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[123] LA IMPERECEDERA CRISIS DE LA ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS

 

Parte II

 

Felipe Díaz Garibay

 

Columna “Palabras al Viento”, Semanario “Tribuna” de Sahuayo, Michoacán, México, domingo 6 de noviembre de 2005. 

 

 

La relación con los asociados

 

La crisis en que se encuentra inmersa en la Organización de las Naciones Unidas, no atañe de manera exclusiva a sus aspectos internos. Indudablemente la relación con sus asociados observa serias controversias, profundos desacuerdos y, por ende, un panorama aún más desolador.

 

En cuanto a sus asociados la situación es delicada; ella está saturada por el desacato a resoluciones, medidas y reglas de la lista; no existe el efectivo control a los miembros de misiones; es infringido su código de conducta; prevalece entonces el fracaso de las misiones de paz y de las de ayuda humanitaria. Existen aspectos graves en el cumplimiento de las misiones, sobre todo cuando no se apropian de su función o que distribuyen, por ejemplo, medicamentos o alimentos no aptos para la salud humana.

 

A lastmas fechas se ha observado que la Organización de las Naciones Unidas, para su funcionamiento, por una estructura antidemocrática; puedo afirmar que se ha convertido ya en un dócil instrumento de las compañías multinacionales y de las élites políticas; contribuir a la desinstitucionalización de países; desconoce estudios científicos elaborados por sus propios organismos.

 

Sistemáticamente incumple metas y objetivos y, como consecuencia terrible, ha originado y reforzado conflictos y guerras. Pasemos al detalle.

 

 

Una explicación necesaria

 

Las Naciones Unidas, como organización mundial, se ha ido constituyendo en la mayor multinacional del poder político imperante en el planeta, toda vez que ha sido un organismo que a través de su historia ha ido asumiendo la función de sistema inmune del propio sistema capitalista en general frente a la amenaza independentista o anticapitalista y, para tal propósito, cuenta con un alto, generalizado y diversificado, nivel de consenso, al servicio de una élite que la moldea al tenor de sus propios intereses según el período histórico de que se trate.

 

En la actualidad, es obvio que está al servicio exclusivo del proceso de globalización que no es otra cosa sino la re-neocolonización –valga decirlo- que presupone un nuevo reparto del mundo, deviniendo así en un instrumento de dominio mundial al servicio de las grande potencias y de sus multinacionales que al final de cuentas manejan la economía mundial (transgénicos, de crédito como el BID, CAF, BM, FMI, etc.), que la controlan y utilizan para servir a sus propios intereses poniendo en entredicho su entereza y neutralidad, tendencia bajo la cual se perfila a erigirse en un Estado universal, en un supra Estado.

 

De manera lenta, casi oculta, despacio y con gran certeza de su actuar, ha ido incursionando en una cada vez mayor variedad de temas procurando definir, regular y controlar todas y cada una de las actividades humanas, agrupándolas en programas en los cuales utiliza personal que le brinda un ropaje intelectual cientificista y una seudo-legitimación científica desarrollando, también, un amplio y ambiguo arsenal teorético en temas políticos, económicos, militares, culturales, educativos, científicos, sanitarios y poblacionales –sólo por referir algunos-, impregnado de referencias con muchos vacíos y profundos desaciertos.

 

Dentro de su estructura, uno de sus seis órganos de control principal, el Consejo Económico y Social, controla las dos instancias que al interior se ocupan mayoritariamente de manejar los múltiples temas, los programas a menudo llamadas agencias y las organizaciones. Las organizaciones se diferencian de los programas en tanto que estas están sujetas a un tratamiento especial, son consideradas órganos “autónomos” especializados con membresía y estructura interna propia, las cuales trabajan para la institución y entre sí mismas y están bajo su coordinación.

 

En conjunto presentan una profunda contradicción: mientras unos refirman su voluntad de favorecer el progreso económico y social, así como el debido respeto a los derechos humanos, como el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización Mundial del Comercio (OMC) que son instituciones supuestamente técnicas y formalmente multilaterales, se colocan al servicio de los países más industrializados amparados en su cobertura legitimadora para generalizar la aplicación de políticas cuyos resultados son contradictorios con algunos de los objetivos establecidos en su entorno estatutario.

 

En otro orden de ideas, en las Nasiones Unidas el principal órgano, de carácter plutocrático, que es el Consejo de Seguridad, suplanta la Asamblea General; en él se encarna el balance de poder pues sólo participa, con carácter permanente, 5 potencias mundiales creyendo representar en conjunto los intereses de la humanidad (Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Gran Bretaña), dotados con el privilegio de poder de veto para invalidar alguna resolución en asuntos de paz; sus resoluciones son obligatorias en cumplimiento por encima de las resoluciones aprobadas por la Asamblea General formada por 189 países periféricos, débiles, sin poder militar y / o económico. En consecuencia no constituye un órgano de carácter representativo al no representar a nadie más que a sus propios intereses nacionales.

