Discursos

[13] Intervención en la Ceremonia Conmemorativa del LX Aniversario de la Elevación al Rango de Municipio Libre del Municipio de Venustiano Carranza, Michoacán, en la Plaza Principal.

 

Venustiano Carranza, Michoacán, México, domingo 5 de febrero de 1995.

 

 

Decreto Promulgatorio: “Estados Unidos Mexicanos. Rafael Sánchez Tapia, Gobernador Constitucional Interino del Estado Libre y Soberano de Michoacán de Ocampo, a todos sus habitantes hace saber que: El H. Congreso del estado se ha servido dirigirme el siguiente

 

DECRETO:

 

‘El Congreso de Michoacán de Ocampo decreta:

 

NUMERO 21.

 

‘Artículo 1º. Se eleva a la categoría de Municipio Libre la Tenencia de San pedro Caro que en lo sucesivo se denominará

‘MUNICIPIO VENUSTIANO CARRANZA’

 

‘Artículo 20. La comprensión del nuevo Municipio será:

 

‘SU CABECERA: Villa ‘Venustiano Carranza’.

 

‘TENENCIA: La Palma que se segrega del Municipio de Sahuayo.

 

‘HACIENDA: Cumuato e Ibarra que se segrega del Municipio de Vista Hermosa.

 

‘RANCHERIAS: La Sávila que se segrega del Municipio de Villamar; Pueblo Viejo, Cumuatillo y El Fortín, que se segregan del Municipio de Pajacuarán; La Palma, cerrito de Pescadores, Ojo de Agua y Las Higuerillas que se segregan del Municipio de Sahuayo y Las Víboras, Zanja de Pajacuarán, Zanja de Guarachita y Monte Ralo, que continuarán perteneciendo a la Cabecera del Municipio.

 

‘Artículo 3º. Esta Ley empezará regir desde la fecha de su publicación, quedando reformada en tal sentido la Ley de División Territorial del Estado.

‘El Ejecutivo del Estado dispondrá se publique, circule y observe.

 

‘Palacio del Poder Legislativo, Morelia a 27 de Diciembre de 1934.

 

Diputado Vice-Presidente, J. Jesús Colín. Diputado Secretario, Carlos González H. Diputado Pro-Secretario, Enrique M. Ramos. Rubricados

´’Por tanto mando se imprima, publique, circule y observe.

 

‘Palacio del Poder Ejecutivo.- Morelia, Enero 14 de 1935.

 

‘El Gobernador Constitucional Interino, General Rafael Sánchez Tapia. El Secretario General de Gobierno, Lic. José Alfaro Pérez”.

 

Honorable Ayuntamiento Constitucional de Venustiano Carranza, Michoacán;

 

Distinguidos invitados especiales a este encuentro conmemorativo del sexagésimo aniversario de la elevación al rango de Municipio Libre de Venustiano Carranza;

 

Apreciable concurrencia:

 

No tendría caso, ni sentido, conmemorar lo que ahora en esta tarde nos ha reunido aquí, en el centro mismo de nuestra población, dejando pasar de lado el hacer referencia al concepto y a la evolución histórica del Municipio en México y, sobre todo, al desarrollo que a través del tiempo ha tenido el nuestro.

 

Es gran acierto, de quienes han promovido las más importantes transformaciones de nuestra sociedad, plasmar en leyes su organización y funcionamiento como mecanismo apropiado para su desenvolvimiento libre, en un contexto cada vez más amplio en el que comparten los mismos valores y principios políticos. Esta fue la intención y el ánimo de los primeros constitucionalistas de México en su formación como República Independiente, cuando en la búsqueda de identificación y unión, resolvieron para nuestro país el federalismo, sistema integrado que busca el respeto de los intereses comunitarios, de las diferentes formas en que el pueblo estableció sus niveles de organización; ése es el más elevado significado histórico y socio-político del federalismo, forma de gobierno que encuentra en el Municipio la base de su funcionamiento y ejecución.

 

El municipio ha constituido una institución con profundo arraigo en la realidad nacional mexicana, cuya historia está colmada de sus manifestaciones pues lo encontramos ya delineado en el Calpulli Azteca, en las organizaciones tribales de las culturas Mixteco-Zapotecas y en los clanes de la adelantada civilización Maya; fue, en suma, la base política de la conquista desde la fundación del primer Ayuntamiento de lo que hoy es nuestro país: el de la Villa Rica de la Vera Cruz en 1519.

 

El municipio indígena comparte con el hispano la prolongada época colonial; existe en las etapas de la Independencia y de la Reforma; perdura durante el régimen porfiriano, aunque desvirtuado por las negativas actuaciones de los prefectos o jefes políticos así como por los caciques y, deviene como decisión fundamental del pueblo mexicano en el “Municipio Libre” en la Constitución de 1917, motivando en el Constituyente de Querétaro apasionados debates cuando pretendió establecer desde el punto de vista constitucional su autonomía económica y política, traducidos en el texto del Artículo 115 que lo define como la base de la división territorial, la organización política y administrativa de los Estados de nuestro país.

