstáculos y superar las dificultades, sin quebrantar la línea esencial de nuestro partido; sin caer en el disolvente oportunismo, con una receptividad amplia y propia de los partidos seguros de su función y destino, hemos incorporado nuevas ideas y adoptado nuevos métodos, nutriéndonos de la problemática misma de nuestro municipio para enarbolar nuestras banderas, para señalar nuevas metas y para proseguir con decisión y prudencia nuestro camino.

 

Como todo partido joven, el Partido Acción Nacional se enfrenta aquí, en Venustiano Carranza, al reto de la historia; seguro de lo que siempre hicimos en poco más de un mes de intenso trabajo político-electoral; me he convencido de lo altamente negativo que es para el desarrollo de los pueblos la presencia de aquéllos que obstinadamente se han petrificado en sus ideas y han perdido toda pasión verdadera por la política; de aquéllos que con alarmante vehemencia buscan enfrentar la razón con la violencia; entendamos que en nuestros días la violencia sólo apuntalaría el retroceso; por tanto, nuestro partido entiende que con la fuerza de la política podemos desterrar las causas que contribuyen a que se generen actitudes antisociales.

 

A quienes esgrimen ideas, podemos combatirlos con ideas, por eso nos rehuyen; hemos exigido respeto para nuestros adversarios, que no son nuestros enemigos puesto que son también mexicanos; aunque hemos luchado por ganar la confianza del pueblo, seremos lo primeros en reconocer su victoria cuando ocurra seguros de que ésta, más que un triunfo de nuestros adversarios, será la inyección de ánimo y fortaleza que nos habrá de impulsar día con día en el arduo camino que como partido nos espera.

 

Hoy, como candidato de un partido opositor con el que estaré hasta no convencerme de que en el mundo las cosas ya no tienen solución, sé que al igual que la historia de México no puede concebirse o entenderse sin nuestros antecesores ideológicos y quienes en aquél entonces se les enfrentaron, la historia actual tendrá que ser hecha por nosotros y los que en contra de nosotros estén.

 

Yo creo en el respeto para quienes pensando distinto a nosotros, a través de partidos políticos, nos disputan la confianza del pueblo; creo también en el respeto para aquéllos que, pensando distinto a nosotros, no han querido organizarse en torno a nuestras filas. Rechazo, por principio, la infalibilidad doctrinal o electoral; admiro la urbanidad en las relaciones políticas pues ella es requisito para la convivencia pacífica.

 

Como partido político, somos inflexibles en la defensa de las ideas, pero respetuosos en las formas, pues en política, frecuentemente, la forma es fondo; por ello contamos en todo momento con la experiencia de los viejos militantes de nuestro partido, aquéllos que como Manuel Gómez Morín, Manuel de Jesús Clouthier o Diego Fernández de Ceballos que, ahora, en este momento, seguramente de manera alterna conmigo levanta su voz en pro de la democracia ante una innumerable multitud en la ciudad de Morelia, han luchado y siguen luchando largamente y con ahínco por obtener mejores cauces, mejores tiempos, para este gran país que es México.

 

En esta campaña, en este ir y venir por el municipio de Venustiano Carranza, mucho he podido ver y constatar; mi equipo, mi corto pero eficiente equipo de trabajo, formado por gente humilde, gente de pueblo, gente de raigambre, ha sabido infundirme con su sencillez el valor suficiente del que tantos y tantas dicen que carezco; siempre he dicho que mi personalidad escondida, aquélla que pocos conocen, se caracteriza por un desafío a todo cuanto venga; se equivocan quienes han dicho a diestra y siniestra que Felipe Díaz Garibay es un miedoso y un cobarde; no le temo a sus escondidas pretensiones, temo más al reto de mi conciencia y ella está tranquila, siempre lo ha estado porque reconozco la profundidad de lo que en este tiempo, como testigo y actor de mi propia historia, tengo en mis manos; siempre he levantado la voz, en cualquier foro, por esas causas justas que en el mundo reclaman de simpatía y solidaridad; siempre he levantado mi voz, en medio del alarido insultante y el lamento desgastado de quienes han perdido la esperanza, en defensa de los pueblos oprimidos.

 

Sépanlo bien, propios y extraños, no le temo a nada y siempre he estado convencido de que cuando se muere por hacer historia, la muerte vale la pena.

