Publicaciones

[143] EL MEXICO QUE ESTA PENDIENTE

 

Parte V

 

Felipe Díaz Garibay

 

Semanario "Vox Populi" de Sahuayo, Michoacán, México, domingo 16 de marzo de 2008.

 

 

 

Causas de la polarización y soluciones alternas

 

Dadas las condiciones que priman al interior de las sociedades polarizadas, es preciso destacar que no es fácil curar de su fractura a las comunidades nacionales de los países polarizados. Donde esto ocurre, pueden pasar décadas, con sus obvias consecuencias, antes de que los grupos de interés que ejercen una influencia fracturadora se debiliten para que simultáneamente se fortalezca un gobierno central que goce del apoyo decidido de la mayoría de los ciudadanos. Es claro entonces que en las sociedades polarizadas los ciclos de consensos y disensos definen su vida diaria y se perpetúan de forma tal que en mucho tiempo no puede verse una salida producto de acuerdos y toda posibilidad de avance se ve seriamente truncada.

 

Algo similar pasa, lamentablemente, en nuestro país.

 

Actualmente en México no se están logrando los acuerdos para que puedan ponerse en ejecución las reformas pendientes. En la superficie el impedimento es un Congreso dividido en tres partidos y del cual no puede obtener el Ejecutivo las votaciones necesarias y las que se han dado han tenido detrás serios problemas.  En el fondo, son otros los factores que están impidiendo la aprobación de los acuerdos.

 

Existen en México muchas reminiscencias del pasado. Por años el país se gobernó con apoyo en la ideología de una Revolución que se libró contra una dictadura entregada a una oligarquía agraria y extranjerizante, una revolución que se tradujo en forma de gobierno y, al amparo de una institucionalización, no resolvió los problemas de fondo que aquejaban al país, ni siquiera a aquéllos que la motivaron Así, no son pocos los que todavía piensan en la conveniencia o posibilidad de un México aislado y de un gobierno paternalista que debe y puede resolver todas nuestras carencias. No me extrañaría que esta concepción fuera uno de los tantos elementos que están detrás de la oposición a algunas de las reformas pendientes.

 

El otro punto es el de los grupos de interés. Varias de las reformas que se encuentran en cartera significarán afectar a algunos de esos grupos, que por años se vieron beneficiados por la forma en que operó nuestro país.

 

Un tercer punto y quizá el más importante proviene de la mala distribución de la riqueza. Las graves carencias de una población pobre inducen a buscar soluciones de corto plazo a costa del mañana. Inducen a evitar el sacrificar algo del hoy por un mañana más promisorio, único medio hasta hoy conocido para lograr el desarrollo. Desgraciadamente a pesar de la buena voluntad de sus proponentes las políticas de sacrificar el mañana por mejorar el hoy terminan poco a poco por hundir más en la miseria a los que se trata de favorecer.

 

La última instancia que es preciso considerar es la carencia de un mecanismo eficiente de comunicación gubernamental que sea capaz de explicar a la sociedad, al detalle, los beneficios  que traería consigo el apoyar decididamente las reformas que se proponen y que bien traerían un país diferente.  Esto faltó desde un principio, y las buenas voluntades se diluyeron en el marisma del debate en un Congreso en el que varios partidos que escudándose en un concepto torcido del patriotismo, desde hace más de seis años, sistemáticamente se estuvieron oponiendo a estas reformas.

 

Indudablemente, el proceso habrá de ser nada fácil. Ahora más que nunca me queda clara aquélla tesis que moldeó mi campaña como candidato a Diputado Federal, sustentada en la urgencia de acercar el Estado al ciudadano; ese sustancial divorcio, nada nuevo por cierto, en nada ha redituado para la consecución de innumerables transformaciones al interior de muchas sociedades. Tampoco nada redituará en México y menos aún si no se le habla claro, y sin envoltorios, a la sociedad de la urgente necesidad de transformar, ya, a nuestro país si es que deseamos sobrevivir ante el vendaval que presupone el sistema internacional de nuestros tiempos. (Continuará)