 

La Comisión de Derechos Humanos se haya integrado por gobiernos que en vez de estar interesados ​​realmente en preservar los derechos humanos, usualmente votan resoluciones animadas por intereses políticos o económicos de tal manera que los países peores violadores de este tipo de derechos consiguen allí protegerse a sí mismos y entre ellos.

 

Desde su creación, y hasta iniciado el Siglo XXI, la Organización de las Naciones Unidas no ha sido capaz de evitar ni un sólo de alrededor de 100 conflictos ocurridos en el mundo, en los que ha participado con múltiples operaciones de paz en misiones de distinto tipo y de los que se calcula perdieron la vida más de 20 millones de personas .. En cambio ha sido un organismo que se ha prestado al mal uso que se ha hecho de la legalidad internacional; que ha contemplado el desarrollo de más de una intervención militar (Granada en 1984, Panamá en 1989); que ha contemplado más de una treintena de evitables guerras internas, civiles, (Angola, Corea, Congo, Somalia, ex Yugoslavia, Sudán, Uganda, República Dominicana), y entre países (India contra Pakistan, Gran Bretaña contra Argentina en las Malvinas en mil novecientos ochenta y dos); que presenta problemas para interpretar fenómenos y conflictos (narcotráfico, pobreza, terrorismo, Uganda, Congo, Ruanda, Sudán); que ha mostrado su incapacidad e inoperancia crónica para evitar masacres étnicas en curso (en el campo de refugiados de Jenín, Palestina a principios del 2002, en la ex Yugoslavia y en el marco de contienda de Bosnia entre 1992 y noviembre de 1995, la masacre , por tropas serbobosnias, ejecutada entre el 10 al 19 de julio de 1995, en el enclave de Srebrenica, ciudad serbobosnia, etc.), y de masacres rotuladas amañadamente de étnicas (Ruanda, Tutsis contra Hutus en 1995) y en la República Democrática del Congo (en la región Iture de la provincia Kivu).

 

Ha sido una entidad incapaz de controlar efectivamente las acciones de los cascos azules y su personal civil, que goza de inmunidad general beneficiándose de ella cuando se encuentran ubicados en países en conflicto, donde es fácil el abuso de refugiados y personas de minorías vulnerables, toda vez que esta condición les ha facilitado involucrarse no solo en casos de abuso sexual, sino de contrabando de armas y de animales exóticos, de venta de combustibles en el mercado negro, de vandalismo en aviones, de no hacer nada mientras turbas saqueaban tiendas y hasta de participar en los saqueos.

 

En misiones de paz, pasadas y presentes los numerosos abusos sexuales, casos de pederastia, la explotación sexual y la prostitución, particularmente de menores de edad, y especialmente en niños estando bajo la condición de refugiados y que contravienen el código de conducta de la propia ONU que expresamente prohíbe a su personal ya los cascos azules, que pertenecen a las fuerzas armadas de los países miembros, pagar con dinero o favores por relaciones sexuales, así como mantenerlas con personas menores de 18 años, han sido su práctica generalizada.

 

En Naciones Unidas se incurre frecuentemente en incumplimiento en la aplicación de resoluciones tanto por parte de naciones en desarrollo como de potencias

 

En este tenor, bajo la situación en que la ONU no está muy bien equipada para enfrentar la lucha contra el terrorismo global ni en un país en particular, habría que añadir el que se incumplen exigencias contenidas en resolución tal como lo evidencia el incumplimiento por parte de 58 de entre 191 miembros, a la resolución antiterrorista del 2 de octubre de 2001 de informar hasta el 31 de octubre del 2003 al Comité la Lucha contra el Terrorismo (CLCT), sobre medidas y leyes nacionalmente sancionadas tendientes a combatir este fenómeno y restarle a este toda clase de apoyo.

 

Con suma frecuencia, actúa como un organismo verificador no imparcial por propia naturaleza, carece de medidas de fuerza eficaz tendientes a preservar la legalidad internacional, en hacer respetar las distintas resoluciones de convivencia mundial frente al desacato de algún país en particular: Rhodesia (por el apartheid), Suráfrica (ocupación de Namibia), Turquía (ocupación de Chipre en 1974), Ruanda (genocidio Tutsi), Camboya (elecciones internas), Israel (regreso a las fronteras en 1967). Y más recientemente por la coalición Estados Unidos-Reino Unido-Israel para perpetrar el ataque preventivo aplicado en Iraq y Palestina, respectivamente.

 

Como si esto fue poco, ha sido impotente para exigir a sus miembros el pago oportuno de las cuotas para su funcionamiento. En distintos ejercicios presupuestarios casi el 90 por ciento del presupuesto ordinario de la institución son cuotas pendientes que adeudan sus miembros. Y el aporte de Estados Unidos, sede de la organización que le ha representado el 22% del presupuesto hasta hace pocos años, presentó un atraso que alcanzó al monto de los mil millones de dólares. (Continuará)