 

Alguno de mis contrincantes manifestó, hasta el cansancio, que llegaría a la Presidencia Municipal aunque corriera sangre; yo quiero decirle a él y a quien también se le ofrezca, que la única sangre redentora que corrió por darnos enseñanza y forma humana y espiritual, corrió hace ya casi 2 mil años, las demás, si son por causas justas, son sólo gotas que retroalimentarán el río de liberación que pronto habrá de alcanzar al planeta Tierra.

 

Tienen razón quienes dicen que mi gente es “gente de abajo”, y por esa razón mi planilla es débil y poco significativa; yo les digo a esos de “sangre azul” que me muestren su pedigrí  y su constancia de estudios en el Palacio de Buckingham para poder convencerme de su frustrada “realeza”. Los Reyes, los verdaderos Reyes que hoy gobiernan a tantos pueblos del planeta, los que ostentan las grandes coronas, las de verdad y no de carnaval o festividades patrias, conocen de la sencillez y la humildad, conocen del talento y la disciplina, conocen de la amistad y muchos de ellos, también, pésele a quien le pese, saben reconocer también el cariño y el afecto que, en lo personal, este candidato, humilde y sin apellido como muchos dicen, les ha profesado a través del tiempo.

 

Yo creo en las campañas hechas para dejar huella histórica, no en los recorridos turísticos ni en las concentraciones acarreadas: mi campaña se dirigió siempre a los habitantes de cada comunidad y he de decir que nunca me falto auditorio, siempre me dirigí  a ellos con la palabra porque todavía creo en el discurso político y jamás delegaría yo esa facultad que Dios me ha dado de poder dirigirme a mis semejantes al claxon de un automóvil o una camioneta.

 

En esta campaña, austera y humilde, mucho he podido aprender. Ahora confirmo la desesperanza de mis conciudadanos, de los que en la  orfandad se encuentran y no tienen un techo con qué cubrirse de la intemperie e inclemencia de los tiempos, de los que se abaten en el hambre o la enfermedad, de los que esperan un final inmerecido por no tener un empleo.

 

Conozco de sobra las deficiencias en materia de servicios públicos existentes en los diez asentamientos humanos de nuestro municipio; del reclamo de la niñez y de los jóvenes que no tienen la posibilidad de acceder a mejores niveles de educación, cultura, deporte y recreación.

 

Sin embargo, aquí, todo dice haberse hecho y con tristeza palpo que este sistema político, en el que una vez creí e incluso al que me acerqué defendiendo la “democracia y la justicia social”, que aún ostenta como bandera de lucha, con tristeza hoy me convenzo que en sus 66 años, 8 meses y cuatro días de existencia, no ha sido capaz de responder cabalmente a una estructura social que cada día se desgasta más, a una estructura social que engañada espera todavía en la regalía o la limosna que lejos de aliviar sus males ahonda más su úlcera de inconformidad, a una estructura social que pronto, muy pronto, habrá de negarse ya, y rotundamente, a seguir siendo objeto de burla y manipulación.

 

Hace falta reorganizar a este municipio, en lo económico, en lo social, pero fundamentalmente en lo político que es la resultante de las dos primeras variables; hace falta inducir una conducción eficaz desde el seno del Ayuntamiento para responder a las expectativas y necesidades de la población de Venustiano Carranza.

 

Mucho duele ver la cara del campesino agobiado que ya no puede producir y sigue creyendo aún en la falacia del ejido; que sin orientación ni apoyo oportuno se debate en la disyuntiva de perder  no solo el pedazo de tierra que le legó Zapata sino incluso de desconocer la conciencia de clase no sólo de sí, sino que para sí debe tener; harta ver tantas escuelas en ruinas, y cansa aún más constatar que en otras tantas no existe el número suficiente de maestros para cubrir las necesidades comunitarias; frustra saber que muchos de nuestros conciudadanos no acceden a los servicios elementales de salud tato como constatar que a falta de opciones y expectativas muchos jóvenes caen en las garras de la drogadicción y el alcoholismo.

 

Hace falta impulsar una verdadera vocación municipalista en Venustiano Carranza, que sea capaz de revertir las viejas tendencias y conductas que tanto han dañado a la integridad social de nuestro municipio.

 

Propongo a la ciudadanía de Venustiano Carranza, un conjunto de tesis, una serie de líneas programáticas que serían nuestra directriz en el caso de que contáramos con su confianza y respaldo el próximo domingo 12 de  noviembre en las urnas. Por ello les convoco:

 

Por el respeto y plena vigencia de los postulados de la Constitución General de la República.