 

A 78 años de la promulgación constitucional que definió, entendió y aceptó al Municipio Libre, el establecimiento y consolidación de una verdadera autonomía municipal ha sido aspiración  histórica del pueblo de México. Hoy en día, existen serios atavismos que obligan al municipalismo, como corriente de análisis de la realidad nacional, a ubicarse en el estudio de dos conceptos afines pues ambos son sinónimo de libertad, participación y democracia: Municipio y descentralización.

 

El centralismo, oponente dialéctico de estos dos conceptos, es el resultado de vicios al interior de los sistemas políticos que demerita en gran medida el sentido mismo de la política como práctica cotidiana tendiente a consolidar la necesaria y obligada –justa diría yo-, intervención ciudadana en las decisiones colectivas. Sabemos  bien que en nuestros días cualquier tendencia centralizadora ha superado ya sus posibilidades convirtiéndose en una gran limitante para la realización de todo proyecto nacional; la centralización genera un círculo vicioso que se traduce en desigualdad al interior de los procesos de desarrollo.

 

El municipio que hoy conocemos, adoptado por el movimiento revolucionario iniciado en 1910 como una de sus instituciones básicas, no escapa a los efectos nocivos del centralismo; éste lo debilita y lo condena a su extinción. En nuestros días, es necesario reconocer que la solución a muchos de los problemas del país debe reconsiderar al municipio como punto de partida en su planteamiento y esquematización; esto es: dar vigencia plena a los postulados del alto rango constitucional que lo instituye como “célula básica” de la organización política y administrativa actual de la República.

 

No es posible pretender fortalecer, de manera cabal, una institución tan arraigada en nuestro proceso histórico con esquemas centralistas obsoletos que ahora constituyen tan solo factores de ineficiencia, sean concentración económica, política o bien cultural. El municipio mexicano precisa de un proceso descentralizador que sea capaz de otorgarle paulatinamente, y con profundo apego a nuestra forma de gobierno federal, su autonomía económica a la vez que la política.

 

Lejos de constituir una abstracción, la reforma municipal instrumentada en nuestro país, debe contemplar en sus fases posteriores, elementos que liberen a nuestro sistema federal de los graves atavismos centralizadores a que se encuentra sujeta sobre todo la vida política del municipio; debe constituir el antídoto idóneo para ese mal, tan lógico como el axioma que establece que la gravedad de la enfermedad determina, siempre, por sí misma, la dosis y tipo de medicina.

 

La acción descentralizadora de la reforma municipal no debe agotarse en los límites territoriales del municipio, sino proveer a las autoridades municipales de los elementos suficientes y necesarios, técnicos, pero fundamentalmente jurídicos, para que se conviertan en verdaderos promotores dinámicos del desarrollo de sus municipios, puesto que son ellos la instancia gubernamental más cercana a los sentimientos del pueblo mexicano.

 

El federalismo, en toda su dimensión, precisa del fortalecimiento municipal; estando fuertes los municipios, lo estarán también los Estados y, por consiguiente, la federación. México puede y debe crecer con la participación activa de la totalidad de sus municipios; sólo municipalizando podremos multiplicar la fuerza del desarrollo nacional; sólo descentralizando podremos concebir más claramente la democracia; sólo democratizando podremos definir el sentido mismo de una real “política moderna”, concepto éste que lejos de constituir ya una quimera debe traducirse en ese proceso permanente que exige la participación abierta, y libre de pasiones, en todos los ámbitos relacionados con nuestras sociedades actuales; sólo de esta manera podemos justificar el alto cometido moral y espiritual de la política, alejado de aquéllas falsas concepciones que la sitúan como un simple juego electoral, la lucha por el poder, o el sofisma de “el arte de gobernar”.

 

Señoras y señores; conciudadanos; amigos todos:

 

Vigilado por el “Cerro Grande” y la ribera del Lago de Chapala, nuestro municipio cumple hoy 60 años de vida institucional; ellos no son suficientes para configurar una historia acabada puesto que a ella debemos incorporar aquélla que hacemos día con día, ni para adjudicar a nadie el haber forjado un destino; sólo en tiempo, y para que no nos embargue el desánimo, será hasta el año 2354 en que podremos empatar el período comprendido entre la fundación del primer Ayuntamiento en 1519 con el momento en que el  nuestro fue reconocido como tal en 1935.

 

En 60 años de vida institucional podemos decir, con certeza, que lejos de halagos o diatribas, aquí mucho hemos hecho; con sentido de autocrítica percatémonos de que en Venustiano Carranza es más fácil caminar con el ejemplo que dando realce a la frustración.

