[178] MUJER Y POLITICA, EL TABU QUE DEBE SUPERARSE
Parte III y última
Felipe Díaz Garibay
Semanario "El Vigía de la Ciénaga de Chapala" de Sahuayo, Michoacán, México, domingo 13 de junio de 2010.
Como decíamos en la parte anterior, mujeres destacadas las hay en todos los Estados y en todos los partidos, desde luego que en Michoacán ha habido mujeres destacadas a través de su historia pero pocas han sido reveladas en sus páginas escritas. Y recuerdo la presencia de Eréndira, la guerrera, que surca precisamente las páginas de la historia michoacana rompiendo con las estructuras sociales y exaltando la existencia de un pueblo que se resistió por la conservación de la raíz cultural.
En los ámbitos políticos sucede, como ha quedado ya establecido al inicio de esta serie sucede que en todos los parlamentos y congresos del mundo, la mujer no ocupa el número de escaños que debiera. Sucede de igual forma en algunos puestos de elección popular como son las gubernaturas que en nuestro país pocas oportunidades ha dado a la mujer.
Podría decirse que fallan los partidos al no postularlas, otros dirán que son ellas mismas las responsables de su abandono pues no se deciden a participar más en política y otros más, sostendrán que es el temor a ser descalificadas o tachadas con miles de cuestionamientos.
La sociedad mexicana es machista me queda claro.
Pero, además, es necesario reconocer infinidad de virtudes que poseen las mujeres y que bien pueden plantear y replantear la exigencia de su participación en política. Las grandes estadistas que han sido mujeres, han demostrado, aunque no sin críticas, ser mujeres fuertes y decididas. Ejemplos sobran, pero basten por ahora tan sólo tres: Margaret Thatcher, Golda Meyer e Indira Gandhi, ésta ultima a quien tuve la oportunidad de conocer en Nueva Delhi en 1984, poco antes de su asesinato, con motivo de la reunión cumbre de evaluación de la Iniciativa de Paz de los Cinco Continentes, signada por seis Jefes de Estado entre ellos Miguel de la Madrid de México y promovida por la organización parlamentaria Parliamentarians for World Order con quien tuve la oportunidad de colaborar siendo muy joven aún.
Cierto es que hablamos de mujeres de talla mundial, pero en nuestro entorno nacional y local también las hay. Ya he referido varias de ellas, y no podría olvidar a la Ex Senadora en tres ocasiones y ex Secretaria de Turismo, Silvia Hernández Enríquez, con quien tuve la oportunidad de iniciar mi desarrollo profesional y colaborar por 8 años de mi vida. A su lado recibí extraordinarias lecciones de vida que en los devenires políticos son determinantes en la formación del carácter pero más en la definición de las causas y que obvio en algunos entornos pisan cayos con las entendibles consecuencias.
En mi vida he tenido la oportunidad de tratar con extraordinarias figuras públicas femeninas de todas las nacionalidades; sobre ellas podría yo escribir páginas enteras sobre su personalidad y trayectoria. Una me forma políticamente y debo admitir que, en esencia, soy genio y figura y me siento orgulloso de ello.
El paso por mi vida de muchas mujeres políticas que hace llegar a la conclusión de que nos hacen falta más mujeres en la política, para que la dignifiquen, la humanicen y sensibilicen. Obvio que como hay hombres hay también mujeres pero en ellas destacan sensibilidades distintas que bien hacer de la actividad pública algo distinto, al menos es la experiencia que yo llevo conmigo.
Siempre he creído que la política no tiene por qué ser algo sucio e insensible. Debe ser digna, recta, ética y sumamente sensible a los problemas de la gente. Es el primer paso para poder ofrecer soluciones. La mujer nace con ese toque especial que le da su condición de fémina. Si a eso se añade una preclara inteligencia y una inclinación a escuchar a la gente, el resultado tiene que ser bueno.