 

Por la creación y consolidación de una planta productiva y la generación de más oportunidades de empleo permanente.

 

Por la preservación y regeneración del patrimonio ecológico y el aprovechamiento integral de los recursos del medio rural y el abasto alimentario suficiente para la población.

 

Por la vinculación del sistema educativo con las potencialidades del desarrollo regional y no sólo municipal, así como la atención permanente a la calidad de la enseñanza y el fortalecimiento de nuestra cultura.

 

Por una transformación cualitativa de los niveles de vida que propicie buena salud y bienestar en la población y se apoye en la existencia de servicios médicos oportunos y adecuados.

 

Por la comprensión y respeto a la niñez y su atención prioritaria.

 

Por un compromiso de trabajo permanente, honesto y eficaz de los servidores públicos y el diseño de programas institucionales acordes a la realidad de nuestro municipio.

 

Por un trato respetuoso y accesible entre las autoridades y todos los sectores sociales sobre la base de una comunicación oportuna y constante.

 

Por el enriquecimiento de nuestra vida democrática, mediante la participación social en la planeación y concertación que aliente un desarrollo con equidad y justicia.

 

Comprometido con ese ideario, y sustentado en la doctrina del Partido Acción Nacional, partido visionario que lenta pero seguramente ha venido avanzando en la vida política de México al grado de gobernar hoy a más de 23 millones de mexicanos en Chihuahua, Baja California Norte, Jalisco y Guanajuato, es que pretendo alcanzar el triunfo electoral y, con ello, el mayor privilegio al que un ciudadano que ama a su patria chica puede aspirar: representar y conducir a su tierra natal.

 

Aspiramos a una conceptualización más amplia del desarrollo, a una percepción que conciba la existencia del todo, sin prever la inexistencia o mutilación de una de las partes. Aspiramos a un desarrollo del  hombre, como razón y sentido del ejercicio de la actividad política.

 

Conciudadanos, amigos todos:

 

La vida, ese cauce infinito de desventuras y sueños, enfrenta a los sujetos a circunstancias en las que se aquilata su dimensión y talla. Me corresponde, en el paso de este proceso electoral –porque la figura pública sólo se juzga por el alcance de sus actos y no por sus intenciones y propósitos-, acreditar si fui merecedor de la extraordinaria oportunidad de poner mis capacidades y disposición plena al servicio de m i pueblo. De dibujar un breve trazo en el colorido paisaje que es la historia de Venustiano Carranza como municipio, de sumar voluntades en torno a la unidad de nuestro municipio, de nuestro Estado y de nuestro país. Ofrezco decisión y entrega permanente, honestidad y reflexión constante, diálogo y comunicación con todos.

 

Sé, que la tarea de gobernar no es ejercicio solitario sino trabajo de equipo y capacidad de concertación.

 

Sé, que es vocación e sumar, no de restar o dividir.

 

Sé, que es responsabilidad, siempre indivisible, y actitud alerta para atender demandas y críticas objetivas.

 

Sé, pues, que la tarea de gobernar democráticamente, de democráticamente gobernar, es raíz y compromiso.

 

Hoy, las cartas están ya tiradas. Hoy, debemos entender que la vía violenta de cambio, que algunos propugnan con alarmante vehemencia, es un camino irreal totalmente alejado de cualquier orden jurídico y, en tal concepto, altamente pernicioso, cualesquiera que fueran sus resultados, lo mismo si deriva de las conocidas vertientes del golpismo o del cuartelazo, o de la dictadura militar, o del terrorismo, o de la asonada, o de la guerra civil y sus versátiles variantes; frente a esta alternativa de facto, la Reforma Política que en México debe instrumentarse, debe avanzar hasta ir al fondo de los recursos jurídicos para resguardar el Estado de Derecho.

 

Porque la vía pacífica está abierta por nuestro régimen de derecho, la lucha personal o faccional no ha de crecer al amparo del descontento popular, ni la tarea ideológica debe ser confundida con la autodenigración: precisamente porque en México tenemos partidos políticos con doctrina y acciones revolucionarias, por ello, precisamente por ello, deberíamos estar a salvo de la confusión y el desorden.