 

Homenaje merecido han ganado seres humanos de talla que aquí han alternado con nosotros, y que han sabido que la lealtad a lo suyo es  uno de los valores que más distinguen al ser humano pues ésta es muestra de valía, de honradez y grandeza, es, al fin de cuentas, la unidad de medida ideal para calcular la talla y proporción del ser humano; me refiero a aquéllos que en las aulas han entregado, con probidad y esmero, su talento al servicio de la educación, como Gonzalo Sosa Correa, Juana Zendejas Solía, José Robles y María de Jesús Medina; a los cientos de mujeres que frente al metate han sabido forjar sus anhelos con entrega y sacrificio; a los campesinos que día a día con los arados, y a veces con el estómago vacío, luchan para hacer aún posibles los anhelos de Zapata; a los pescadores que incluso bajo inclemencias metereológicas hacen honor a nuestro Santo Patrón; a aquéllos que en busca de nuevos horizontes o para darles el pan a sus  hijos han tenido que cruzar las fronteras dejando su gente y sus recuerdos en busca de expectativas; a los niños y jóvenes estudiantes que en las aulas de clase se debaten por obtener la luz de la sapiencia; a aquéllos que han hecho de la caridad el instrumento ideal para acrecentar la fe y hacer renacer la esperanza como Melesio Espinoza, Jesús Romero Olivares y Luis Macías Valencia. Vaya también nuestro recuerdo a aquéllos que pusieron sus mejores afanes y que ya no están con nosotros.

 

Ante los tiempos que se avecinan, sea bienvenida la participación política, sea bienvenida la lucha electoral, pero sean también bienvenidas la paz, la concordia y la cultura política, aquélla que educa, aquélla que forma, no aquélla que destruye y desprestigia, en suma, la actividad política; sépase bien que mientras no lleguemos a conocer y aceptar nuestras actitudes y aptitudes, difícilmente podremos llegar a conocernos y mientras ello no suceda difícilmente podremos llegar al recto y justo concepto del hombre, de nosotros mismos y, sin él, jamás conoceremos el recto y justo concepto de la política, es decir, aquél que acepta que hacer política debe elevarnos, obligada y necesariamente, al servicio de nuestros semejantes.

 

Ante los nuevos tiempos, ante el advenimiento del nuevo siglo, convulso, porque en él se inicia un ciclo más de la historia humana, en municipios como el nuestro debemos dar lo mejor de nosotros para poder merecer el reconocimiento que sólo se gana cuando la conducta obedece a los actos, es decir, a lo que pregonamos con nuestras ágiles gargantas; cuando hay consecuencia entre la palabra y el comportamiento; cuando querer ser y estar principia, precisamente, por ser ejemplo,

 

En nuestro diario convivir, debemos entender que vale la pena, atendiendo a nuestras convicciones y naturaleza humana, cumplir con verdadera pasión de servicio los deberes que en lo sucesivo contraigamos con nuestro municipio, con nuestra gente: en la escuela, en el comercio, en los servicios, en el campo, en la representación popular, en la administración pública, en los hogares, en la liberación espiritual del hombre, e incorporar a nuestra forma de hacer las cosas otra forma de aludir a esa pasión de servicio: el amor a la creación y la oriundez de la que siempre debemos tomar enseñanza, raíz, que es esta tierra michoacana con lo que vale y abarca.

 

Como ciudadanos, evitemos ser un conglomerado social enflaquecido, debilitado, marcado por la penuria y el recuerdo de haberlo hecho todo y nada, de haber sido ejemplo o decepción; vale la pena buscar y encontrar la coincidencia partiendo de la divergencia; es posible, muy posible, hacer bien o mejor las cosas; vale la pena luchar vehementemente para evitar convertirnos en entes desconfiados, susceptibles, agresivos o derrotados y ser ante ello solamente adrenalina y mecanismos innatos de sobrevivencia, con restos dolorosos de conciencia y raciocinio.

 

Vivimos tiempos de escasez de recursos financieros, pero también vivimos tiempos en donde estamos descubriendo la abundancia de recursos humanos que pueden, no solamente compensar, sino superar la escasez de los recursos financieros, convirtiendo a los 2378 municipios del país en ejes y promotores del desarrollo.

 

Los mexicanos deseamos municipios que, de hecho y por derecho, estén más dotados de posibilidades políticas y administrativas, con mejores recursos para resolver cuestiones cuyo interés, para las comunidades del país, no está en duda.

 

Debemos impulsar la institución del Municipio Libre, otorgándole más facilidades y con ellas, más recursos, para que asuma su responsabilidad; de otra forma, el gobierno municipal se vuelve un ejercicio de frustración en vez de ser un ejercicio de gobierno eficaz.

 

El municipio es todavía un ideal incumplido de la Revolución mexicana. Es una de las formas de organización política y administrativa a la que no hemos podido dar la vida, el vigor y la trascendencia que debe tener.

 

La reivindicación municipal, fue bandera revolucionaria primordial.

 

México tiene capacidad y sus hombres dan la cara con presencia activa.

 

Somos afortunados porque el tiempo nos permite tomar conciencia de nuestra responsabilidad y determinación. Nosotros somos México y, México, es compromiso de todos.