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[124] LA IMPERECEDERA CRISIS DE LA ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS

 

Parte III y última

 

Felipe Díaz Garibay

 

 Columna “Palabras al Viento”, Semanario “Tribuna” de Sahuayo, Michoacán, México, domingo 6 de noviembre de 2005. 

 

 

Conclusiones Lamentables

 

Habiendo analizado la situación en que se ha desenvuelto la Organización de las Naciones Unidas en sus sesenta años de vida, considero pertinente dejar claro que el panorama no es nada halagador. Por el contrario es delicado si consideramos la esencia que dio vida a este organismo internacional.

 

Existen situaciones lamentables.

 

La Organización de las Naciones Unidas no ha sido una prenda de garantía suficiente ni el blindaje eficaz contra la agresión entre países, la intervención, el bloqueo, la guerra, la arbitrariedad y la corrupción entre muchos de sus países miembros, incluyendo a los países que podríamos decir han pertenecido al poco fortalecido club de los No Alineados (MONOAL) que bien podríamos decir que representan dos tercios en la Asamblea General y los cuales individualmente tiene un papel marginal en cuanto a formulación de políticas y participación y en su conjunto no alcanzan a representar algún peso específico en el ámbito político.

 

Con tristeza se puede observar en la actualidad que los grandes damnificados, producto del desarrollo histórico de las Naciones Unidas, y en donde se registra una colisión de legitimidades, continúan siendo la población musulmán árabe, el sagrado principio de la libre autodeterminación de los pueblos, y de paso los movimientos separatistas e independentistas nacionales del mundo que legítimamente buscar encontrar una posición geopolítica definida.

 

Es indiscutible que a partir de la creación de Naciones Unidas, el plano político adquirió una nueva dimensión aproximada cada vez más a la globalización; también lo es que obedeciendo a una prediseñada planeación estratégica, en detrimento del grueso de la humanidad, se ha aliado con los poderosos organismos globalizadores, que auspician el Nuevo Orden Mundial, en la consolidación de las condiciones y estructuras ajustadas a la fase de globalización que demanda el gran capital y que incluyen la implantación de un gobierno mundial único.

 

Ella misma se ha convertido en el punto de partida brindando el marco adecuado para ello. Y todas las tentativas hechas hasta su advenimiento, patrocinadas por ella están dirigidas a concretar ese objetivo (Véase la serie "Significado Histórico de la Globalidad", publicado en este mismo Semanario "Tribuna" en 6 partes del domingo 5 de octubre al domingo 9 de noviembre de 2003).

 

En otro rubro, la cadena de sanciones decretadas hasta el presente por Unidas contradice el concepto de seguridad humana difundido en la primera mitad de la década de los 90 por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), según el cual, el malestar social en el mundo en la forma de hambrunas, enfermedades, falta de infraestructura para proporcionar servicios médicos y educativos entre otros, constituye una amenaza a la seguridad internacional.

 

En vista a los planes futuros, es prácticamente un hecho que la llamada "reforma" de la organización que fue presentada en la reunión cumbre a efectuarse con motivo de su LX aniversario, la ONU termine convirtiendo a la OTAN (NATO) en su fuerza militar permanente y haga de la ampliación del Consejo de Seguridad una piedra angular destinada a la extensión y afianzamiento del proceso de globalización.

 

Los dos principales planos de reforma: el A, propuesto por el Secretario General y que se adecua a los intereses generales de las potencias, ó el B, propuesto por el embajador Norteamericano John R. Bolton, que se encamina más hacia la ambición hegemónica de los Estados Unidos de Norteamérica, tienen como denominador común conseguir alguna institución a los intereses contrapuestos de la población mundial en función del Nuevo Orden Mundial.

 

Es alarmante, porque resulta extremadamente ilustrativo y paradójico, que Naciones Unidas esté asignando a países la dirección de o la participación en misiones de paz en el mundo, sin comprometerse a acatar la Corte Penal Internacional buscando su inmunidad frente a violaciones a los derechos fundamentales y crímenes de lesa humanidad.