 

Evitemos ser un conglomerado social enflaquecido, debilitado, marcado por la penuria del recuerdo; evitemos a toda costa convertirnos en adrenalina con razgos dolorosos de conciencia y raciocinio. Hoy la verdadera política tanto como la verdadera religión son la búsqueda de la libertad.

 

Bienvenida la participación política, bienvenida la lucha electoral, pero sean también bienvenidas la paz y la concordia y la auténtica cultura política, aquélla que educa, aquélla que forma, no aquélla de destruye y desprestigia en suma la actividad política; sépase  bien que mientras no lleguemos a conocer y aceptar nuestras actitudes y aptitudes difícilmente podremos llegar a conocernos y mientras no nos conozcamos difícilmente podremos llegar al recto y justo concepto del hombre y sin él, jamás conoceremos el recto y justo concepto de la política.

 

Hoy, el mundo enfrenta todo  lo que jamás haya podido enfrentar en otros tiempos; hoy el problema mundial tiene una doble connotación: de índole tecnológica y de índole cultural; la primera porque la ciencia y la tecnología hoy se usan para la destrucción y la muerte y, la segunda, porque asistimos a una época donde se hacen presentes, de nueva cuenta y como en otros tiempos, las ideologías extremas.

 

Hoy, el político debe buscar la justificación y el reconocimiento; esa justificación y ese reconocimiento que sólo se ganan cuando hacer política nos eleva al servicio de nuestros semejantes.

 

Hoy, más que añorar el pasado, más que sentir nostalgia de lo que ya ha sido, el humano debe sentir nostalgia de lo que no conoce aún y que se encuentra inscrito en las líneas del impredecible futuro pues es, ahí, donde encontrará la respuesta a todo aquello que en el presente se cuestiona como resultado de ser actor en un pasado ya definido.

 

Hoy, aquí, sin grandes personalidades, ni grandes apellidos, que ni falta hacen cuando se tiene la gana y la pasión por la política, que ni falta hacen cuando se tiene la convicción de lo que se está diciendo, que ni falta hacen cuando se tiene la luz y la omnipresencia de El, de el Único, de el Todo, para el que no existen barreras ni ataduras mas si los designios porque como Señor y Dueño de la Creación todo lo hace pues para Él no hay equivocaciones; hoy, aquí, sin grandes personalidades ni grandes apellidos, entre gente sencilla, entre gente de pueblo, entre los míos para que mejor me entiendan, quiero decirles a ustedes que lejos de concluir una campaña política, lejos de decir “hasta aquí” a un proceso electoral, hoy inicia en mi vida un gran movimiento, una gran cruzada de alcances impredecibles; hoy culmina, sí, pero un principio cuyo fin quizás esté más allá de todo tiempo y todo espacio, más allá de cualquier frontera, en la búsqueda de una libertad y no precisamente electoral, sino una libertad entendida en términos universales.

 

Hoy, lejos de esperar una derrota, saboreo ya un triunfo porque he abierto la puerta a una liberación que trascenderá a la esencia misma de mi espíritu. Me acompaña la voz y el aplauso espontáneo, el local y no el acarreado y ensayado con premeditación, el grito jubiloso de tantas y tantos que gritaron vivas no solamente al Partido Acción Nacional, sino a esa libertad tan esperada y que ya está aguardando; esos alientos, esas voces, esos ecos, se suman ya en forma de energía a las tantos que habremos de escuchar en el ir y venir por el mundo en busca de un cumplimiento.

 

Conciudadanos:

 

Este domingo 12 de noviembre acudan a las urnas a votar, no se queden en sus casas, vayan a las urnas, voten por un verdadero cambio, si los convence la oposición, aquí está el Partido Acción Nacional; nosotros  no tenemos contubernios con ningún otro partido, menos aún hemos hecho “arreglos” con candidato alguno, no se dejen sorprender; amañadamente han tratado de desvirtuar nuestro trabajo, pero sé que no estamos solos, porque ni somos los que estamos, ni estamos los que realmente somos.

 

A votar todo mundo este 12 de noviembre y a defender su voto, no hay nada mejor que emitir un juicio contra los malos gobiernos en la urna, es ahí donde mejor se ajustan las cuentas; a votar sin temor alguno, el Partido Acción Nacional espera por sus sufragios, el Partido Acción Nacional espera por su valiente decisión.

 

Gracias por acompañarnos, que Dios los bendiga, estamos con ustedes.