¿Qué tan sensible no es la mujer, que tiene a su cargo la educación de los hijos, en forma preponderante? No es el hombre el que lleva en esa relación la mayor carga, ni las mayores oportunidades de influencia, sino la madre. Todos traemos una carga mayor de esa influencia para bien o para mal, aunque normalmente es para bien.
Pero la mujer lleva la nobleza en la sangre y fluye en ella de manera natural.
Sin embargo la participación de la mujer en la vida política de México es una carrera con obstáculos. Y serios obstáculos. Se puede afirmar que la participación de la mujer en los puestos de toma de decisiones dentro del sector público mexicano a lo largo de la historia ha sido incipiente, no obstante, aunque de manera irregular, la mujer ha avanzado hacia posiciones importantes de decisión en los últimos años, aunque sin llegar a aquellos puestos reservados sólo para "ellos".
En México, y porque lo he visto en vivo y en directo, en la lucha política, los hombres se olvidan de la galanura, la educación y la elegancia, y enfrentan a las mujeres de manera violenta y agresiva que, a veces, no es ni clara ni abierta. A la hora de la competencia entran en “juego sucio y con cartas marcadas”. Cierto de hay de hombres a hombres y de mujeres a mujeres, pero al menos existen ciertas reglas de convivencia que en política bien valdría la pena poner en práctica y observarlas en cualquier circunstancia y más aún cuando se trata de “lo publico”.
Pero decía yo que mujeres destacadas las hay en todos los rincones del país y también militantes de todas las siglas y colores y que desde luego era el caso del Partido Acción Nacional, donde se tiene claro que “no puede entenderse la historia de Acción Nacional y su trascendencia en la vida política de nuestro país sin la participación decidida de las mujeres panistas”. Y es que viene a mente justo ahora, en momentos cuando se avecinan ya los tiempos políticos en nuestro Estado, la importancia de considerar la extraordinaria oportunidad de que el partido en que milito –entiéndase el PAN-, pudiera presentar al electorado michoacano a una mujer como su candidata.
Y es el caso de Luisa María Calderón Hinojosa que bien podría venir a oxigenar un poco el enrarecido ambiente político del Estado, donde todo parece decidirse debajo de los escritorios, con una exacerbado secretismo que bien daña la vida política de la entidad, donde todo se da solo “entre ellos” y “para ellos” –y bien sabemos quienes-, sin ir más allá en presentar una propuesta con un toque de modernidad, con un discurso diferente y un temperamento también distinto.
A la maestra Luisa María Calderón Hinojosa la conozco de hace ya algún tiempo, puedo decir que desde 1995 año en que yo mismo fui candidato a la Presidencia Municipal de Venustiano Carranza y año también en el que el ahora Presidente de México fuera candidato a Gobernador del Estado de Michoacán. Hemos compartido desde entonces algunos espacios de participación política al interior de mi partido que bien me han convencido de que se trata de una mujer de definiciones políticas, con perfil, con trayectoria en su Partido y hecha en la lucha política, a prueba de fuego, característica solo de esos espíritus que tienen bien claro lo que implica interesarse por los asuntos públicos.
Vienen los tiempos, vienen las definiciones, y en los pasillos de la política estatal se escucha de todo y pueden percibirse las posturas mas encontradas, desde luego se comenta y plantea su género, su nombre y se refiere su apellido.
Hasta ahora podemos decir, respecto de estas tres cosas, a esas mentes asustadizas que cierran los ojos y oídos a la posibilidad de ver y escuchar el nombre de una mujer en el Gobierno del Estado lo siguiente: qué es mujer, extraordinario bien vale la pena que Michoacán pudiera tener una mujer como gobernadora y hasta ahora en materia de mujeres, no veo a nadie que no sea ella; que se trata de Luisa María, bueno la señora tiene perfil y carrera política y, a diferencia de muchos panistas, un trabajo político hecho en la calle, en la campaña, en la lucha por el voto, de cara al ciudadano, en la comunidad, en la tierra, en los caminos, en las veredas, en las carreteras, la he visto y lo constato porque lo he vivido junto a ella, y… pero que es hermana del Presidente de México… ¡Qué bueno!♦