[176] MUJER Y POLITICA, EL TABU QUE DEBE SUPERARSE
Parte II
Felipe Díaz Garibay
Semanario "El Vigía de la Ciénaga de Chapala" de Sahuayo, Michoacán, México, domingo 6 de junio de 2010.
Debido a estos factores, existen muchas mujeres que participan en la política y que se niegan a ser identificadas como feministas ya que ven limitadas sus oportunidades gracias a una postura de rechazo en un medio dominado por hombres, sobre todo en culturas exageradamente machistas como la mexicana.
Otro de los sistemas adoptados para garantizar la participación de la mujer, es el sistema de cuotas, que establece un mínimo de participación de la mujer en cargos de representación como también sucede en México.
Los simpatizantes de este sistema declaran que este es uno de los medios más adecuados para hacer efectivo el principio de la igualdad ante la Ley, ya que garantizan una presencia a mediano plazo en cargos de responsabilidad. Además, permite que las mujeres representen los intereses del electorado femenino ya que se encuentran más capacitadas para hacerlo, puede introducir una perspectiva de género en las políticas públicas y contribuye a acrecentar las oportunidades de otras mujeres en la sociedad.
Los opositores a este sistema argumentan que éste es discriminatorio en contra de los hombres, ya que lleva a cargos de poder a mujeres poco idóneas y, sobre todo, que es innecesario, dado que las mujeres pueden ascender por sus propios medios.
Los sistemas de cuotas pueden representar un punto de partida, pero de ningún modo garantizan el acceso al poder ni a la plena incorporación de la mujer a los asuntos políticos. Para ello, se deben acompañar de otras medidas, entre ellas un mejor financiamiento y mayor publicidad para las campañas electorales. Se debe superar las distinciones partidarias y de género para que el sistema sea realmente efectivo.
Existe otro medio de representación de los intereses de la mujer, como lo son las Agencias Estatales de la Mujer, las cuales proponen legislación, asesoran a otros ministerios respecto de políticas públicas que afecten a la mujer y abogan por sus intereses al interior del Estado. El poder institucional y la jerarquía de estos servicios es ampliamente variable.
La conformación de servicios de la mujer dentro del aparato del Estado ha planteado un verdadero dilema para las activistas del movimiento de mujeres. Muchas de ellas han asumido con entusiasmo la oportunidad de participar en el diseño y ejecución de las políticas de Estado, pero otras consideran que son los movimientos autónomos de la sociedad civil quienes mejor defienden los intereses de la mujer, argumentando además que es fácil cooptar a los servicios de la mujer y que las prioridades del gobierno de turno coartan la libertad de acción de sus integrantes.
Las Comisiones Parlamentarias, son otra manifestación de la organización de las mujeres, en donde diversos países conforman comisiones parlamentarias encargadas específicamente de discutir temas de interés, defender los derechos de las mujeres y realizar propuestas legislativas para dar marco legal a la protección del género y sus intereses.
La sociedad civil organizada es otra manifestación, y una de las más importantes en lo referente a la defensa de los intereses y derechos de la mujer, sin embargo ha sido víctima de una fragmentación debido a la incidencia de las ONG en donde se desarrolla un deterioro en la relación de las mujeres que se mantienen en contacto con el poder y los sectores populares.
Los obstáculos para la plena participación de la mujer en las democracias de América Latina se origina en la debilitada posición social de la mujer, en una visión tradicionalista de los roles de género, en los prejuicios y estereotipos culturales que se tejen en torno a ellos, y en la discriminación abierta.
La sociedad y los valores culturales enfatizan la importancia de los hijos y la familia, al tiempo que los planes de erradicación de la pobreza y desarrollo económico incentivan la entrada de la mujer en la fuerza laboral. Se espera así que las mujeres deban ser madres y trabajadoras a la vez, pero poco se hace por erradicar las prácticas que hacen extraordinariamente difícil compatibilizar ambos roles.
Estos obstáculos inciden directamente sobre la participación de la mujer en la política, ya que con el deber del cuidado de los hijos, los hombres tienen más oportunidades de participar en asambleas políticas y congresos partidarios, mientras que la mujer se ve en la obligación de permanecer en casa debido a que no existe un sistema de guarderías que le permitan a la mujer desarrollar ambos papeles.
Eso debe pasar ya a ser parte de la historia.
La presencia de la mujer en cargos de importancia política y alta responsabilidad ha aumentado progresivamente, sin embargo el proceso ha sido lento. En la medida en que la posición de la mujer tanto en la economía como en la sociedad, ésta podrá acceder a más y mejores puestos de poder, valiéndose por sus méritos.
Es el caso de Griselda Alvarez Ponce, quien fuera fuera una destacada maestra, escritora y política mexicana y la primera mujer electa gobernadora de un Estado en la historia de México, Colima, entidad que gobernó del 1º de noviembre de 1979 al 31 de octubre de 1985. De Beatríz Paredes Rangel, quien gobernara Tlaxcala del 15 de enero de 1987 y hasta el 14 de enero de 1992 siendo la primer mujer gobernadora de su Estado y segunda en la historia de México. De Dulce María Sauri Riancho, quien gobernara Yucatán en un interinato del 14 de febrero de 1991 al 1º de diciembre de 1993. De Amalia Dolores García Medina quien gobierna Zacatecas desde el 12 de septiembre de 2004 y habrá de hacerlo hasta el 11 de septiembre de 2010. De Ivonne Ortega Pacheco quien gobierna Yucatán desde el 1º de agosto de 2007.
Mujeres destacadas, con trayectoria y perfil, las hay en México y desde luego en Michoacán, las hay en todos los partidos y desde luego también en el Partido Acción Nacional, pero de ello hablaremos la próxima semana. (Continuará).♦