 

Está claro que la ONU demanda desde su interior imprescindibles cambios en el aspecto político, orgánico y operativo si pretende ganar legitimidad, pero por lo que representa, por su misma naturaleza, no es factible ponerla en práctica.

 

La mínima reingeniería que necesita debería, al menos, orientarse a los siguientes puntos:

 

1. Alcanzar una participación verdaderamente democrática, tendiente a preservar su proclamada igualdad, exenta de privilegios como el derecho al veto, y que predomina por encima de las decisiones de las potencias instaladas en su Consejo de Seguridad, instancia competente para velar por la paz y la seguridad en el mundo.

 

2. Que se dote de mecanismos efectivos que hagan cumplir por igual la Carta y sus resoluciones, en los términos expresados ​​en su artículo 25.

 

3. Que adopte como sancionable el uso por algún Estado de mecanismos de presión de índole político, económico, militar, buscando respaldo a alguna resolución determinada.

 

4. Superar su carácter de agregado de Estados con intereses hegemónicos propios en pugna, y con sus políticas de poder en busca de obtener o consolidar la hegemonía, elemento indispensable tendiente a allanar la búsqueda de un cierto equilibrio universal.

 

5. Que se incluya el desarrollo de los pueblos, esto es, desarrollo económico con equidad social, como un básico de los derechos humanos a cambio del sólo crecimiento económico oa cambio del ya históricamente obsoleto, equilibrio entre las potencias, otrora antagónicas.

 

6. Que establezca, con claridad meridiana, la diferencia entre pueblo y Estado para evitar afectar los derechos humanos de los pueblos con las intervenciones político-militares, la inclusión de contratistas (corporaciones mercenarias) insertados en “misiones” (en Bosnia, Croacia, Congo, Ruanda, Afganistán, Iraq, etc.) por parte de Estados, que como los Estados Unidos de Norteamérica contemplan entre sus planes el privatizar su aparato militar, como así que los embargos económicos que implemente dejen de afectar a los sectores más vulnerables ( Irak y Kosovo por ejemplo).

 

7. Que a cambio de limitarse a plantear demagógicas medidas universales tendientes a mitigar los efectos de la globalización, apoyando así este mismo proceso, asuma una posición realmente comprometida, favorable y de acompañamiento a los países emergentes frente a la voracidad de los países potencia asentados en la OMC (Organización Mundial del Comercio).

 

El ciclo vital de las Naciones Unidas parece bien agotado. La humanidad enfrenta en la actualidad un esquema de conformación de mega bloques económicos, políticos ó económicos de conjunto, de confrontación artificial de civilizaciones y de un mundo unipolar de potencia hegemónica global.

 

Ahora, debe dotarse de una estrategia de cuestionamiento político integral que rebase la mera crítica y rechazo hacia algunas de sus misiones, omisiones, resoluciones u organismos especializados o no tales como la Organización Mundial de Comercio (OMC), Fondo Monetario Internacional (FMI), o el Programa de las Naciones Unidas para la Fiscalización Internacional de Drogas (PNUFID), etc., de tal manera que consiga centrarse más decidamente en la apropiación de los problemas más generales de la humanidad y lograr así dotarse de un novedoso proyecto cuyo diseño refleje la realidad geoeconómica sobre la realidad geopolítica del mundo actual y en concordancia con esto, implemente, consulte y represente realmente los intereses mediatos e inmediatos de la población mundial teniendo como eje el desarrollo de los pueblos,más que del capital representado a través de la diplomacia de los Estados.

 

Difícil bajo todo concepto pero, hoy, vale la pena no solo cuestionarse lo expuesto en esta seria sino comprometerse de manera permanente por lograr, con la ONU o sin ella, un mundo más justo, más equitativo pero, sobre todo, más comprometido con las grandes causas de la humanidad.